Quién lo diría Carlota María María de la Luz Uribe (chilena) Educación Parvularia

En el recuadro correspondiente, inserta un dibujo que ilustre la parte de la historia que se narra en cada diapositiva.

Carlota María tenía un problema ; se despertó un día con rabia y con pena. Lo que le pasaba ni ella lo sabía todo le enfadaba y le daba ira.

Ataques de furia desde el desayuno; o estaba muy frío o salía humo, la silla era alta o era muy baja, la miraban todos , nadie la miraba.

Carlota María pateaba en el suelo gritaba y chillaba, volcaba vajillas. Su padre, su madre, rogaban pedían, la dejaban sola luego la reñían.

Carlota María quería jugar pero no sabía su rabia acabar; más furia sentía, se echaba en el suelo, se mordía entera, se arrancaba el pelo.

Los padres, ansiosos llaman al doctor. Este la examina y dice: “El olor del mar y su vista calmarán su ardor”. Un viaje por barco es la solución.

La madre prepara maletas, valijas, entre los chillidos de rabia de su hija. Se suben al taxi que estaba esperando. Carlota María sigue pataleando.

El conductor, loco entre tanto ruido, dice: “Bajen pronto , con ella no sigo”. Bajan a la niña que sigue rabiando, cogen las maletas y van caminando.

La ciudad entera detiene su paso, paran los autobuses, camiones y autos. Miran a esta niña que sigue rabiando mientras padre y madre la van arrastrando.

Llegan justo antes de que zarpe el barco. Carlota María casi queda abajo, su furia es tan grande que rompe el vestido, la suben con cuerdas; el barco ha partido.

muy pronto fue fastidio, ¡Como se divierten hoy los pasajeros al ver los ataques de Carlota!, pero tanta diversión muy pronto fue fastidio, no hay paz en el barco con tanto chillido.

Al capitán ruegan que calmen a la niña. Viene el capitán, un ojo le guiña. Carlota María se pone furiosa, le ataca de frente le quita la gorra.

Ahora está ofendida la tripulación: van todos al puente, hay gran confusión. El estruendo que hace Carlota María levanta las olas el barco se inclina.

“¡A los salvavidas!”, grita el capitán. “¡Corran a los botes que va a naufragar!”. Sobre la tormenta y sobre la alarma la voz de Carlota avanza y se agranda.

Los niños primero, mujeres y viejos, y luego los hombres y los marineros, suben a los botes y pronto se van y al final Carlota con el capitán.

Y mientras se alejan con gran pesadumbre el barco muy blanco ven cómo se hunde. Mientras todos reman directo a una isla, Carlota, con rabia, patalea y chilla.

Llegan a la isla: todos se han salvado. Sonríen, se abrazan, Carlota ha llegado con el capitán mira a padre y madre, se pone a chillar más aún, más que antes.

Entonces marinos, mozos, pasajeros, su padre y su madre, juntos la riñeron, todos a la vez y unos más que otros, ronco el capitán y todos furiosos.

Tal es el barullo que hay en la isla que mucho más grita Carlota María. Y de pronto sienten que la tierra brama, miran hacia arriba: el volcán estalla.

¿Tú gritabas mucho, Carlota María? Pues más grita el fuego en la tierra herida. ¿Tú sentías furia frente al capitán? Más furiosa vuelca su lava el volcán.

Todos quedan mudos, muda está la niña por primera vez en treinta y un días. El volcán se acalla, de él sale humo, ahora en la isla no hay ruido.

Carlota María se sienta en la tierra, está muy cansada, mas no siente pena, ni furia ni rabia. Y ni se da cuenta que todos se alegran: un barco se acerca.

Al barco se suben van sanos y salvos. Su padre a Carlota la lleva en los brazos. Cuando abre los ojos la miran y tiemblan, pero ella sonríe: el volcán recuerda.

Carlota María está en la escotilla y observa el volcán en la lejanía. Sonríe: su rabia se pudo acabar y perderse en humo como el de el volcán. En el nuevo barco van todos de vuelta.

El nuevo capitán al otro comenta: “Qué niña más dulce Carlota María” El otro murmura: “Y quién lo diría….”