By: Patricia y Susana 6º A
En un antiguo pueblo de Holanda vivía un hombre de 35 años llamado Vicent Van Gogh. Era un hombre alto y delgado, de pelo y barba pelirroja. Le encantaba pintar, ya que era su mayor pasatiempo. Era un hombre muy tranquilo y simpático. Todos los días solía salir a dar un paseo por el parque y a charlar con algunas personas.
En aquel pueblo las noches eran muy oscuras y frías, pero una de ellas se cubrió de estrellas. Aquella noche, Vicent salió de su casa y vio el gran espectáculo. Nunca había visto una cosa similar así que se fue a por su caballete y su paleta para pintar.
Se fue a lo alto de una montaña para pintar. Lo primero que pintó fue la iglesia que había al lado de su casa y después siguió por el resto del pueblo. Y por último los mas bonito, el cielo. Se quedó a pasar la noche allí porque si movía el cuadro se le correría la pintura. Mientras dormía empezó a llover y la pintura, como aun no estaba seca del todo, se corrió un poco.
Cuando se despertó, vio aquel desastre. Se quedo mirándolo unos minutos y descubrió que quedaba bien. Así que bajó al pueblo con el cuadro, se lo enseñó a sus vecinos y lo puso en su casa y después de muchos años, se expuso en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Cuando se despertó, vio aquel desastre. Se quedo mirándolo unos minutos y descubrió que quedaba bien. Así que bajó al pueblo con el cuadro, se lo enseñó a sus vecinos y lo puso en su casa y después de muchos años, se expuso en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.