“Preferencias sexuales” Miguel-A. 150 seg. (M. Escobar)

Los campesinos, de cualquier región, son gente sencilla y sin demasiados problemas ideológicos. Sin embargo, todas sus ideas puede tambalearse y sus creencias venirse abajo cuando deben interactuar con la complicada gente de la ciudad. En cierta población rural, un grupo de turistas, que estaban de paso, se detiene momentáneamente y, aprovechado el alto en el camino, acuden al bar a tomarse unos refrescos. En la barra, tomándose una cerveza, estaba sentado un campesino, que acaba de llegar de arar una finca y tenía su tractor aparcado a la entrada del bar.

Una mujer, de mediana edad, del grupo de turistas se sienta en la barra al lado del campesino, y entablan diálogo entre ellos: - Usted es agricultor, ¿verdad?. - Puess, sí, señora... soy agricultor -responde el labrador.

- ¿Y qué hace usted en su trabajo?. - Puessss, señora, yo cuido las vacas y los cerdos, esquilo ovejas, hago alambradas, cultivo la tierra... puesssss, señora, todo lo que hacemos los agricultores y ganaderos. Como para no cortar el diálogo, el campesino le pregunta a la señora: - ¿Y usted, señora, qué hace, pues?.

Para estas alturas de la conversación, la mujer turista se siente molesta porque cree que el agricultor le está mirando fijamente al escote. Y decide darle una sarcástica respuesta. Con cierta malicia y aprovechándose de la inocencia del agricultor, con todo desparpajo, le contesta: - Bueno, yo no soy campesina. Vivo en la ciudad, y soy lesbiana. Como soy lesbiana, pienso todo el día en las mujeres... cuando me levanto pienso en mujeres... cuando voy al trabajo pienso en mujeres... cuando vuelvo a mi casa pienso en mujeres... cuando me baño pienso en mujeres... ¡me paso todo el día pensando en mujeres!. Dicho esto, la mujer abandona el bar.

El campesino queda pensativo, como aferrado al mostrador, y sin animarse siquiera a volver la cabeza. Pasado un rato, un nuevo grupo de turistas entra en el establecimiento. Un matrimonio se acerca a la barra y, como suele ocurrir casi siempre en estos casos, tratan de entablar diálogo de una manera similar a la de la mujer anterior. - ¿Es usted agricultor, no? -pregunta la señora.

El campesino gira lentamente su cabeza, mira a la mujer con cierta preocupación, y, en voz baja, le dice: - Mire, puessss señora, no lo sé exactamente lo que soy. Hasta hace unos minutos, pensaba que sí era agricultor. Pero, después de una charla que acabo de tener aquí mismo con una turista, me acabo de dar cuenta que, en realidad, soy lesbiano.