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Siguiente En esto de andar rumiando las Cosas de Dios y de patear los senderos de la Biblia nos hemos topado con un personaje que es nuestro padre en la fe. Como cuando, hojeando un álbum de fotos de familia, de repente uno dice: -¡Mirá, acá está el Nono! Este es el abuelo que dejó todo. Cuando era joven, recién casado, dejó su familia y su patria. Dejó su tierra, su lengua, sus montañas y se vino para acá. Mirá: este fue el abuelo grande. Este es el tronco de todos nosotros. Para eso tuvo que renunciar a sus tradiciones y a muchas cosas lindas de allá, para venirse a una tierra donde ni la lengua conocía. Algo parecido fue la historia de nuestro padre Abrahán.

-Dejá tu tierra. Dejá tu patria. Dejá tu familia y ponete en camino detrás de mi promesa confiando en mi Palabra. En el capítulo doce de la Biblia nos acercamos a este personaje a quien Dios un día le dijo: Siguiente

Y Abrahán le creyó a la palabra de Dios. Eso fue lo grande de Abrahán. Dejó todo y se puso en camino. Siguiente

Y de paso se trajo lo que tenía: sus chivitos, sus ovejas, sus majaditas. No habrá sido mucho, pero era lo que tenía. Porque a veces eso también pasa en la vida, que uno se pone detrás de la Palabra de Dios pero tiene que traerse lo que tiene. Y muchas veces será precisamente eso la fuente de los conflictos. Aunque para ser más preciso, inicialmente no dejó todo: se vino con su señora y con un pariente suyo que se llamaba Lot. Siguiente

No es que haya que dejarlo, pero el apego a lo que tenemos, a nuestros cariños y posesiones, muchas veces nos va a hacer sufrir bastante en este camino de andar detrás de las promesas de Dios. Hay un verso lindo que dice: No metás en las alforjas lo que no vayás a usar. Son más largos los caminos Pa’l que va cargao de más. Siguiente

Muchas de las dificultades que tenemos en la vida no son culpa de Tata Dios. La culpa es que nosotros vamos demasiado cargados. Y cuando el camino es largo, la mochila se siente. Cuando la cuesta es empinada de subir, si llevas más cosas de las necesarias, la carga tira para abajo. Siguiente

Siguiente Una cosa que de entrada nomás le va a causar problemas a Abrahán es la belleza de su esposa Sara, su compañera en la promesa de Dios. La hermosura de su mujer hermosa va a ser lo primero que le va a traer dificultades a Abrahán. Lo afirma a su vez Martín Fierro: Si te querés casar con esta alvertencia sea: ¡Es muy difícil guardar prenda que otros codicean!

Y resulta que se le armó una de esas difíciles de desenredar. Porque un personaje de la zona se prendó de Sara y creyendo que era solo su hermana se la sacó. Al menos eso fue lo que le pasó al pobre Abrahán. Tuvo miedo que por culpa de la belleza de su mujer, lo matarán a él para robársela. Porque le tocó vivir medio entre salvajes. Empezó entonces a decir de ella que era su hermana. Porque de hecho era medio hermana de él. Siguiente

Pero Dios se le apareció en sueños y lo puso sobre aviso del error y del peligro de castigo. Y cuando el pobre hombre supo la verdad, hubo que arreglar la confusión. Abrahán tuvo que irse de allí medio corrido quedando bastante mal parado. En las próximas reflexiones veremos las aventuras de un hombre que le tuvo fe a Dios. Siguiente

Será hasta la próxima semana. Y que ¡Dios nos libre del mal, y nos bendiga! Siguiente

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Génesis 12 9 Luego Abram fue desplazándose por acampadas hacia el Négueb. 10 Hubo hambre en el país, y Abram bajó a Egipto a pasar allí una temporada, pues el hambre abrumaba al país. 11 Estando ya próximo a entrar en Egipto, dijo a su mujer Saray: «Mira, yo sé que eres mujer hermosa. 12 En cuanto te vean los egipcios, dirán: “Es su mujer”, y me matarán a mí, y a ti te dejarán viva. 13 Di, por favor, que eres mi hermana, a fin de que me vaya bien por causa tuya, y viva yo en gracia a ti.» 14 Efectivamente cuando Abram entró en Egipto, vieron los egipcios que la mujer era muy hermosa. 15 Viéronla los oficiales de Faraón, los cuales se la ponderaron, y la mujer fue llevada al palacio de Faraón. 16 Este trató bien por causa de ella a Abram, que tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, siervas, asnas y camellos. 17 Pero Yahveh hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas por lo de Saray, la mujer de Abram. 18 Entonces Faraón llamó a Abram, y le dijo: «¿Qué es lo que has hecho conmigo? ¿Por qué no me avisaste de que era tu mujer? 19 ¿Por qué dijiste: “Es mi hermana”, de manera que yo la tomé por mujer? Ahora, pues, he ahí a tu mujer: toma y vete.» 20 Y Faraón ordenó a unos cuantos hombres que le despidieran a él, a su mujer y todo lo suyo. Volver