Todos nos encontramos sujetos a lo que se convino en llamar adversidad. Una tragedia, un acontecimiento señalado por el dolor que produce, un suceso nefasto, la pérdida de una persona querida, constituyen infortunios que mortifican.

Perjuicios financieros, daños morales, enfermedades catalogadas como irreversibles, son adversidades desastrosas en muchas existencias.

Sin embargo, si la vida fuese encarada bajo el punto de vista espiritual, el hombre comprendería la razón de tales frustraciones y no se entregaría a desastres más graves, como son la locura y el suicidio, la fuga por el alcohol o por los tóxicos...

La existencia física no transcurre cual nave sin rumbo en un mar encrespado. Los actos anteriores y la conducta actual, son el mapa y la ruta para llegar al destino por el cual el individuo opta.

Son realmente desastrosos los males que se practican con relación al prójimo, puesto que ellos irán a fomentar las adversidades del mañana, que son impostergables rescates del infractor.

Trabaja para impedir que te lleguen infortunios, especialmente los actuales que nacen de la insensatez, de la malversación de valores, del malquerer. Empero, si fuese sorprendido por un fracaso de cualquier naturaleza o por algún siniestro, asume un comportamiento de equilibrio y enfréntalo con serenidad.

A veces, todo pasa más rápido de lo que se espera. Evalúa los daños causados y si estuvieses herido en el sentimiento, confía en el tiempo que te curará la llaga, ayudándote a salir del embate, más fortalecido y con una visión más clara con respecto a la vida.

En cualquier circunstancia, proyéctate mentalmente en dirección al mañana, viéndote feliz como te agradaría estar.

Con esta imagen positiva avanza, superando el primer momento desdichado y el próximo, paso a paso, y te sorprenderás victorioso alcanzando el objetivo anhelado.

Unas reflexiones para el camino En el presente pagamos los errores de las vidas pasadas y los errores de hoy, lo pagaremos en nuestra vida futura. Esto que es tan simple de explicar, se llama la Ley de Causa y Efecto y aunque te sea difícil de aceptarlo, si te propones, lo puedes aplicar en beneficio de tu desarrollo moral y espiritual; ¿lo material? pues, te vendrá por añadidura. En el presente pagamos los errores de las vidas pasadas y los errores de hoy, lo pagaremos en nuestra vida futura. Esto que es tan simple de explicar, se llama la Ley de Causa y Efecto y aunque te sea difícil de aceptarlo, si te propones, lo puedes aplicar en beneficio de tu desarrollo moral y espiritual; ¿lo material? pues, te vendrá por añadidura. Siembra buenas semillas y cosecharás buenos frutos. Como ves, de ti depende, está en tus manos tu futuro; por eso no tienes que culpar a nadie si algo no está bien. Acéptalo con humildad, porque son la consecuencia de tu vida pasada y da gracias a Dios, porque estás aprendiendo y liberándote de una carga. Siembra buenas semillas y cosecharás buenos frutos. Como ves, de ti depende, está en tus manos tu futuro; por eso no tienes que culpar a nadie si algo no está bien. Acéptalo con humildad, porque son la consecuencia de tu vida pasada y da gracias a Dios, porque estás aprendiendo y liberándote de una carga. No lo olvides; tú eres el arquitecto de tu propio destino. El Divino Creador te ha dado todas las herramientas para lograrlo. No lo olvides; tú eres el arquitecto de tu propio destino. El Divino Creador te ha dado todas las herramientas para lograrlo. Que Dios te bendiga. Que Dios te bendiga.