El Buen Samaritano Van Gogh (inspirado en el cuadro Delacroix), pintura al óleo, 73x60cm. Saint-Rémy de Provence, mayo 1890.

Cara a cara El Buen Samaritano Nuestra mirada se dirige obligadamente hacia esa masa imponente y vigorosa que está al centro de la pintura de Van Gogh. Un hombre –se trata del Buen Samaritano- tratando de montar sobre su caballo a un hombre que se encuentra en muy mal estado. Inspirándose en la oba de Delacroix, Van Gogh ha realizado un cuadro, atravesado por el sufrimiento humano, y el amor loco de Dios. Cristo ha tomado sobre sí la humanidad sufriente. ¿Seremos nosotros también capaces de cargarla de esa manera?

La composición En un juego de líneas quebradas, una línea horizontal se bosqueja: desde los riñones del Buen Samaritano, pasando por su vientre (sus entrañas), sobre el que se apoya el moribundo, y terminando en el caballo que resiste haciendo de contrapeso, permitiendo la carga que su dueño le impone. La vertical cae sobre el pie derecho del viajero: impidiendo con toda su fuerza al hombre herido caer. Alrededor, los accesorios de la escena: a la izquierda, en el camino, el cofre del herido, vaciado por los ladrones, dos hombres dan la espalda a la escena. A la derecha, el río, la montaña, el cielo, como una brecha.

“Un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. Lucas 10, 33-34 Cuerpo a cuerpo El viajero se dobla con toda su fuerza para colocar al moribundo sobre el caballo. Éste, firmemente parado sobre sus patas, colabora ayudando a su dueño. Es la naturaleza entera que viene en ayuda del hombre. ¡Señor, por más bajo que el ser humano caiga, Tú no cesas de levantarlo! ¿Me atreveré yo a mi vez a apresurarme a ayudar a mi prójimo?

Corazón a corazón La palidez del herido no deja lugar a dudas: está casi muerto. A través del Buen Samaritano, es la figura de Jesús que emerge. Él anima al hombre con el don de su Espíritu. Dios de inmenso amor, Tu amor nos alcanza en Jesús. Es su cara la que está junto a la del hombre herido ¿Me atreveré a estar tan cerca de mi prójimo torturado y excluido?

Hazme responder prontamente a tu llamado. ¿Vida o Muerte? A la izquierda, el levita y el sacerdote desaparecen en el paisaje, en el camino, escapando de la realidad, dándole la espalda. A la derecha, el único pedazo de cielo en la pintura simboliza la esperanza que viene de lo alto. El río, las montañas y los árboles están en calma, dando seguridad. Tú, el Camino, la Verdad y la Vida enséñame a obrar de acuerdo al impulso de mi corazón. Hazme responder prontamente a tu llamado. “Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes.” Dt 30, 19