La oración mental no es otra cosa para mí, que un encuentro íntimo de amistad con quien sabemos nos ama.

La puerta por la que me vinieron tantas gracias fue sólo la de la oración. Si Dios quiere entrar en un alma para gustar sus delicias y colmarla de bienes, no tiene otro camino que este, porque Él quiere el alma deseosa de recibirlo.

Cierto que se necesita aprender a rezar. Y a rezar se aprende rezando, como a caminar se aprende caminando.

Al comenzar el camino de la oración se debe tomar la firme y decidida determinación de no pararse nunca, ni abandonarla jamás. Venga lo que venga, suceda lo que suceda, murmure quien quiera murmurar... En lugar de dejarla a mitad de camino y desalentarse por los múltiples obstáculos que se presenten, hay que tender siempre hacia la meta.

Pensad en encontraros delante de Jesús, conversad con Él; tratad de enamoraros de Él, teniéndolo siempre presente.

La continua conversación con Cristo aumenta el amor y la fe.

Un buen medio para mantenerse en la presencia de Dios es el de procuraros una imagen que os despierte devoción, no ya para llevarla en el pecho y no mirarla nunca, sino para servirse de ella y entreteneros a menudo con Él, y Él os sugerirá aquello que debéis decir

Si hablando con las criaturas las palabras no os faltan nunca, ¿Por qué os han de faltar hablando con el Creador?

¡No seáis tan simples de no pedirle nada!

Pedidle ayuda en la necesidad, desahogaos con Él y no le olvidéis cuando estéis en momentos alegres. Habladle, no con palabras complicadas, sino con espontaneidad según la necesidad.

Intentad comprender cuáles son las respuestas de Dios a vuestras preguntas o peticiones. ¿Creeis que Él no habla porque no oigamos su voz? Cuando es el corazón el que reza, Él responde.

A mí me bastaba la vista de los campos, del agua, de las flores: cosas que me recordaban al Creador, me estimulaban, me recogían, me servían de libros.

...haced lo posible por estar siempre a su lado. Si os habituáis a tenerlo cerca, y Él ve que lo hacéis con amor y que buscáis el modo de contentarle, no sólo no os dejará nunca, sino que, como suele decirse, no lo podréis apartar de vuestro lado.

Le tendréis siempre con vosotras y os ayudará en todos vuestros trabajos ¿Creeis que es poca cosa, tener siempre así de cerca, a tan buen amigo?

Ya que Jésús os ha dado un Padre tan bueno, procurad echaros en sus brazos y gozar de su compañía.

Aquellos que saben encerrarse en el pequeño cielo de su alma, donde habita aquel que la creó y que creó todo, y se habitúan a quitar los ojos y huir de cuanto distrae sus sentidos, van por el buen camino y no les dejará de llegar agua de la fuente.

Estando tan cerca de casa, basta una mínima inspiración del pensamiento para que se inflamen de amor, ya dispuestos como están a ello, encontrándose solos con el Señor, lejos de toda distracción exterior

Sabía muy bien que tenía un alma, pero no entendía su valor ni quién la habitaba, porque la vanidad de la vida me había vendado los ojos para no dejarme ver.

Si hubiese entendido, como ahora, que en el pequeño albergue de mi alma habita un rey tan grande, me parece que no le habría dejado tan solo... y hubiera estado más diligente para conservarme sin mancha

No se crea que perjudican al recogimiento las ocupaciones cotidianas

Debemos recogernos en nosotras mismas también en medio de nuestro trabajo, y acordarnos, de vez en cuando, del Huesped que tenemos dentro de nosotras, cayendo en la cuenta, de que para hablar con Él, no hay que alzar la voz.

¡El Señor nos conceda no perder nunca de vista su divina presencia!

Cuando un alma no sale de la oración firmemente decidida a soportar cualquier cosa, tema que su oración no haya venido de Dios.

Cuando un alma se une intimamente a la misma misericordia, a cuya luz reconoce su «nada» y ve cuánto ha sido perdonada, no puedo creer que no sea capaz, también ella perdonar, a quien le ha ofendido.

Así como las gracias y favores de los que se ve inundada, le parecen signos del amor de Dios, se sentirá feliz de tener cualquier oportunidad para testimoniar el amor que nace de Él.

La oración no es algo estático, es una amistad que conlleva un crecimiento y empuja a una transformación, a una semejanza cada vez más fuerte con el amigo.

Sr Alba Veranazza fma ILS