El Señor no está lejos de sus fieles y levanta a las almas abatidas".
"Escucha el Señor al hombre justo y lo libra de todas sus congojas...
Nuestra postura ante Dios no puede ser de orgullo y autosuficiencia, sino de humildad y sencillez. Jesús lo reafirma: "el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido".
La parábola del fariseo y el publicano expresa magistralmente la postura de dos personas y dos estilos de oración. Jesús no compara un pecador con un justo, sino un pecador humilde con un justo satisfecho de sí mismo.
El fariseo es buena persona, cumple como el mejor, ni roba, ni mata, ayuna cuando toca hacerlo y paga lo que hay que pagar. Pero no ama.
Mientras que el publicano, que es pecador, se presenta humildemente como tal ante el Señor. Es pecador, pero tiene mucha fe dentro. Éste sí es atendido.
Claro que no se nos está invitando a ser pecadores, para poder luego darnos unos golpes de pecho y conseguir el perdón.
Se trata de ser buenas personas y "cumplir como el fariseo", pero con una actitud de humilde sencillez, "como el publicano".
Jesús perdona al humilde ektorn@hotmail.com