Nazaret era un pueblito con casas de barro
Allí vivía la criatura más perfecta salida de las manos de Dios: MARÍA
Pero aunque era la mejor, no se lo creía porque era muy sencilla.
Un día, Dios le dijo al ángel Gabriel: “Ve a decirle a María que será la madre de mi Hijo”.
“Hola, María”, dijo el ángel, “Has sido la elegida por Dios para ser la madre del Mesías, el Salvador de mundo”.
María dijo Sí. “He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según su Palabra”.
Y se llenó del Espíritu Santo
El ángel también le dijo: “Tu prima Isabel, tendrá un hijo que anunciará a la gente sobre Jesús”
María dijo: “ Iré a verla para ayudarla en todo”
Cuando llegó María, el niño que tenía Isabel dentro, saltó de alegría.
Isabel le dijo: “Bendita tú entre todas las mujeres”.
Ahora podemos ofrecerle a nuestra Madre María, un propósito:
Todos los días, antes de acostarme, Me pondré de rodillas delante de la cama.
Y rezaré tres Avemarías a María, en agradecimiento por lo que hizo por nosotros: Permitir la llegada del Salvador. GRACIAS MARÍA
Y le diré: “María, te quiero. Y deseo ser buena y humilde como tú.”