Mientras sea ese día vosotros, mis hermanos, estáis ahí conmigo cuando os contemplo emocionado.
Sois perfectos. Porque, ¿no lo eres tú oscura y previsora hormiga? ¿No eres obra maestra, abeja incansable y laboriosa?
¿Acaso no es un mensaje de lírica poesía tu etéreo vuelo, fugaz mariposa?
El alegre potrillo que en el valle trisca, la opulenta vaca de dulce belfo que pace en la pradera…
…el retador macho cabrío que perpetua su especie o el recental indefenso, ¿no sois prodigios de vuestra casta esencia?
Ante vosotros me postro, mis hermanos, porque en ella veo la plenitud del Creador.
Sois plácidos y retraídos. Aceptáis vuestra misión. No os quejáis de vuestra oscura existencia, no protestáis.
No os inquietáis por el futuro, y libres os sentís de pecado. En vuestros ojos, sin culpa, lleváis impresa la tradición de la especie.
Nacéis, crecéis, amáis, engendráis y morís; pero ninguno discute la existencia de Dios ni la primacía de los hombres.
Libres de ambiciones, cumplís inexorablemente vuestro destino.
Porque hoy, cuando llueve, y llueve resonando en la calma de lo triste y en armonía con el cielo otoñal que cubre mis nostalgias, un viejo perro desvalido se cruza en mi camino.
Al verme, se detiene. Presuroso acude al suspiro de mi voz.
Se echa a mis pies, levanta la cabeza proclamando su mensaje, y en su limpia mirada me entrega la infinitud de su amor al gozo irrenunciable de mi estremecida alma.
VOSOTROS, MIS HERMANOS. Texto: Pedro Martínez Borrego. Imagen: Internet. Tema musical: Fascinación - André Rieux.