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Lectio divina del Salmo dominical
Domingo XX del Tiempo Ordinario Año C: Profetas contracorriente. Jr 38, : Me has engendrado para pleitear para todo el país. Sal 39, : Señor, date prisa en socorrerme. Hb 12,1-4: Corramos con perseverancia en la carrera que nos toca. Lc 12,49-53: No he venido a traer paz, sino división.
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Señor, date prisa en socorrerme.
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Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito; Me levantó de la fosa fatal, de la charca fangosa; afianzó mis pies sobre roca y aseguro mis pasos.
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Señor, date prisa en socorrerme.
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Me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios
Me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios. Muchos al verlo quedaron sobrecogidos y confiaron en el Señor.
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Señor, date prisa en socorrerme.
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Yo soy pobre y desgraciado, pero el Señor se cuida de mí; tú eres mi auxilio y mi liberación, Dios mío, no tardes.
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Señor, date prisa en socorrerme.
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Lectio: Ahora leemos el salmo entero, despacio…
[1 Del maestro de coro. De David. Salmo.] 2 Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito: 3 me levantó de la fosa fatal, de la charca fangosa; afianzó mis pies sobre roca, y aseguró mis pasos; 4 me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios. Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos y confiaron en el Señor. 5 Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor, y no acude a los idólatras, que se extravían con engaños. 6 Cuántas maravillas has hecho, Señor, Dios mío, cuántos planes en favor nuestro; nadie se te puede comparar. Intento proclamarlas, decirlas, pero superan todo número. 7 Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído; no pides sacrificio expiatorio, 8 entonces yo digo: "Aquí estoy -como está escrito en mi libro- para hacer tu voluntad." 9 Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. 10 He proclamado tu salvación ante la gran asamblea;
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no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes
no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes. 11 No me he guardado en el pecho tu defensa, he contado tu fidelidad y tu salvación, no he negado tu misericordia y tu lealtad ante la gran asamblea. 12 Tú, Señor, no me cierres tus entrañas, que tu misericordia y tu lealtad me guarden siempre, porque me cercan desgracias sin cuento. 13 Se me echan encima mis culpas, y no puedo huir; son más que los pelos de mi cabeza, y me falta el valor. 14 Señor, dígnate librarme; Señor, date prisa en socorrerme. [15 Sufran una derrota ignominiosa los que me persiguen a muerte; vuelvan la espalda afrentados los que traman mi daño; 16 que se retiren avergonzados los que se ríen de mí.] 17 Alégrense y gocen contigo todos los que te buscan; digan siempre: "Grande es el Señor" los que desean tu salvación. 18 Yo soy pobre y desgraciado, pero el Señor se cuida de mí; tú eres mi auxilio y mi liberación: Dios mío, no tardes. Si quieres escuchar este salmo en hebreo, pincha aquí.
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Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio?
Según el P. Ramón Ribera, monje de Montserrat, y otros estudiosos, el orden de los salmos no se debe al azar sino que hay toda una estructura interna.
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Salmo 39:Acción de gracias y petición de auxilio.
Nuestro salmo se encuentra en la primera parte del salterio, dedicado a las súplicas a Dios, formada por los libros: 1º: salmos º: salmos Y 3º: salmos 72-88 Dentro del primer libro, el salmo 39 pertenece a un grupo de salmos llamados “mizmorim” (palabra que en hebreo significa “súplicas”) El tema que tratan es el hecho de sentirse pecador (salmos y 50), y la actitud de esperar en Dios y alabarlo (salmos 39-40). Salmo 39:Acción de gracias y petición de auxilio.
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Lectio: ¿Qué dice el texto?
El salmo 39 es un salmo mixto compuesto por una acción de gracias a Dios ante la asamblea por los beneficios obtenidos de Él en una prueba anterior (vv. 2-11), y una súplica de auxilio al Señor ante las nuevas desgracias que lo acechan (vv ). El salmo, en su conjunto, nos invita a la confianza en el Señor: “Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor”. Es Él quien ha librado al orante del “pozo del dolor.” El salmista está convencido que si antes Dios lo salvó, también en este trance lo salvará, ya que el Señor tiene que ser siempre salvador. En cuanto a la época de redacción, los estudiosos la sitúan durante el exilio ( a. C). El versículo 7 que nosotros lo leemos –siguiendo la versión del texto hebreo- como: “me abriste el oído”, es el versículo que el autor de la Carta a los Hebreos lee –siguiendo una variante griega- como: “me has preparado un cuerpo”. De este modo, se aplica este texto a Jesucristo en el momento de su Encarnación. Los vv son, en su versión elohísta, (es decir, que cambia “el Señor” por “Dios mío”,) el salmo 69.
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Meditatio: Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto
Meditatio: Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. Señor, date prisa en socorrerme. Hoy clamamos con Jeremías y con todos los perseguidos a causa de la Palabra. Cuando se es fiel al mensaje recibido de Dios es fácil que se produzcan oposiciones porque el profeta ve más allá mientras que los que escuchan se suelen quedar en lo inmediato… ¿Cómo reacciono yo ante la Palabra, la acojo aunque no la entienda en un primer momento, o la rechazo?
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Yo esperaba con ansia al Señor, Él se inclinó y escuchó mi grito.
Este salmo no sólo nos enseña a clamar al Señor en el peligro sino también a agradecerle su bondad y misericordia porque es Él quien nos saca de la charca fangosa y de todas nuestras tribulaciones y angustias. Cristo mismo tuvo angustia hasta que pasó por su “bautismo”, es decir, su pasión y muerte; y fue incomprendido por los suyos… pero el Padre lo resucitó, le hizo cantar un himno nuevo, el canto del amor y del perdón.
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El Señor cuida de mi. Que esta certeza del salmista sea también la nuestra. No nos retiremos, por tanto, de la carrera que nos toca, sigamos hasta el final puestos nuestros ojos en Cristo Jesús que es quien inicia y consuma nuestra fe.
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Oratio ¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo?
Te damos gracias, Señor, porque nos sacas de la charca fangosa y nos cuidas con amor. Haz que te sigamos sin miedo a la ignominia, fijos los ojos en ti. Amén.
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Contemplatio Miro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros…
«Me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios. Tal vez alguien pregunte quién es el que habla en este salmo. Lo diré brevemente: es Cristo. Pero como ya sabéis, hermanos (y lo debemos repetir con frecuencia), Cristo a veces habla en su propia persona, es decir, como cabeza nuestra. Él es el Salvador del cuerpo, nuestra cabeza, el Hijo de Dios, nacido de la Virgen, que padeció por nosotros, resucitando al tercer día para nuestra justificación, que se sentó a la derecha del Padre para interceder por nosotros, y que retribuirá en el juicio todo lo bueno a los buenos y lo malo a los malos. Es nuestra cabeza, se ha dignado ser la cabeza del cuerpo, tomando la carne de nosotros, en la que había de morir por nosotros; y en ella resucitó por nosotros, para darnos ejemplo de resurrección en esa misma carne, para que aprendamos a esperar lo que no esperábamos, y teniendo los pies en la roca, caminásemos en Cristo. Si él padece en nosotros, también nosotros seremos en él coronados. Así es el amor de Cristo. ¿Qué se le puede comparar? Pone en nuestra boca el himno de esta maravilla, y lo dice él personificando a sus miembros. (San Agustín, Comentario al Salmo 39, 5 )
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Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra?
Es el momento de la “obediencia de la Fe”… Corramos la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos los ojos en Jesús.
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