Jirones de jarcias de rotos veleros navegan sin rumbo por el mar del cielo.
Dejarán caer las perlas al suelo, regando los campos en un vano intento.
Se va la bandada de pájaros negros que el aire tejían con sus devaneos.
Cesaron los cantos, cesó ya el cortejo, se llevan consigo los pájaros nuevos.
Cayeron las hojas entre los helechos donde duerme el tiempo en mullido lecho.
¿Por qué se desnudan los álamos viejos? ¿No saben que viene ya pronto el invierno?
Los brazos en alto, la vida en suspenso mantienen, erguidos, un último aliento.
Y esperan, pacientes, que los blancos velos cubran, silenciosos, los desnudos cuerpos. RAMÓN