Vista panorámica de los deportistas participantes de los XXVI Juegos Leonciopradinos "Dante Yorges Villasante XVIII“ Manteniendo el criterio de años anteriores, se utilizó la disciplina recreativa del Sapo -que no tiene ningún impedimento para practicarla- con el objeto de lograr la mayor asistencia posible, habida cuenta de que un CMLP remozado era un buen acicate que abonara en el propósito. La dirección del colegio cumplió con lo que le correspondía; las instalaciones lucían perfectas, el espacio habilitado para el juego mostraban los once casilleros, adyacente al mismo, otro espacio techado donde lucían mesas para ser utilizadas luego de la ceremonia, protocolar y desfile de reglamento. La parte central, debajo de la tribuna, resultó insuficiente para el público espectador, incluyendo autoridades, sufrieron de buen humor las incomodidades de la falta de sillas y una lona que no logró defenderlo de un sol que calentó bastante durante toda esa larga mañana. Tampoco la tradicional impuntualidad dejó de aparecer ya que la ceremonia se inició después de una hora larga de su programación, excepto los muchachones de la XVIII - Bodas de Oro- quienes llegaron puntualmente, al lado del editor... con el mejor humor, al lado de una guapa madrina y luciendo impecable uniforme.