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El Fariseo Y El Recaudador De Impuestos

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Presentación del tema: "El Fariseo Y El Recaudador De Impuestos"— Transcripción de la presentación:

1 El Fariseo Y El Recaudador De Impuestos
Lucas 18:9-14

2 Enfoque

3 ¿Ha escuchado alguna vez declaraciones como las siguientes?
“Yo iría a la iglesia, pero el techo se me caería encima.” “Yo no podría ir allá. Todos me mirarían y juzgarían.” “¿Porqué debería ir a la iglesia? ¡De todos modos, allá son todos unos hipócritas!”

4 ¿Porqué hay personas que sienten que se emitirá juicio respecto de ellas si van a la iglesia?
¿Qué podemos hacer nosotros a fin de que su acercamiento sea menos difícil?

5 Infórmese

6 Lucas 18:9-12 Y también dijo esta parábola a unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros: Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que poseo.

7 Es difícil imaginarse dos grupos de personas tan diferentes unas de otras, como los fariseos y los recaudadores de impuestos. Los fariseos eran respetados guías religiosos. La gente esperaba algo de ellos. Éstos trataban de ir en pos de Dios y obedecer sus leyes.

8 Por contraste, los recaudadores de impuestos eran odiados por mucha gente. Los recaudadores de impuestos colaboraban con el imperio romano. Muchos de ellos recaudaban más impuestos de los que se esperaba que colectasen y se guardaban el dinero sobrante. En realidad mucha gente esperaba que el Mesías, cuando viniese, los eliminaría.

9 Esta parábola de Lucas se abre camino a través de estos prejuicios y nos muestra que Dios no mira las acciones visibles de uno, sino su corazón.

10 ¿En qué consistió la oración del fariseo?
El fariseo dio gracias a Dios por no ser como otra gente pecadora. Le recordó a Dios su propia justicia: ayunaba y ofrendaba dinero. Pero se equivocó totalmente. En vez de compararse con otras personas, debía haberse comparado con la Palabra de Dios. Si lo hubiese hecho, habría sabido que no era justo, que era igual a otra gente pecadora.

11 ¿Se diferenciaba él realmente de la gente que nombraba
¿Se diferenciaba él realmente de la gente que nombraba? ¿Cree usted que ignoraba ciertos pecados? Aunque no hubiese cometido los mismos pecados que otras personas, en realidad no era diferente. Era tan pecador como una persona cualquiera. Demostró ser un hipócrita. Centraba la atención sobre los pecados de otros, y excusaba los propios.

12 ¿Respecto de qué estaba orando, en realidad?
El versículo 11 nos muestra que realmente estaba orando acerca de una sola cosa, de si mismo. Quería que Dios viese que preciosura de persona era. Lamentablemente, no comprendió que era un pecador que necesitaba el perdón de Dios.

13 Lucas 18:13-14 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que golpeaba su pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.

14 ¿En qué se diferenciaba la oración del recaudador de impuestos de la del fariseo?
El fariseo oró para justificarse a si mismo. El recaudador de impuestos oró por el perdón de Dios. El fariseo se puso de pie y armó un osado espectáculo con su oración. El recaudador de impuestos se quedó parado a cierta distancia, sin siquiera atreverse a levantar la vista al cielo, y se golpeaba el pecho mientras oraba por compasión. El fariseo se concentró en los pecados de otras personas. El recaudador de impuestos confesó sus propios pecados.

15 ¿Cuál de estas oraciones agradó a Dios? ¿Cómo lo sabemos?
Jesús nos dice que Dios dio su aprobació a la oración del recaudador de impuestos, no a la del fariseo. Jesús nos dice que el recaudador de impuestos se fue a su casa justificado ante Dios. Recordemos, sin embargo, que el recaudador de impuestos no fue justificado por su oración. Su humilde oración fue indicativa de su fe. Fue justificado por Cristo.

16 ¿De qué modo quedaron revertidas al final las posturas del fariseo y el recaudador de impuestos?
El fariseo se exaltó a si mismo, pero fue humillado delante de Dios. El recaudador de impuestos era humilde, y Dios lo exaltó. El recaudador de impuestos sabía que dependía de la compasión de Dios, y eso fue lo que obtuvo.

17 Relacione

18 En Lucas 18:9 dice que esta parábola fue relatada para los que confiaban en su propia justicia y despreciaban a los demás. ¿Nos describe aguna vez a nosotros? Lamentablemente, hay veces en que estas parábolas nos describen acertadamente a nosotros. Todas las personas son tentadas al orgullo y la arrogancia espiritual.

19 Lea Isaías 64:6 ¿Porqué no podemos hacer alharaca de creernos justos?
No podemos jactarnos de nuestra propia justicia, ¡porque no tenemos ninguna justicia propia! Isaías nos dice que todos nuestros actos de justicia (no nuestros peores actos, sino nuestros actos de justicia) son como trapos de inmundicia. Nuestras obras carecen de valor ante Dios. No podemos salvarnos a nosotros mismos.

20 Según el deseo de Dios, ¿cuál ha de ser nuestra actitud respecto de los demás y sus pecados?
Nos cuidamos de no juzgar a otros en su pecaminosidad mas bien que en el perdón de Cristo. Somos hipócritas si confiamos en la gracia pero obligamos a otros a tratar de ganarse la salvación. En vez de esto, sabiendo que Cristo nos ha perdonado, les decimos a los demás que ellos también están perdonados.

21 ¿Cómo nos presentamos nosotros delante de Dios?
Del mismo modo que el recaudador de impuestos, nos presentamos ante Dios con fe humilde. Confiamos en sus promesas, y él es bondadoso y compasivo con nosotros.

22 Percepción

23 Lamentablemente, muchas personas adoptan aún la actitud del fariseo
Lamentablemente, muchas personas adoptan aún la actitud del fariseo. Rápidamente condenan a otros y actúan como si se creyeran justos y perfectos debido a sus acciones. Esto es falso, y está errado. Dios desea que tengamos una fe humilde como la del recaudador de impuestos, una fe que confía en la compasión de Dios y la acepta. ¿Que podemos hacer para que nuestra iglesia sea más perceptiva?

24 Una actitud de humildad y fe puede ser promotora del crecimiento de nuestra congregación. Si juntos confiamos en la gracia de Cristo y proclamamos que somos perdonados por él, daremos la bienvenida a otras personas a esta comunidad de fe.

25 El Fariseo Y El Recaudador De Impuestos
Lucas 18:9-14


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