29 de Octubre Domingo XXX del Tiempo Ordinario /B Aumenta, Señor, en nosotros la fe, la esperanza y la caridad para que cumplamos con amor tus mandamientos y podamos conseguir, así, el cielo que nos tienes prometido. Por nuestro Señor Jesucristo. Jeremías 31,7-9 A los ciegos y cojos los guiaré entre consuelos. Salmo responsorial 125 Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor. Hebreos 5,1-6 Tu eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec Marcos 10,46-52 Maestro, que pueda ver “En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó en compañía de sus discípulos y de mucha gente, un ciego, llamado Bartimeo, se hallaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que el que pasaba era Jesús Nazareno, comenzó a gritar: Jesús, hijo se David, ten compasión de mí. Muchos lo reprendían para que se callara, pero él seguía gritando todavía más fuerte: Hijo de David, ten compasión de mí!. Jesús se detuvo entonces y dijo: Llámenlo. Y llamaron al ciego, diciéndole: Animo Levántate, porque él te llama. El ciego tiró su manto; de un salto se puso en pie y se acercó a Jesús. Entonces le dijo Jesús: ¿Qué quieres que haga por ti? El ciego le contestó: Maestro, que pueda ver. Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Al momento recobró la vista y comenzó a seguirlo por el camino”
Profeta Jeremías nos dice: Dios viene a consolar a su pueblo, especialmente a los enfermos. El mismo Dios se pone a recoger y ayudar a los discapacitados. Quiere que todos regresen. Aquellos olvidados son muy importantes para Dios. Dios se ocupa de los más débiles, de los desvalidos, y eso tendría que haber hecho Israel a lo largo de su historia. Carta a los Hebreos Continúa resaltando la dimensión intercesora del sumo sacerdocio de Jesús. Jesús no tiene límites.
El evangelio de Marcos Sin olvidar a los dos hermanos que le pedían un puesto en su gloria. Hoy se nos presenta Jesús con una carga de simbologías. Jesús va en marcha. Caminando. Seguir a Jesús es tener los ojos abiertos y el corazón dispuesto. Este encuentro se realiza en Jericó. Última etapa de ida a Jerusalén. No olvidemos que muchos están confundidos, muchos no logran entender en respecto a los que va a suceder en la ciudad. La gran mayoría están como Bartimeo ciegos Bartimeo le llama “hijo de David” es decir, hijo del más grande rey de Israel La gente quiere hacer callar al ciego. No querían que lo distrajera, no querían llamar la atención de los guardias romanos Jesús no dice nada, se detiene y manda a llamar al ciego. El ciego tira el manto, da un salto y viene a Jesús. Jesús le pregunta: ¿qué quieres que haga por ti? La respuesta del Bartimeo: Maestro que yo recobre la vista. Jesús no pudo seguir adelante. Donde hay necesidad Jesús se detiene
Dejarlo todo es … Al igual que Bartimeo, cuando deja el manto, ya no es el ciego de Jericó Ese acto es abandonar un modo de vida. Ese manto es lo que identifica a alguien. Quien quiera seguir detrás de Cristo tendrá que dejar el manto y venir hasta Jesús. Hablar con Jesús, pues la palabra es una de la mejor manera de expresar la libertad. Tomar partido con al palabra empeñada para comprometerse. Bartimeo quería lago y lo pidió con toda sus fuerzas. Saber orar. Pedir con insistencia, con fuerza y con mucha humildad. Y el ciego tomó una decisión inteligente: tiró su capa, “sus seguridades”, sus ataduras, aquello que lo detenía, lo amarraba y le impedía vivir a plenitud.
Nosotros. ¿Qué queremos? Eres mi Dios Eres mi Dios, quien sana al enfermo Eres mi Dios, quien da vista al ciego Eres mi Dios, quien perdona los pecados Eres mi Dios, quien ordena silencio a la tormenta Eres mi Dios, quien me recibe en sus brazos Eres mi Dios, en quien confío plenamente Eres mi Dios, en quien aunque no vea creo Eres mi Dios, para quien todo es posible Eres mi Dios, a quien hoy pido que me abraces El es tu Dios, tu padre, tu amigo. Deja lo que estés haciendo y entrega tu confianza, tu fe y tu corazón a Dios. Nosotros. ¿Qué queremos? Señor auméntanos la fe. Señor queremos ser grandes apóstoles Pedir lo que necesitamos. Bartimeo dejó todo lo que tenía y por eso fue escuchado.
El que persevera vence La gente mandaba callar a Bartimeo y él con mayor fuerza gritaba. La constancia es la gran vencedora. La confianza obtiene respuesta. Para muchos insistir es perder tiempo Otros se mantienen, escuchan y hacen caso para la evangelización. Creer para ver Todo lo contrario de ver para creer. Los gritos del ciego, dígase oraciones. La confianza de saber que iba a ser atendido. Dejó la capa, es decir, lo abandonó todo El pedir lo que de verdad necesitaba Todo eso hizo posible la acción de Dios. Y así pudo seguir a Jesús. Discípulo es el que puede ver. Muchos tenemos los ojos cerrados Que vivimos a oscuras. Y además, cerrado también el corazón. Hemos abandonado la oración Hemos dejado a un lado la confianza Y ha crecido la soberbia: Ya no nos hace falta Dios. Padre Marcelo