¡Gracias porque tu vida es el carisma viviente de esperanza para todo nuestro Instituto! ¡Gracias porque tu vida es todo un Magnificat! un Gracias que lo has hecho visible en tu Circular última, fue una sorpresa muy materna que hemos acogido con cariño.
El afecto con el cual nos escribes nos hace sentir tu presencia cercana y es para nosotras y para nuestra Comunidad Educativa motivo de impulso a retomar la responsabilidad de hacer crecer el carisma creativamente en nuestro aquí y ahora.
Él nuestro será una pequeña semillita puesta en la tierra de nuestras jóvenes peruanas.
En este tiempo de preparación, al leer la primera Crónica de nuestra casa, hemos interrogado la vida:
¿Cuál ha sido la fuerza que ha orientado y sostenido a nuestras hermanas que fundaron nuestra Casa? La piedad expresada en un gran amor a la Eucaristía. Una vida sencilla El espíritu de familia que lo expresaban en el gozo de estar juntas en diferentes momentos, como paseos, encuentros, etc. El espíritu de pobreza y sacrificio unido a una gran alegría. Un fuerte sentido apostólico que lo contagiaban a las jóvenes del Ceo, quienes hacían sus prácticas en 9 Pueblos jóvenes (lugares pobres) y 35 Centro de Educación Inicial. Respeto a la superiora, resaltando sus intervenciones formativas en comunidad. Se evidenciaba la fraternidad y el cariño de las dos comunidades vecinas: “Las Rositas” y “las vecinitas”. Una comunidad abierta a los problemas de la Patria.
¿Qué palabra, qué sugerencia nos ofrecen a nosotras, en este nuestro hoy tan diferente de su tiempo?
Dar prioridad a nuestra oración en medio de nuestra misión. Acrecentar el clima familiar, querernos como hermanas. Tener gestos de cercanía con la Comunidad vecina. Estar atentas en la acogida como casa Inspectorial. Reavivar el ardor apostólico con el impulso de Da mihi animas cetera tolle.
Tus hijas de la Comunidad Santa Rosa, Lima - Perú