PEDIR UNA Y OTRA VEZ

INTRODUCCIÓN

“La historia de mi oración sin respuesta tiene que ver con nuestra hija adoptiva, que es farmacodependiente... ¿Es tiempo de que esta pareja se rinda? ¿Deben dejar de orar?

I EL RELATO DE JESÚS PARA QUIENES SE SIENTEN TENTADOS A ABANDONAR LA ORACIÓN

LECTURA BIBLICA: Lucas 18:1-8

1. Esta es una de las parábolas más extrañas y motivadoras que contara Jesús, pues a diferencia de otras de las suyas, ésta comienza con el punto que Él quiere enfatizar: “También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar y no desmayar” (v. 1)

Este es un relato... * Para aquellos que se sienten tentados a abandonar la oración, los que oran y no reciben. * Es para los que están cansados y desanimados en su oración. * Es para los que consideran todas las posibles explicaciones a la oración sin respuesta y ya no saben qué hacer.

Es una historia especialmente para los que sufren por las iniquidades de nuestro mundo: * ¿Dónde está Dios en medio de tanta violencia? * ¿Por qué Dios permite tanto daño a nuestros niños pequeños? *¿Qué de la esposa abandonada que ora?

Nuestra reacción: *Tomar la justicia por nuestras propias manos. * Contratar un abogado. *Comprar un arma. * Llamar la atención en público. * Gritar con ira: ¿Dónde está Dios? Y ¿Dónde está la justicia?

II LOS PERSONAJES DE LA PARÁBOLA: 1. El juez injusto: A. No era un juez judío B. Era un juez romano C. Era particularmente irreverente y prepotente.

2. La mujer viuda: A. Era víctima de la injusticia B. Tal vez había sido desheredada C. Era una mujer persistente: * Ella insistió, él rehusó una vez más * Ella volvió a pedirle, él volvió a negarle ayuda. * Ella continuó pidiendo, él siguió rehusando ayudarle

D. Podemos imaginar todo lo que hizo fuera del tribunal: * En la calle * En la calle * En el mercado * En el mercado * En su casa * En su casa Ella rogó, suplicó, persistió y pidió.

FINALMENTE… ¡Cedió el juez! ¡Cedió el juez! Sin embargo, siguió siendo duro de carácter, irreligioso, irrespetuoso, siguió siendo incompasivo. Cedió simplemente porque se había cansado de la mujer viuda.

III EL CONTRASTE Entre el juez y Dios: 1. ¡Dios no es como el juez! 2. ¿Acaso Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche? 3. ¿Se tardará en responderles?

El juez es injusto, Dios es justo. Al juez le faltaba compasión, Dios es infinitamente compasivo. Al juez no le importaban las personas, Dios se preocupa profundamente por las personas. El juez no estaba preocupado, Dios es todo misericordia.

Entendamos lo que esto significa para nosotros: * Cuando enfrentamos la injusticia * Cuando somos víctimas * Cuando somos afectados * Cuando los tribunales fallan * Cuando estamos desesperados * Cuando todas nuestras alternativas se agotan * Cuando rogamos a Dios

Pero... “Esta es una maravillosa enseñanza de la Palabra de Dios, sin duda. Son palabras tan dulces que nos animan a oír, pero... Simplemente no parecen verdad, porque mi experiencia propia es justamente opuesta” Este es mi caso...

IV DIOS SIEMPRE TIENE LA RAZÓN A. Dios no ve las cosas como nosotros: “Compare eso con ver a un hombre con un cuchillo abriéndole el pecho a otro y cortándole el corazón...

B. Dios ve todo el panorama C. Entendamos la medida del compromiso de Dios con el derecho y la justicia. D. Para nosotros la pregunta es: ¿Continuaremos orando? ¿Nos apartaremos de Él? Por eso es la pregunta de Jesús: “Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?”

CONCLUSIÓN

1. Hay algunas oraciones que abandonamos fácilmente. 2. Hay otras oraciones en las que las circunstancias nos obligan a abandonarlas. 3. Pero hay oraciones que no podemos, que no debemos dejar de elevar a Dios:

* Oraciones por las amistades que llevan una vida que es una constante lucha física, psicológica y espiritual. * Por la madurez nuestra y de los demás. *Por los seres amados y perdidos, sin importar dónde están y que todavía no conocen a Cristo. *Hasta que Dios diga ¡NO! Tenemos que orar.

4. La perseverancia no resulta fácil. 5. No todos se rinden con facilidad. 6. Es necesario tener fe. ¡Oremos bajo la convicción de nuestra fe!