Al final, resulta que somos nosotros, que es nuestra la hora de estar escenarios. Actores, con todas las tablas chillonas, tragamos la lágrima, nos quedamos sombra. Si en vez de mirar dónde nada había… No!, mejor que la pena no llegue a los ojos, lo que en la distancia se perdió de cielos en rotas veredas se ganó de nubes. Al árbol sin hojas le caben si sueños que cualquier hachero sea pesadillas. La función termina y no escucharemos si fueron aplausos, tomates, o silbos. Es esa sed que al varón le punza, por cada latido de un mar no encontrado una puñalada por cada ola y río. Como agüita fresca caen de los dedos seis gotas más una cumpliendo un destino. Y se va la vida. Ergasto (Acto VI Escena I) FIN Ergasto-Art