La Ascensión constituye al grupo en Mistagogos de un nuevo paradigma. Cuatro elementos conforman esta constitución mistagógica: 1) Ascender al montículo para encontrarse con Jesús Resucitado. 2) Ver a Jesús. Una visión que es adoración pero que también admite a los que vacilan. 3) Recibir el envío que constituye en mistagogos de un nuevo paradigma: Bautizar y Enseñar. 4) Gustar la promesa de Jesús de estar con el grupo todos los días hasta el fin del mundo.
[ Y continúo la oración ] Jesús sabe por experiencia, que ante la dificultad por la duda, la vacilación, la fragilidad, o por la caída de alguno o de todo el grupo, sólo habrá desembocadura evangélica, si se propone un horizonte que los marque, que los apasione, que los relance, que los ponga en camino. Según Mateo, los discípulos suben al monte acordado por Jesús pero no para subir de condición, ni de nivel, ni de rango, sino un ascenso de sentido. El Señor no se amilana ante la dificultad del discípulo, no se atemoriza por sus temores, ni se acobarda por las fragilidades de algunos o de todo el grupo, ni por ello recorta la propuesta, ni renuncia a nadie. Y mucho menos busca la seguridad de su propuesta para protegerla de la vacilación de algunos. Por eso, el Señor provee como conviene, hasta el punto de poderse contar con Él mismo: “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”. El grupo ha sido convocado por el Señor a una cita. Y ellos han subido para encontrarse con Él. Cuando sus amigos lo ven, se postran aunque unos vacilan. Jesús propone a todos los discípulos (tanto para los seguros como para los que vacilan), un horizonte de largo alcance que abra caminos y que encienda luces.
[ Comienza la oración ] En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo. Palabra del Señor
[ Continúo ]
Me sereno para esta cita con Dios. Con una postura que implique todo mi ser. Al ritmo de la respiración, voy saboreando el Padrenuestro. ( Una y otra vez repito este ejercicio ) [ Continúo la oración ]
[ Sigo adelante ] NOTA: La oración preparatoria me ayuda a experimentar libertad de apegos. La repito tantas veces como quiera, dejando que resuene en mí. NOTA: Este paso merece realizarse con esmero. Le dedico unos 10 minutos.
[ Sigo adelante ] (Si me ayuda, puedo decir varias veces la petición)
[ Y continúo la oración ] “ellos se fueron al monte que Jesús les había indicado” Ir al monte, emprender la marcha de subida, atraídos por el que ha sido amigo común, es una opción. Ahí se decidirá todo. UNA CITA PREPARADA: En medio del asombro por el sepulcro vacío, la voz del ángel ha comunicado a la mujeres: “digan a los discípulos que el resucitado va de camino camino a Galilea, allí lo verán” (Mt. 28,7). Estando ellas de camino, entre asustadas y alegres, se les acerca Jesús resucitado y les dice: no teman, comuniquen a mis hermanos que me verán verán en Galilea” (Mt. 28,10). La cita a la que están convocados y por la que se hace la ruta, no es una cita de discípulos, sino un encuentro de hermanos. En el monte, se cuajó esta amistad (Mt. 5,1-8,1). Allí sintieron que tal amistad no se centraba en el cumplimiento de la Ley sino en vivirla como bienaventuranza.
[ Y continúo la oración ] “Al verlo, se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, les dijo: Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. ” Ver a Jesús y permitir que en la feliz contemplación captemos la inefable belleza del Modelo al que somos convocados. Sentir su presencia para que dé a nuestro grupo o comunidad la consistencia. Oír su Palabra para que nuestra duda, vacilación, fragilidad, y hasta nuestras caídas, sean incorporadas y transformadas por su pleno poder que atraviesa cielo y tierra. Gustar su Presencia para que temple y enardezca hasta lo más insignificante de nuestras existencias.
[ Y continúo la oración ] “Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado” Ir y hacer discípulos no se reduce al anuncio y a la evangelización. Ir y hacer discípulos incluye todo eso, pero se concentra en la capacidad de hermanar en Jesús a todos y a todo. Ir y hacer discípulos de Jesús es ser mistagogo. Señor, que vivamos los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren. ( Conc. Vatic. II, G.S. 1)1) Señor, que nada haya verdaderamente humano que no encuentre eco en nuestro corazón. ( Conc. Vatic. II, G.S, 1)1)
[ Y continúo la oración ] “Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” Yo estoy con ustedes es la realización plena del Enmanuel anunciado en la encarnación. TODOS LOS DÍAS quiere decir en nuestra cotidianidad, en las idas y venidas, en las caídas y levantadas. Porque es un Dios vivo. HASTA EL FIN DEL MUNDO quiere decir que nuestra apuesta adquiere consistencia para que nuestra esperanza sea buena esperanza. “En él sólo la esperanza”, ha sido la consigna de un gran cristiano del siglo XVI. Señor, que te permitamos proveernos en todo como conviene, hasta el punto de contar contigo en todo. Señor, que los constituidos en mistagogos procedan como Tú: proveyendo en todo como conviene, hasta el punto de que en todo se pueda contar con ellos.
[ Comienza el Cierre de la oración ] Que sabrosa es la presencia del Dios vivo: es como miel que te empapa el paladar, es agua fresca que resbala por la frente, como la brisa que te moja desde el mar. (Miguel Matos SJ) El coloquio es un diálogo que se hace hablando como un amigo habla a otro, ya sea para pedir alguna gracia, ya sea reconociendo la fragilidad o pecado, o para comunicar sus cosas y queriendo consejo en ellas. ( El texto sugerido puede ser útil). Que seguro es el amparo del Dios vivo: es como el brazo que sostiene al caminar, es la sonrisa que despierta la confianza, como la mano que te lleva a reposar. Grande el hombre que confía en el Dios vivo, es como el yunque que resiste al martillar. Que Dios ayude al que lucha por la vida, que Dios apoye al que ayuda a los demás.
Para centrar la experiencia vivida en la Oración, respondo en forma sencilla las siguientes interrogantes: [ Termino con la oración siguiente ]