Es el más recio, poderoso y salvaje de todos los bovinos africanos. Tiene la cabeza relativamente pequeña y bien formada; el cuello es un tanto grueso, largo y robusto; su longitud aproximada es de 2,80 m, más 70 cm de cola, y su alzada, en la cruz, alcanza 1,60 m. Sus cuernos son muy grandes. El pelaje oscuro y gris. Vive en África, al sur del Sahara, próximo a ríos y terrenos pantanosos
Se alimentan de hierbas, incluso de las más duras; ramonean hojas, pequeñas ramas y tallos jóvenes. Comen arrancando con la lengua los matojos de las hierbas altas y tienen dificultades en praderas demasiado rasas. Se alimentan por la noche, adormilándose y rumiando durante el día. Necesitan beber agua todos los días.
El período de gestación es de unos once meses; paren una cría cada vez.
Tiene patas con dos dedos que le permiten correr a una velocidad de 40 kilómetros por hora. La vista y el oído son muy pobres, pero el olfato está muy desarrollado. Aparenta un aire cómico con sus cuernos, que parecen arreglados, como las trenzas de una niña.
Vive desde las selvas más densas hasta las llanuras abiertas con arbustos dispersos. Se le suele encontrar también en montañas hasta metros de altitud. Nunca se le encuentra en las zonas secas ni lejos del agua.
Es un animal sedentario y vive en pequeños rebaños en la selva. En las zonas abiertas forma rebaños de varios centenares, hasta de cabezas. El rebaño está dominado por un jefe macho. Las garcillas posan sobre su lomo, bien seguras entre las cornamentas de su aliado, al que desparasita a cambio de protección
El enemigo natural del búfalo es el león, aunque en ocasiones los cocodrilos les atacan cuando cruzan los ríos. Los búfalos son todavía numerosos en África.