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Publicada porRamona Maldonado Montes Modificado hace 8 años
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Lectio divina del Salmo dominical Hch 4,33; 5,12.27-33; 12.2: El rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago. Sal 66,2-3.5.7-8: Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. 2Co 4,7-15: Llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús. Mt 20,20-28: Mi cáliz lo beberéis. Santiago Apóstol, patrón de España Hijo del Zebedeo y hermano de san Juan Evangelista, que con Pedro y Juan fue testigo de la transfiguración, de la resurrección de la hija de Jairo y de la agonía del Señor. Decapitado el año 44, poco antes de la fiesta de Pascua, por Herodes Agripa, fue el primero de los apóstoles que recibió la corona del martirio. Se piensa que vino a predicar a España. Su tumba en Compostela –descubierta el año 813- es el origen de uno de los centros más importantes de peregrinación de la historia del cristianismo y fuente de unión de los pueblos de Europa.
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Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
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El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación.
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Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
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Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra.
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Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
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La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor, nuestro Dios. Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe.
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Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
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Lectio Ahora leemos el salmo entero, despacio… Salmo 66 (67) [ 1 Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Salmo. Cántico.] 2 El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; 3 conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. 4 Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. 5 Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra. 6 Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. 7 La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor, nuestro Dios. 8 Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe. Si quieres escuchar el original hebreo, pincha aquí
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Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Según el P. Ramón Ribera, monje de Montserrat, y otros estudiosos, el orden de los salmos no se debe al azar sino que hay toda una estructura interna.
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Nuestro salmo se encuentra en la primera parte del salterio, dedicado a las súplicas a Dios, formada por los libros: 1º: salmos 1-40 1º: salmos 1-40 2º: salmos 41-71 2º: salmos 41-71 Y 3º: salmos 72-88 Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Salmo 66: salmo de acción de gracias y bendición. Dentro del segundo libro, este salmo pertenece a un conjunto de súplicas “mizmorim” (salmos 61-67) que constituyen un grupo homogéneo de siete salmos de alabanza en el que se hace una relectura posterior interpretando las antiguas plegarias individuales de David en sentido colectivo.
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Este salmo 66 probablemente se cantaba en una de las dos fiestas de la cosecha: Pentecostés o los Tabernáculos. La fertilidad de la tierra, la alegría por la fecundidad de la siega invitaba a alabar al Señor con este breve poema. Un canto de acción de gracias y de bendición. Y a partir de este signo de la bendición divina –la fecundidad de la tierra- Israel, consciente de ser el Pueblo de la alianza, heredero de las promesas y mediador de la bendición divina para todos los pueblos, se abre a una invitación y deseo gozoso de que toda la tierra participe de esta dicha. Es un salmo claramente universalista. Su estructura alterna la forma orante (vv. 3. 4 y 6) con fórmulas de deseo (vv. 2. 5. 7b y 8). Asimismo, es un comentario del salmista en clave poética, de la bendición sacerdotal de Nm 6, 24-27. La tierra ha dado su fruto: Son varios los Padres que, en el comentario a este versículo, nos ofrecen una interpretación concorde. La Tierra es la Virgen María que es de nuestra raza, de esta arcilla, de este lodo, de la descendencia de Adán. La tierra ha dado su fruto: Jesucristo. Pero además, en la resurrección de Jesús la tierra ha dado el mejor fruto: la salvación. Cristo resucitado es la bendición de todos los pueblos porque en Él hemos sido bendecidos con toda clase de bendiciones por el Padre. Lectio : ¿Qué dice el texto?
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Meditatio : Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. ¡Oh Dios, que te alaben todos los pueblos! ¡Qué bien encaja esta súplica y deseo ardiente en labios del Apóstol Santiago! Él, como los demás apóstoles tras la resurrección del Señor, no dejó de enseñar que no hay otro Nombre, fuera de Jesucristo, por el cual podamos salvarnos. Y, a pesar de las amenazas, obedeció a Dios antes que a los hombres, y fue el primero entre los apóstoles en dar la vida por Cristo.
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Dios, ciertamente, nos ha bendecido mediante la predicación del apóstol en nuestras tierras. ¡Hasta el confín del orbe llegó Santiago! Pidamos al Señor que la siembra de la fe que Él sembró siga germinando y dando frutos de justicia, amor y paz en nuestros pueblos. Que Dios nos bendiga.
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Que el Camino de Santiago siga siendo medio privilegiado de encuentro con Dios. Oremos por cuantos lo recorren, para que Dios los bendiga y les dé su salvación y su paz. Conozca la tierra tus caminos.
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Oratio ¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo? Te damos gracias, Señor, porque por medio del apóstol Santiago, has iluminado tu rostro sobre nosotros y hasta el confín de la tierra ha llegado tu salvación. Guárdanos en tu paz, y haz que alabarte sea siempre nuestra gloria. Amén.
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“Si buscas las alturas, ama la hondura, pues desde lo bajo se llega a lo alto. Sabes a dónde tienes que ir; pero mira por dónde. Apeteces el lugar a dónde llegar, mira por dónde llegar. Dos discípulos de nuestro Señor, los santos e ilustres hermanos Juan y Santiago, conforme leemos en el Evangelio, desearon obtener del Señor nuestro Dios el sentarse en su reino uno a la derecha y otro a la izquierda. El Señor vio en ellos un deseo de grandeza y se dignó enseñarles el camino de la humildad, como diciéndoles: «Veis a lo que aspiráis, veis quien soy yo para vosotros; y, con todo, yo, que os creé, descendí hasta vosotros, yo me humillé por vosotros». Así, pues, una vez que el Señor escuchó su petición, les dijo: ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?.Vosotros deseáis sentaros a mi lado; contestadme antes a lo que os pregunto: ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber? A vosotros, que buscáis los puestos de grandeza ¿no os resulta amargo el cáliz de la humildad?. Entonces ellos, ávidos de alturas, ignorando sus fuerzas y prometiendo lo que todavía no tenían, dijeron: Podemos. Pero él les replicó: Beberéis ciertamente mi cáliz, ya que os lo doy a beber yo que, de débiles, os haré fuertes, yo que os concedo la gracia de soportarlo para que bebáis el cáliz de la humildad” (S AN A GUSTÍN, Sermón 20A)S AN A GUSTÍN Contemplatio Miro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros…
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En tu Palabra, Señor, ¡podemos! Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra? Es el momento de la “obediencia de la Fe”…
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