“Striptease en Madrid” Miguel-A. 113 seg.
Dos estudiantes japoneses, venidos a España de turismo para perfeccionar su incipiente idioma español, decidieron acudir a un table-dance para deleitar sus diminutos ojos orientales con la belleza de la mujer de occidente.
Siendo estudiantes y andando escasos de dinero, para no pagar la entrada en vano por partida doble, hasta no saber con exactitud si el espectáculo merecía la pena ser visitado, acordaron que sólo uno de los dos iba a entrar previamente. Y, si estaba bien el ambiente, avisaría al otro, por medio de un camarero, para que pagara la entrada, y entrara también.
Cuando entró el primer japonés al espectáculo, se maravilló con la belleza, y le encantó la diversión. No sólo utilizó la vista, sino también el tacto, pues, aunque vigilada, había total libertad para "meter las manos en la masa". Entonces, escribió una nota, y pidió a un camarero que la sacara al exterior, y se la entregara a su compañero japonés.
El camarero miró la nota mientras salía. Y, al no hallarla sentido, pensó que se trataba de una tomadura de pelo, y que lo mejor era tirarla a la papelera. Pero, de inmediato, le abordó un joven japonés preguntando si llevaba una nota para él. Una vez entregada, cuando el japonés vio la nota, de inmediato, esbozó una sonrisa, y soltó al camarero un: “¡Musha glacia!”. A continuación, el jaones fue a sacar la entrada, abonó el importe, y entró corriendo al espectáculo.
Ya dentro, el camarero volvió a encontrase de nuevo con los japoneses. Después de mantener algunas palabras con ellos, que incrementaron el grado de confianza, les pidió que, por curiosidad, le explicaran aquella enigmática nota que habían utilizado para comunicarse entre ellos. A lo que respondieron: 61, 31, 41, -: , 20, 20, 20.
- ¡Ah! mul sencilo: 61, 31, 41, - : , 20, 20, 20 es: “se senta uno, tenta uno, calenta uno, entle más tenta uno, más calenta uno... ¡vente, vente, vente!”. 61, 31, 41, -: , 20, 20, 20.