Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Se acercaron los discípulos a decirle: « Estamos en despoblado y es muy tarde. Despide a la multitud que vayan a las aldeas y se compren para comer».
San Juan Pablo en la carta «Quédate con nosotros» invitaba a nuestras comunidades a afrontar con generosidad fraterna alguna de las múltiples pobrezas de nuestro mundo.
Nos invitaba a medir en términos de generosidad nuestra eucaristía: «Pienso en el drama del hambre que atormenta a cientos de millones de seres humanos, en las enfermedades que flagelan a los Países pobres, en la soledad de los ancianos, La desazón de los parados, El trasiego de los emigrantes,
No podemos hacernos ilusiones: por el amor mutuo, por la atención a los necesitados se nos reconocerá como verdaderos discípulos de discípulos de Cristo. Cristo. En base a este criterio se comprobará se comprobará la autenticidad de nuestras celebraciones eucarísticas».
El drama de los hambrientos tiene hoy millones de rostros.
El mandato de Jesús no puede dejar indiferentes a los cristianos de hoy. Los bienes que nos sobran pueden saciar el hambre de medio mundo. No podemos ignorar que son nuestros hermanos. DADLES VOSOTROS DE COMER
Este mandato implica a la Iglesia entera. Ésta mantiene su presencia cercana y generosa allí donde ninguna organización se atreve a llegar. DADLES VOSOTROS DE COMER
Jesús no es un patrimonio exclusivo de los cristianos. Su mensaje es universal, precisamente por estar atento a las carencias concretas del hombre. DADLES VOSOTROS DE COMER
Señor Jesús, Que diste de comer a la multitud hambrienta, no permitas que olvidemos las necesidades no permitas que olvidemos las necesidades de nuestros hermanos danos un corazón generoso danos un corazón generoso y una voluntad eficaz para ayudarle. para ayudarle.Amén.
Texto: José Román Flecha Andrés PALABRA DEL SEÑOR –Salamanca Presentación: Antonia Castro Panero Música: Magnun Mysterium. Monasterios de España