Centro Espírita “Amalia Domingo Soler” Lima-Perú Presentación: Gina de Rezkalah
Los Espíritus se ayudan los unos a los otros para conseguir la perfección. Por eso, para que la ayuda sea posible entre nosotros, construimos una familia y tenemos nuestro hogar.
Los miembros de una familia tienen el sagrado deber de ayudarse los unos a los otros, porque vinieron del mundo espiritual para progresar juntos.
El hogar es un taller de trabajo, de estudio, de perfeccionamiento y de auxilio mutuo. Los padres reciben la santa misión de ayudar al adelanto de los Espíritus que Dios nos confía.
Siendo así, los padres son los orientadores de los hijos. Su deber es corregirles los defectos y enseñarles el amor a Dios y al prójimo. Los padres hacer de sus hijos verdaderas personas de bien.
El deber principal de los hijos es honrar a sus padres. Entre hermanos debe cultivarse el amor fraterno. El amor fraterno es el cariño que los hermanos se consagran.
Amor fraterno es el trabajo en común para el progreso de todos. Así los hermanos mejor dotados por la fortuna o por la inteligencia, son los indicados para ayudar a los padres.
Amor fraterno es la solidaridad que reina entre los hermanos y hacen que todos estén reunidos en los momentos de alegría, en los momentos de tristeza, en la prosperidad y en la adversidad.
Amor fraterno es la tolerancia que los hermanos deben mantener entre sí, tratando de evitar las críticas, pero sí, corrigiendo mutuamente las malas acciones, de acuerdo a las enseñanzas de Jesús.