LA LEY MORAL Y LA CONCIENCIA 44 Catequesis sobre la fe Mons. Esteban Escudero Obispo de Palencia

El bien y el mal moral No es raro escuchar en la gente frases como éstas: “Para mí esto no es pecado”; “Eso no será tan malo, todos hacen lo mismo”; O bien “yo soy libre, ¿porqué me tiene que decir otro lo que yo debo de hacer?”. Otra afirmación muy extendida es que las obras Son buenas o malas según y cómo se hacen. En el fondo de todas estas frases está opinión de que no hay acciones que sean buenas o malas para todos y en todos los casos, Sino que cada persona juzga por sí sola de lo que está bien o de lo que está mal. El fin justifica los medios. Es lo que se llama el relativismo moral.

Nunca está permitido hacer el mal Hay actos que, por sí mismos, independientemente de las circunstancias y de la intención, son siempre malos y deben rechazarse. Por ejemplo, la blasfemia, jurar en falso, el homicidio o el adulterio, etc. Nunca está permitido hacer el mal para obtener un bien, ni nadie puede decidir por sí mismo lo que está bien o lo que está mal.

La Ley antigua No hace falta ser una persona creyente para descubrir en sí mismo las principales normas de la conducta moral. Cuando alguien es sincero, descubre con la luz de su razón que hay cosas que son buenas por su naturaleza, Como ayudar al prójimo o cumplir la palabra dada, Y que hay otras que siempre son malas, Como la mentira, la venganza o la ofensa al otro, cualquiera que éste sea. Es la Ley natural, inscrita en el corazón de todos los hombres. Para que todo ser humano pudiese conocer con certeza y claridad los principios morales de esta Ley natural, Dios mismo se los reveló al pueblo de Israel, cuando Moisés subió a la montaña del Sinaí para rubricar la Antigua Alianza. Sus prescripciones morales están resumidas sobre todo en los diez Mandamientos de la ley de Dios.

Los Diez Mandamientos “Los Diez Mandamientos nos muestran el camino a seguir, y constituyen una especie de código ético Para construir sociedades justas, a medida del hombre. No debemos ver los diez Mandamientos como limitaciones a la libertad, sino que los debemos ver como signos de libertad. ¡No son limitaciones, sino indicaciones para la libertad! Ellos nos enseñan a evitar la esclavitud a la que nos reducen los muchos ídolos que construimos nosotros mismos. Los diez Mandamientos nos enseñan a vivir en el respeto a las personas Venciendo la codicia de poder, de posesión, de dinero, a ser honestos y sinceros en nuestras relaciones, a cuidar toda la creación, a fomentar ideales altos, nobles, espirituales. Básicamente, los diez Mandamientos son "una ley de amor." (Papa Francisco)

La Ley nueva La Ley nueva o Ley evangélica Esta Ley evangélica supera y lleva a la perfección la Ley antigua.   El inicio de esta Ley son las Bienaventuranzas, Se dirige a los que están dispuestos a acoger con fe el Reino de Dios Fue proclamada por Jesucristo y está contenida principalmente en el Sermón de la Montaña, capítulos 5 al 7 del Evangelio de San Mateo. Verdadero retrato de Jesús y modelo de la conducta del cristiano. Especialmente los pobres Los humildes Los afligidos Los limpios de corazón, los perseguidos a causa de Cristo.

La Ley nueva es también llamada la “ley del amor”. Mientras que Moisés subió a la montaña para recibir las tablas de la Ley de Dios, Jesús realiza el camino inverso, es decir, "desciende a nuestra humanidad para mostrarnos el significado más profundo de los diez Mandamientos: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas, y al prójimo como a ti mismo.   Los diez Mandamientos, interpretados por Cristo en el Sermón de la Montaña, Son un "sí" a Dios; un "sí" al Amor”.

La conciencia La conciencia moral es un juicio de la razón por el que la persona humana reconoce la bondad o maldad de un acto concreto. La conciencia, afirma el concilio Vaticano II, es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que está solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo de ella (GS 16). La conciencia, cuando está rectamente formada, nos indica lo que está bien y lo que está mal y nos remuerde, cuando hemos hecho algo malo. Mediante las indicaciones de su conciencia, el hombre que quiere obrar con sinceridad reconoce cuál es la voluntad de Dios en los acontecimientos de la vida. Por eso se debe examinar y obedecer siempre lo que nos dice la propia conciencia.

ORACIÓN Oh Dios, fuente de todo bien, escucha sin cesar nuestras súplicas y concédenos, inspirados por ti, pensar lo que es recto y cumplirlo con tu ayuda. Por N.S.J. Amén.

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