EL PARTIDO DE BALONCESTO
El primer día de colegio, Cosquillas estaba muy nervioso, pues nunca había ido a una Escuela Infantil y tampoco a ningún colegio
El lunes por la mañana cuando Cosquillas llegó al cole, en la puerta había un alboroto tremendo. Un montón de niños estaban alrededor de un niño muy, muy bajito, de color chocolate y con unos enormes ojos negros. Todos lo miraban con cara de asombro y hacían comentarios extraños: -Vaya, ¿de dónde habrá salido este?, -¡Corchos si parece un pitufo! - ¡Ostras es más negro que el carbón! Cuando Cosquillas se acerco para ver más de cerca al niño, los demás formaron también un círculo alrededor de él y empezaron a decir: -Vaya, ¿y este de dónde habrá salido?, parece un marciano. -¡Corchos si parece un gigante! -¡Ostras es más naranja que las naranjas! Cosquillas y el niño bajito se miraron y se sonrieron. Sin decir nada, entraron en el aula y se sentaron juntos. Desde aquel día se hicieron inseparables, tan amigos se hicieron que no podían estar el uno sin el otro, compartían los juguetes, se ayudaban en las tareas de clase, jugaban juntos en el patio e incluso a la salida de clase se iban juntos a casa, además Cosquillas lo llevó un día de excursión al país de la plastilina y le presentó a sus amigos
Un día el profesor de educación física dijo: “Tenemos que hacer un equipo para el campeonato de Baloncesto provincial”. Luca y Cosquillas fueron los primeros en apuntarse. Los demás se reían y los miraban con muy mala cara incluso algunos se atrevieron a decir: -¡Corchos con el pitufo, con lo bajito que es, seguro que no encesta ni una! -¡Vaya, vaya con el naranjito, serás muy alto pero más torpe con esas manazas imposible !
El día del partido, Cosquillas y Luca esperaban en el banquillo. El equipo perdía por veinte puntos. En el minuto treinta el entrenador desesperado y tras la insistencia de Luca Cosquillas decidió sacarlos. En tres minutos Cosquillas y Luca metieron cuatro canastas, los demás se quedaron tan, tan sorprendidos que decidieron pasarles la pelota una y otra vez.
En los últimos minutos faltaba solo meter una canasta para ganar el partido. Cosquillas tenía la pelota en la mano y lanzó. La pelota reboto en el aro un par de veces pero al final no entró. En ese momento el arbitro pitó el final del partido. Luca y Cosquillas se miraron, estaban muy tristes pero sus compañeros corrieron a abrazarles y felicitarles. Habían perdido un partido pero habían ganado dos estupendos jugadores y amigos.
Y colorin, colorado Cosquillas se fue a hacer rosquillas para sus nuevos amigos.