Desde muy niño aprendí el sentido del renacimiento, de la natividad como un suceso cotidiano Aprendí de la “invalides” a los cuatro años sufrí un accidente que me dejo inmóvil y sin esperanza de volver a caminar, eso no tenia sentido más allá del amor de una madre por su hijo en terapia de amor constante que me hizo levantar. Poco después aprendí de la demencia y el retraso escolar, y sin esperanzas los médicos predecían mi internamiento en un centro especial, eso no tenia sentido más allá de la paciencia y compromiso humano de un grupo de maestros-as y compañeros-as de aula que me hicieron comprender. Aprendí de la pobreza y el trabajo infantil, sin esperanza de días mejores, eso no tenia sentido más allá de un sacerdote que me propuso superar. Aprendí en la adolescencia de la ceguera y sin esperanza me encerré en la oscuridad y soledad, eso no tenia sentido más allá de los amigos-as que me guiaron con su luz. Aprendí del amigo y del enemigo, la persecución, la traición, la envidia y el engaño, eso no tenía sentido mas allá de un grupo de com-pan-eros, diri-gentes y comun-unidades que me hicieron valorar la asociatividad y la solidaridad.

En el transcurso de nuestras vidas Dios opera misteriosamente para enseñarnos lo valioso que es re-nacer, pero el parto no es en solitario es siempre acompañado de ángeles carnales y terrenales como tu y como yo.

Este año por los misterios que rigen nuestras elecciones y lecciones ante Dios, se revivieron esos sentires y vivires de la niñez y adolescencia. Re-Aprendí de la “invalides” ante los acontecimientos que oprimen, la corrupción, la desidia, la desesperanza del empobrecido, eso ahora tiene sentido más allá del amor y el compromiso constante por el cambio y la transformación de una sociedad injusta que requiere de terapia urgente para que se levante. Re-aprendí de la demencia y el retraso escolar, eso tiene sentido más allá de las reformas curriculares, los cambios de maestros-as y las reformas de ley, me hicieron comprender la urgencia del involucramiento de los niños y niñas, de los padres y madres, de los maestros y maestras en la inclusión de sus hijos e hijas en un Estado Plurinacional, intercultural, unitario y de ciudadanía universal. Re-aprendí de la pobreza y el trabajo infantil, eso tiene sentido más allá de una campaña, ordenanza o reglamento en cuanto cada ciudadano se asuma como habitante de una Re-d-pública, capaz de innovar, recrear y ejercer sus derechos a la dignidad y sumak Kawsay. Re-aprendí en esta segunda adolescencia de la ceguera y de cómo nos encerramos en las soberbia, egoísmo, particularidades, intereses, frustraciones y desesperanzas, esto tiene sentido más allá de nuestros proyectos personales siempre que veamos la luz de la existencia de proyectos colectivos y constitucionales de vida, desarrollo, protección y participación de todos y todas Re-aprendí del amigo y del enemigo, la persecución, la traición, la envidia y el engaño, eso tiene sentido mas allá del manejo errado de la cosa publica, de la meritocracia autocrática, de un derecho constitucional por articular, en tanto como ciudadano-a no bajemos la guardia, reorganicemos nuestros procesos solidarios, venzamos el miedo a la inseguridad y nos apropiemos de lo que por derecho es nuestro lo público.

Por toda la Gracia re-si-vida, los aprendizajes re-leídos, deseo que este re-nacimiento native en ti, tu familia, y comunidades: Una flor rara, única y especial llamada amor y justicia. Una mariposa que revolotee con paciencia, compromiso, humildad, tolerancia e inclusión. Gotas de lluvia llenas de superación, innovación, re-creación y te bañen de tus derechos. Halos de luz purpura que te recuerden su inmortalidad y divinidad como hijo de Dios y heredero de un mundo mejor para todos y todas. Y en el universo de oscuridad vayas expandiéndote, reproduciéndote en solidaridad, compromiso y responsabilidad con el próximo, recuerda que eres el Ángel carnal y terrenal capaz de hacer milagros en tu cotidianidad. Deseo esta natividad, el año venidero y los que te toque por vivir. La gracia de Dios este contigo La fuerza del espíritu te acompañe, y Que las bendiciones del ungido permanezcan en ti y tu familia por siempre jamás. Wálter Fernández Ulloa y Familia Diciembre 24 de 2010