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La obra se conserva en un manuscrito de la Biblioteca Nacional copiado en el siglo XIV. Consta de un total de 3730 versos. Se ha perdido el primer folio del manuscrito. Al final del manuscrito un tal Per Abbat indica que lo escribió en 1207. Parece que Per Abbat sólo fue el copista.

Manuscrito de Per Abbat Poema de mio Cid Manuscrito de Per Abbat fol. 1v http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/cid/80283852878795052754491/ima0001.htm Acto o cantar primero 4 Nadie da hospedaje al Cid por temor al Rey. Sólo una niña de nueve años pide al Cid que se vaya. Narrador  Y aquel que se la diese          supiese veraz palabra, Que perdería los haberes          y además los ojos de la cara, Y aún más          los cuerpos y las almas. Gran duelo tenían          las gentes cristianas; Escóndanse de mío Cid,          que no le osan decir nada,  El Campeador          adeliñó a su posada. Así como llegó a la puerta,          hallola bien cerrada; Por miedo del rey Alfonso          que así lo concertaran: Que si no la quebrantase por fuerza,    que no se la abriesen por nada. Los de mío Cid          a altas voces llaman;  Los de dentro          no les querían tornar palabra. Aguijó mío Cid,          a la puerta se llegaba; Sacó el pie de la estribera,          un fuerte golpe le daba; No se abre la puerta,          que estaba bien cerrada. Una niña de nueve años          a ojo se paraba:   Niña ¡Ya, Campeador,          en buena hora ceñisteis espada! El Rey lo ha vedado,          anoche de él entró su carta Con gran recaudo          y fuertemente sellada. No os osaríamos abrir          ni acoger por nada; Si no, perderíamos          los haberes y las casas, Y, además,          los ojos de las caras. Cid, en el nuestro mal          vos no ganáis nada; Mas el Criador os valga          con todas sus virtudes santas. Narrador Esto la niña dijo          y tornose para su casa. Texto modernizado del Cantar de Mio Cid - Timoteo Riaño Rodríguez y Mª. Carmen Gutiérrez Aja, edición didáctica para el proyecto Aula Virtual del Mio Cid http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/cid/90254062109070597309235/p0000001.htm#I_1_ CANTAR PRIMERO 1 Le convidarían de grado, pero ninguno osaba: el rey Alfonso le tenía tal saña. Anteanoche llegó a Burgos su carta con grandes precauciones y solemnemente sellada: que a mio Cid Ruy Díaz nadie le diese posada y que aquel que se la diese supiese una seria amenaza, que perdería sus bienes y además los ojos de la cara, y aun además el cuerpo y el alma. Un gran pesar tenía la gente cristiana, se esconden de mio Cid, pues no osan decirle nada. El Campeador se dirigió a su posada, en cuanto llegó a la puerta, se la encontró bien cerrada, por miedo del rey Alfonso así estaba preparada: a no ser que la quebrase por la fuerza, no se la abriría nadie. Los de mio Cid con grandes gritos llaman, los de dentro no les querían contestar palabra. Espoleó mio Cid, a la puerta se acercaba, sacó el pie del estribo y le dio una patada; no se abre la puerta, pues estaba bien cerrada. Una niña de nueve años a la vista se paraba: ¡Campeador, en buena hora ceñisteis espada! El rey lo ha prohibido, anoche llegó su carta con grandes precauciones y solemnemente sellada. No nos atreveríamos a abriros ni a acogeros por nada; si no perderíamos los bienes y las casas, y además los ojos de la cara. Cid, con nuestro mal vos no ganáis nada, pero el Creador os ayude con todas sus virtudes santas. Esto dijo la niña y se volvió a su casa. Alberto Montaner Frutos http://www.caminodelcid.org/Camino_ElCantardemiocid.aspx

Se desconoce el nombre del autor o autores. Unos piensan que el texto se escribió hacia 1140 y es obra de dos o más juglares Otros consideran que, dada la unidad y la elaboración del texto, la obra es propia de un clérigo, que lo escribió a fines del XII.

ARGUMENTO El poema narra la parte final de la vida de Rodrigo Díaz de Vivar, caballero de la corte del rey Sancho II de Castilla, quien, tras la muerte de su señor, pasó a servir Alfonso VI. Los hechos narrados se refieren a sucesos posteriores a 1081, año en que Alfonso VI desterró al Cid.

CANTAR DEL DESTIERRO

El poema narra cómo Rodrigo, expulsado de Castilla por el rey, separado de su familia y sin dinero, viaja hacia el este de la Península Ibérica, junto con un grupo de vasallos fieles. En este vagar combate contra los musulmanes y conquista algunas de las poblaciones que éstos dominaban. Las victorias le acarrean honra y riquezas, que aumentan cuando consigue apoderarse de una de las mejores plazas musulmanas de la Península: la ciudad de Valencia.

CANTAR DE LAS BODAS

La conducta ejemplar de Rodrigo, que no deja en ningún momento de enviar presentes al rey Alfonso, le vale el perdón de éste. Como muestra de reconciliación y agradecimiento, el monarca casa a las hijas del Cid con los infantes de Carrión, que forman parte de la alta nobleza leonesa. Pero los yernos del Cid se muestran muy pronto como cobardes. Los vasallos de Rodrigo, acostumbrados a la dura vida de frontera, se burlan de los infantes, y éstos, humillados, deciden vengarse de la forma más ruin: aprovechando un viaje hacia Carrión, golpean y abandonan a sus esposas en medio de un bosque.

CANTAR DE LA AFRENTA DE CORPES

Este ultraje provoca la lógica reacción de Rodrigo, quien no recurre a las armas para limpiar su honra, sino que se confía a las leyes. El Cid informa al rey de lo ocurrido, y Alfonso VI convoca un juicio en el que Rodrigo y sus vasallos se imponen a los de Carrión. El Cantar acaba una nota de completa felicidad: se recibe la noticia de que los reyes de Aragón y de Navarra piden en matrimonio a las dos hijas del héroe.

MÉTRICA Los 3730 versos del Cantar se agrupan en series de versos, o tiradas, de desigual extensión, con la misma rima asonante. Los versos son irregulares, esto es, sin medida fija, y están divididos en dos partes, o hemistiquios, por una fuerte pausa intermedia, o cesura, que suele representarse con una separación central.

De los sos ojos tan fuertemientre llorando, Tornaba la cabeça y estábalos catando. Vio puertas abiertas e uços sin cañados, Alcándaras vazías sin pielles e sin mantos E sin falcones e sin adtores mudados. Sospiró mio Cid, ca mucho habié grandes cuidados. Fabló mio Cid bien e tan mesurado: -“Grado a ti, Señor Padre, que estás en alto! Esto me han vuelto mios enemigos malos”

Rima asonante De- los- sos- o-jos / / tan- fuer-te-mien-tre- llo-ran-do, 5 + 8 13 A Hemistiquio Hemistiquio Tor-na-ba- la- ca-be-ça // yes- tá-ba-los- ca-tan-do. 7 + 7 14 A Vio- puer-tas- a-bier-tas // eu-ços- sin- ca-ña-dos, 6 + 6 12 A Al-cán-da-ras- va-zí-as // sin- pie-lles- e- sin- man-tos 7 + 7 14 A E- sin- fal-co-nes // e- sin- ad-to-res- mu-da-dos. 5 + 8 13 A Sos-pi-ró- mi-o- Cid, // ca- mu-choha-bié- gran-des- cui-da-dos. 5 + 9 14 A Fa-bló- mi-o- Cid // bien- e- tan- me-su-ra-do: 5 + 7 12 A -“Gra-doa- ti,- Se-ñor- Pa-dre, // quees-tás- en- al-to! 7 + 5 12 A Es-to- mehan- vuel-to // mi-os- e-ne-mi-gos- ma-los” 5 + 8 13 A Cesura

LA LENGUA DEL POEMA ORALIDAD Frecuentes llamadas a los oyentes Allí hablo mio Cid, bien oiréis lo que dirá Expresiones exclamativas ¡Heridlos, caballeros, por amor del Creador! Paso de la narración al diálogo: Estilo directo Habló mio Cid bien y tan mesurado: Grado a ti, Señor padre, que estás en lo alto.. Mio Cid Ruy Diaz, el que en buen hora ciñó espada Uso de aposiciones y epítetos épicos Paralelismos Allí piensan de aguijar, allí sueltan las riendas Disposición de palabras y elementos en grupos de dos: bimembración Alcándaras vacías, sin pieles e sin mantos E sin falcones e sin adtores mudados. Libertad en el uso de las formas

CANTAR DE LA AFRENTA DE CORPES ESTRUCTURA DEL POEMA CANTAR DEL DESTIERRO Narra los sucesos acaecidos desde la partida de Vivar hasta la victoria del Cid sobre el conde de Barcelona CANTAR DE LAS BODAS Se extiende desde el comienzo de la batalla levantina hasta las bodas de las hijas del Cid con los infantes de Carrión. CANTAR DE LA AFRENTA DE CORPES Abarca desde la escena del león hasta el desenlace de la historia, con el triunfo final de Rodrigo.

Bodas de las hijas del Cid PÉRDIDA DE LA LA RECUPERACIÓN DE LA HONRA: TEMA DEL CANTAR PÉRDIDA DE LA HONRA PÚBLICA El Cid es desterrado RECUPERACIÓN Batallas y regalos Bodas de las hijas del Cid PÉRDIDA DE LA HONOR Afrenta de Corpes RECUPERACIÓN Riepto Bodas de las hijas del Cid

ANÁLISIS DEL CONTENIDO Nivel socio-económico Nivel Individual Nivel político

NIVEL POLÍTICO CASTILLA LEÓN REY CID Caballeros del Cid Familiares del Cid BAJA NOBLEZA Fuertes Leales Valientes ALTA NOBLEZA Débiles Traidores Cobardes INFANTES DE CARRIÓN

NIVEL SOCIO-ECONÓMICO El Cantar muestra El espíritu de frontera Ideal de equidad jurídica Deseo de movilidad social Modo de vida guerrero Deseo de prosperar Desprecio y rencor contra la alta nobleza

Respetuoso con las normas Guerrero medieval Caballero cristiano Vasallo fiel Leal al rey Hábil estratega Devoto Respetuoso con las normas Atento y cariñoso con su familia Valiente Leal Justo MESURA

La importancia del número TRES * En la estructura: tres cantares: tres elementos jocosos tres veces envía regalos tres momentos emotivos Tres mujeres Tres…

Todos hieren en el haz donde está Pedro Bermúdez. Trescientas lanzas son, todas hieren pendones; sendos moros mataron, todos de sendos golpes; a la tornada que hacen otros tantos son. Veríais tantas lanzas bajar y alzar, tanta adarga horadar y pasar, tanta loriga falsar y desmanchar, tantos pendones blancos salir bermejos de sangre, tantos buenos caballos sin sus dueños andar. Los moros llaman :”¡Mahoma!”, los cristianos: “¡Santi Yagüe!” Caían en un poco de lugar, moros muertos mil y trescientos ya. Loriga Adarga (reverso) Pendón

Hicieron sus casamientos doña Elvira y doña Sol; los primeros fueron buenos, pero estos son aún mejor, con mayor honra se casan que en la primera ocasión. Y ved cómo la honra aumenta al que en buen hora nació, al ser sus hijas señoras de Castilla y de Aragón. Y, así, los reyes de España ahora sus parientes son, a todos alcanza honra por el que en buena nació.

LOS ROMANCES

Romances que se cantaban a finales de la Edad Media. ROMANCERO ROMANCERO VIEJO ROMANCERO NUEVO Romances que se cantaban a finales de la Edad Media. Romances escritos por autores cultos de los siglos XVI y XVII, llevador por su interés por lo popular.

ORIGEN DE LOS ROMANCES Descomposición de cantares de gesta Invención de algún poeta Los versos largos del cantar de gesta se dividirían por la cesura, de modo que cada hemistiquio diera lugar a un verso. Esto explica que los romances sólo rimen en asonante los pares. Esta teoría explica sólo los romances de tema épico.

En santa Águeda de Burgos do juran los hijosdalgo Le toman jura a Alfonso por la muerte de su hermano Tomábasela el buen Cid, ese buen Cid castellano, Sobre un cerrojo de hierro y una ballesta de palo Y con unos evangelios y un crucifijo en la mano

En santa Águeda de Burgos do juran los hijosdalgo Le toman jura a Alfonso por la muerte de su hermano Tomábasela el buen Cid, ese buen Cid castellano, sobre un cerrojo de hierro y una ballesta de palo y con unos evangelios y un crucifijo en la mano

CARACTERÍSTICAS DE LOS ROMANCES RECURSOS LITERARIOS Abundan las repeticiones, las enumeraciones y las antítesis. Es frecuente el uso de símbolos. TRANSMISIÓN ORAL Fórmulas y epítetos épicos Llamadas al oyente Sencillez sintáctica Diálogos: numerosas preguntas y respuestas. PODER EXPRESIVO Concentración Brevedad Sugerencia emocional ORDEN DE LA NARRACIÓN Es frecuente el orden cronológico. Abundan los romances in medias res También finales abruptos y abiertos. NARRADOR Objetivo e impersonal FINALIDAD Ausencia de didactismo y referencias religiosas

TEMAS DE LOS ROMANCES ÉPICO-CASTELLANO El rey don Rodrigo, Fernán González, el Cid… FRONTERIZOS y MORISCOS Narran escaramuzas guerreras entre moros y cristianos en tierras de frontera, o bien la caballerosidad y el refinamiento de los moros. ÉPICO-FRANCÉS (CAROLINGIOS) Carlomagno, Roldán, la batalla de Roncesvalles… NOVELESCOS y LÍRICOS Temas mitológicos, históricos o inventados…

— ¡Afuera, afuera, Rodrigo, el soberbio castellano! Acordársete debía de aquel buen tiempo pasado que te armaron caballero en el altar de Santiago, cuando el rey fue tu padrino, tú, Rodrigo, el ahijado mi padre te dio las armas, mi madre te dio el caballo, yo te calcé espuela de oro porque fueses más horado; pensando casar contigo, ¡no lo quiso mi pecado!, casástete con Jimena, hija del conde Lozano; con ella hubiste dineros, conmigo hubieras estados; dejaste hija del rey por tomar la de un vasallo. En oír esto Rodrigo volviose mal angustiado: —¡Afuera, afuera, los míos, los de pie y los de a caballo, pues de aquella torre mocha una vira me han tirado!, no traía el asta hierro, el corazón me ha pasado, ¡ya ningún remedio siento, sino vivir más penado!

— ¡Abenámar, Abenámar, moro de la morería, el día que tú naciste grandes señales había! Estaba la mar en calma, la luna estaba crecida, moro que en tal signo nace no debe decir mentira. Allí respondiera el moro, bien oiréis lo que diría: —Yo te la diré, señor, aunque me cueste la vida, porque soy hijo de un moro y una cristiana cautiva; siendo yo niño y muchacho mi madre me lo decía. que mentira no dijese, que era grande villanía: por tanto, pregunta, rey, que la verdad te diría. —Yo te agradezco, Abenámar, aquesa tu cortesía. ¿Qué castillos son aquéllos? ¡Altos son y relucían! —El Alhambra era, señor, y la otra la mezquita, los otros los Alixares, labrados a maravilla. El moro que los labraba cien doblas ganaba al día, y el día que no los labra. otras tantas se perdía. El otro es Generalife, huerta que par no tenía; el otro Torres Bermejas, castillo de gran valía. Allí habló el rey don Juan, bien oiréis lo que decía: —Si tú quisieses, Granada, contigo me casaría; daréte en arras y dote a Córdoba y a Sevilla. —Casada soy, rey don Juan, casada soy, que no viuda; el moro que a mí me tiene muy grande bien me quería.

Un sueño soñaba anoche, soñito del alma mía, soñaba con mis amores que en mis brazos los tenía. Vi entrar señora tan blanca muy más que la nieve fría. —¿Por dónde has entrado, amor? ¿Cómo has entrado, mi vida? Las puertas están cerradas, ventanas y celosías. —No soy el amor, amante: la Muerte que Dios te envía. — ¡Ay, Muerte tan rigurosa, déjame vivir un día! Un día no puede ser, una hora tienes de vida. Muy de prisa se calzaba, más de prisa se vestía; ya se va para la calle, en donde su amor vivía. — Ábreme la puerta, Blanca, ábreme la puerta niña. —¿Cómo te podré yo abrir si la ocasión no es venida? Mi padre no fue al palacio mi madre no está dormida. —Si no me abres esta noche, ya no me abrirás, querida; la Muerte me está buscando, junto a ti, vida sería. — Vete bajo la ventana donde labraba y cosía, te echaré cordón de seda para que subas arriba, y si el cordón no alcanzare mis trenzas añadiría. La fina seda se rompe; la Muerte que allí venía: —Vamos, el enamorado, que la hora ya está cumplida.

Quién hubiera tal ventura sobre las aguas del mar como hubo el infante Arnaldos la mañana de San Juan! ¡Andando a buscar la caza para su falcón cebar, vio venir una galera que a tierra quiere llegar; las velas trae de sedas, ¡la jarcia de oro torzal, áncoras tiene de palta, tablas de fino coral. Marinero que la guía, diciendo viene un cantar, que la mar ponía en calma los vientos hace amainar; los peces que andan al hondo, arriba los hace andar; las aves que van volando, al mástil vienen posar. Allí habló el infante Arnaldos, bien oiréis lo que dirá: — Por tu vida, el marinero, dígasme ora ese cantar. Respondióle el marinero, tal respuesta le fue a dar: — Yo no digo mi canción sino a quien conmigo va