LA TRANSMISIÓN DE LA FE EN LA FAMILIA.

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Transcripción de la presentación:

LA TRANSMISIÓN DE LA FE EN LA FAMILIA. Preparación al V Encuentro Mundial de las Familias Valencia, Julio 2006

La transmisión de la fe en la familia. “Salió el sembrador a sembrar”: ¿en qué tierra cae la semilla de la fe?: el desafío cultural. “Yo aprendí, desde mi cuna, en mi familia, que Tú, Señor, elegiste a Israel”: transmitir la fe en la vida familiar. “Creo en Dios Padre todopoderoso”: las verdades fundamentales de nuestra fe. “Hasta que Cristo sea formado en vosotros”: la Pastoral Familiar como formación de hogares cristianos.

El desafío cultural «Una vez salió un sembrador a sembrar. Y al sembrar, unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron las aves y se las comieron. Otras cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron enseguida por no tener hondura de tierra; pero en cuanto salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se secaron. Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta. El que tenga oídos, que oiga». (Mt 13,3b-9).

El desafío cultural Datos preocupantes Los retos de la cultura al matrimonio y la familia Datos preocupantes Cada vez nos resulta más difícil transmitir la fe a las nuevas generaciones. Casi el 90% reciben el bautismo; 75% la primera comunión; 50% la confirmación. Menos de un 10% de los bautizados acuden los domingos a Misa. El 75% de los matrimonios se celebran en la Iglesia, pero ¿cuántos con las mínimas condiciones?

El desafío cultural Relativismo antropológico Relativismo ético Los retos de la cultura al matrimonio y la familia Relativismo antropológico No hay una verdad objetiva sobre el hombre. Cada uno configura libremente su propia verdad Relativismo ético No hay bien ni mal universalmente válidos. Cada uno decide libremente lo que es bueno

El desafío cultural El relativismo «A quien tiene una fe clara, según el Credo de la Iglesia, a menudo se le aplica la etiqueta de fundamentalismo. Mientras que el relativismo, es decir, dejarse “llevar a la deriva por cualquier viento de doctrina”, parece ser la única actitud adecuada en los tiempos actuales. Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida sólo el propio yo y sus antojos» (Card. Joseph Ratzinger, 18-abril-2005).

El desafío cultural Los retos de la cultura al matrimonio y la familia Repercusiones del relativismo en la formación de las personas. «Educar es introducir en la realidad» (Jungmann): el relativismo renuncia a una verdad y unos valores objetivos. Individualismo: el hombre se construye por la afirmación de sí mismo (afirmación del sujeto: subjetivismo), no por su relación con los demás (personalismo). Despreocupación por los demás, falta de presencia en el hogar. Al carecer de referencias seguras, el joven experimenta miedo e inseguridad. Cf. Discurso de Benedicto XVI. Roma 6 de junio de 2005.

El desafío cultural Concepto perverso de libertad Los retos de la cultura al matrimonio y la familia Concepto perverso de libertad Desarraigada de su finalidad interna, que la dirige a realizar el amor verdadero, la libertad queda reducida a la elección de cosas según un arbitrio personal, al margen de la verdad del hombre. Cuando esto sucede, los únicos límites que se descubren para la libertad vienen de la presencia de otras personas también libres. La relación entre personas se enmarca así en un conflicto de libertades y límites. Todo es posible con tal de no violentar la libertad ajena FSV 20

El desafío cultural Los retos de la cultura al matrimonio y la familia El emotivismo: una cultura del “sujeto débil” El sujeto valora las acciones por la utilidad para sus propios fines que le vienen dados por la satisfacción de las pasiones: SUJETO UTILITARIO-PASIONAL. La dirección y construcción de la vida se separan de la búsqueda de una verdad completa, de una vocación, y queda a merced de los sentimientos e impulsos irracionales: SUJETO IRRACIONAL (FSV 23). Se comprende a sí misma de modo fragmentado, caótico, en un entrecruzarse de fuerzas biológicas, emociones, opiniones en medio de deseos encontrados, que llega a confundir con su libertad: SUJETO FRAGMENTADO (FSV 24)

El desafío cultural Los retos de la cultura al matrimonio y la familia Es necesaria una visión del hombre que re-conozca la verdad del hombre y sea capaz de dar sentido a sus experiencias: ANTROPOLOGÍA ADECUADA. La verdad del hombre le viene dada en su propio ser. El hombre tiene en sí mismo un fin que le es dado: EL AMOR Hace falta un principio integrador que sea capaz de dar unidad y sentido a las experiencias de la persona: LA VOCACIÓN AL AMOR

El desafío cultural LA VOCACIÓN AL AMOR (DPF 28). Los retos de la cultura al matrimonio y la familia LA VOCACIÓN AL AMOR (DPF 28). «El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente» (Redemptor hominis 10)

¿Es esto posible para la familia?

La transmisión de la fe en la familia. “Salió el sembrador a sembrar”: ¿en qué tierra cae la semilla de la fe?: el desafío cultural. “Yo aprendí, desde mi cuna, en mi familia, que Tú, Señor, elegiste a Israel”: transmitir la fe en la vida familiar. “Creo en Dios Padre todopoderoso”: las verdades fundamentales de nuestra fe. “Hasta que Cristo sea formado en vosotros”: la Pastoral Familiar como formación de hogares cristianos.

Transmitir la fe en la vida familiar El joven Samuel servía al Señor al lado de Elí. En aquellos días era rara la palabra del Señor y la visión no abundaba. Un día Elí estaba acostado en su habitación. Sus ojos habían comenzado a debilitarse, y no podía ver. La lámpara de Dios aún no se había apagado, y Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde se encontraba el arca de Dios. Entonces el Señor llamó a Samuel. Éste respondió: – Heme aquí. Corrió donde Elí y dijo: – Heme aquí, porque me has llamado. Respondió: – No te he llamado. Vuelve a acostarte. Fue y se acostó. El Señor volvió a llamar a Samuel. Se levantó Samuel, fue donde Elí, y dijo: – No te he llamado, hijo mío. Vuelve a acostarte. Samuel no conocía aún al Señor, ni se le había manifestado todavía la palabra del Señor. El Señor llamó a Samuel, por tercera vez. Se levantó, fue donde Elí y dijo: Comprendió entonces Elí que era el Señor el que llamaba al joven. Y dijo a Samuel: – Ve a acostarte. Y si te llama de nuevo, di: “habla Señor, que tu siervo escucha”. Samuel fue a acostarse en su sitio. El Señor se presentó y llamó como las veces anteriores: – Samuel, Samuel. Respondió Samuel: – Habla, que tu siervo escucha.

Transmitir la fe en la vida familiar Elí, con su ejemplo, con sus consejos y enseñanzas, iba preparando a Samuel para la misión que Dios le tenía asignada. En el hogar de Nazaret el corazón del Cordero de Dios se fue preparando para la obra que el Padre le había encomendado. Y lo hizo a través de la vida familiar de Jesús en el hogar de María y de José. «Conforme a su corazón de hombre, Jesús aprendió a orar de su madre y de la tradición judía. Pero su oración brota de una fuente más secreta, puesto que es el Hijo de Dios que, en su humanidad santa, dirige a su Padre la oración filial perfecta» (CCCE 541).

Transmitir la fe en la vida familiar Fe y vida no son dos “departamentos estancos” de nuestra vida. Si nuestra vida se desarrolla habitualmente al margen de la fe, es que la fe no ha sido capaz de penetrar hondamente en nuestra vida. Es como la sal que se ha vuelto sosa. No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente (Mt 5,13). La familia tiene ante sí el reto de transmitir la fe, pero para transmitirla primero es necesario vivirla: que la fe impregne nuestro corazón dando un sabor nuevo a todo lo que hacemos. Viviendo los hijos una comunión familiar íntimamente dinamizada por la fe, la esperanza y la caridad, crecerán, como Jesús, en sabiduría y en gracia. Aprenderán, en familia, a desgranar los misterios de la historia de la Salvación, a reconocer la presencia de Dios en el hogar, a escuchar la voz de Dios que un día les llamará concreta y personalmente

Transmitir la fe en la vida familiar La familia educa a través de la propia convivencia, mediante las relaciones familiares. La vida de la familia, en su propia vida, transmite al hijo las actitudes y los valores que van a configurar su vida. La familia es la comunidad educativa originaria. En ella la persona nace, y es “introducida en la realidad” por su nacimiento biológico. Es también introducida como persona en la realidad de las relaciones interpersonales de la familia. LO QUE LA FAMILIA VIVE, ES LO QUE TRANSMITE A LOS HIJOS.

Transmitir la fe en la vida familiar «Mi Señor y Dios nuestro. Yo aprendí, desde mi cuna, en mi familia, que Tú, Señor, elegiste a Israel entre todos los pueblos, y a nuestros padres entre todos los antepasados, para que fueran por siempre tu heredad; y que Tú, Señor, hiciste con ellos cuanto les habías prometido» (Est. 14, 5)

La transmisión de la fe en la familia. “Salió el sembrador a sembrar”: ¿en qué tierra cae la semilla de la fe?: el desafío cultural. “Yo aprendí, desde mi cuna, en mi familia, que Tú, Señor, elegiste a Israel”: transmitir la fe en la vida familiar. “Creo en Dios Padre todopoderoso”: las verdades fundamentales de nuestra fe. “Hasta que Cristo sea formado en vosotros”: la Pastoral Familiar como formación de hogares cristianos.

Las verdades fundamentales de nuestra fe El hombre creado a imagen de Dios para participar de su vida divina. El misterio de la Trinidad: Dios es comunión de personas en el amor (FC 11). El misterio de la Iglesia y los sacramentos.

Las verdades fundamentales de nuestra fe La vida del hombre: conocer y amar a Dios (CCE 1) La luz definitiva que ilumina la vida del hombre es el deseo que Dios ha inscrito en el corazón del hombre de la comunión con Dios. «El mismo Dios, al crear al hombre a su propia imagen, inscribió en el corazón de éste el deseo de verlo a Él. Aunque el hombre a menudo ignore tal deseo, Dios no cesa de atraer al hombre hacia sí, para que viva y encuentre en Él aquella plenitud de verdad y felicidad a la que aspira sin descanso. En consecuencia, el hombre, por naturaleza y por vocación, es un ser esencialmente religioso, capaz entrar en comunión con Dios. Esta íntima y vital relación con Dios otorga al hombre su dignidad fundamental» (CCCE 2). Por tanto, la verdad fundamental del hombre se revela en la creación del hombre a imagen y semejanza de Dios. La creación «manifiesta el amor omnipotente y lleno de sabiduría de Dios; es el primer paso hacia la Alianza del Dios único con su pueblo; es el comienzo de la historia de la salvación que culmina en Cristo, y es la primera respuesta a los interrogantes fundamentales sobre nuestro propio origen y nuestro propio fin» (CCCE 51).

Las verdades fundamentales de nuestra fe La vida del hombre: conocer y amar a Dios (CCE 1) Este es el fin de la vida de cada hombre y el motivo de la obra creadora: la comunión del hombre con Dios, que llamamos bienaventuranza. «Las bienaventuranzas descubren la meta de la existencia humana, el fin último de los actos humanos: Dios nos llama a su propia bienaventuranza. Esta vocación se dirige a cada uno personalmente, pero también al conjunto de la Iglesia, pueblo nuevo de los que han acogido la promesa y viven de ella en la fe» (CCE 1719). Esta luz ilumina nuestra vida, y también nos orienta en nuestro obrar concreto, pues… «la bienaventuranza prometida nos coloca ante elecciones morales decisivas. Nos invita a purificar nuestro corazón de sus instintos malvados y a buscar el amor de Dios por encima de todo» (CCE 1723).

Las verdades fundamentales de nuestra fe El misterio de la Santísima Trinidad «"Dios es Amor" (1Jn 4,8.16); el ser mismo de Dios es Amor. Al enviar en la plenitud de los tiempos a su Hijo único y al Espíritu de Amor, Dios revela su secreto más íntimo (cf. 1Cor 2,7-16; Ef 3,9-12); él mismo es una eterna comunicación de amor: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y nos ha destinado a participar en Él» (CCE 221). «El misterio central de la fe y de la vida cristiana es el misterio de la Santísima Trinidad. Los cristianos son bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (CCCE 44).

Las verdades fundamentales de nuestra fe El misterio de la Santísima Trinidad «Nuestra profesión de fe comienza por Dios, porque Dios es "el Primero y el Ultimo" (Is 44,6), el Principio y el Fin de todo. El Credo comienza por Dios Padre, porque el Padre es la Primera Persona Divina de la Santísima Trinidad; nuestro Símbolo se inicia con la creación del Cielo y de la tierra, ya que la creación es el comienzo y el fundamento de todas las obras de Dios» (CCE 198). «Para el cristiano, creer en Dios es inseparablemente creer en aquel que él ha enviado, "su Hijo amado", en quien ha puesto toda su complacencia (Mc 1,11). Dios nos ha dicho que le escuchemos (cf. Mc 9,7). El Señor mismo dice a sus discípulos: "Creed en Dios, creed también en mí" (Jn 14,1). Podemos creer en Jesucristo porque es Dios, el Verbo hecho carne: "A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado" (Jn 1,18). Porque "ha visto al Padre" (Jn 6,46), él es único en conocerlo y en poderlo revelar (cf. Mt 11,27)» (CCE 151).

Las verdades fundamentales de nuestra fe La economía sacramental de la Iglesia En el símbolo de la fe también proclamamos nuestra fe en la Iglesia una, santa, católica y apostólica y en la vida eterna. Jesucristo es el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6), que podemos encontrar en la Iglesia. En virtud del Espíritu Santo, la Iglesia, como esposa santa e inmaculada, fiel al Esposo, continúa en la historia de los hombres la misión salvadora de Cristo, realizando la comunión entre Dios y los hombres. La Iglesia nos introduce en el misterio de Cristo a través de los sacramentos. Es en la economía sacramental donde la vida divina se nos comunica y entramos en comunión con el misterio de la salvación.

Las verdades fundamentales de nuestra fe La economía sacramental de la Iglesia «El día de Pentecostés, por la efusión del Espíritu Santo, la Iglesia se manifiesta al mundo (cf SC 6; LG 2). El don del Espíritu inaugura un tiempo nuevo en la "dispensación del Misterio": el tiempo de la Iglesia, durante el cual Cristo manifiesta, hace presente y comunica su obra de salvación mediante la Liturgia de su Iglesia, "hasta que él venga" (1Co 11,26). Durante este tiempo de la Iglesia, Cristo vive y actúa en su Iglesia y con ella ya de una manera nueva, la propia de este tiempo nuevo. Actúa por los sacramentos; esto es lo que la Tradición común de Oriente y Occidente llama "la Economía sacramental"; esta consiste en la comunicación (o "dispensación") de los frutos del Misterio pascual de Cristo en la celebración de la liturgia "sacramental" de la Iglesia» CCE 1076.

La transmisión de la fe en la familia. “Salió el sembrador a sembrar”: ¿en qué tierra cae la semilla de la fe?: el desafío cultural. “Yo aprendí, desde mi cuna, en mi familia, que Tú, Señor, elegiste a Israel”: transmitir la fe en la vida familiar. “Creo en Dios Padre todopoderoso”: las verdades fundamentales de nuestra fe. “Hasta que Cristo sea formado en vosotros”: la Pastoral Familiar como formación de hogares cristianos.

Hasta que Cristo sea formado en vosotros (Gal 4,19) ¿Qué se entiende por Pastoral Familiar? “La acción evangelizadora que realiza la Iglesia, orientada por sus pastores, en la familia y con la familia como conjunto, acompañándola en todas las etapas y situaciones de su camino” FSVMT FE VIDA

Evangelizar a las familias Hasta que Cristo sea formado en vosotros (Gal 4,19) ¿Qué se entiende por Evangelizar? “La acción evangelizadora.... “Llevar la Buena Nueva a la familia y transformarla desde adentro con su influjo” (E.N. 17) Evangelizar a las familias

Hasta que Cristo sea formado en vosotros (Gal 4,19) Cualidades a las que debe aspirar la familia cristiana para poder transmitir la fe a los niños Vivencia compartida del sacramento del matrimonio. La estabilidad matrimonial y familiar. La escucha de la palabra y vivencia de los sacramentos. Diálogo abierto y constante entre los miembros de la familia. Clima de austeridad, generosidad y solidaridad. Carta pastoral de los Obispos de Baleares y Pitiusas

Hasta que Cristo sea formado en vosotros (Gal 4,19) Propuestas prácticas para conseguir que las familias cristianas de nuestras iglesias transmitan la fe Crear conciencia en los padres de su responsabilidad educativa. Procurar la mejor preparación posible al sacramento del matrimonio (itinerarios de fe para novios). Acompañar a los matrimonios jóvenes mediante un seguimiento postsacramental eficaz. Preparar bien el sacramento del bautismo. Procurar una liturgia adecuada a los niños y las familias. Fomentar grupos de matrimonios y movimientos de espiritualidad matrimonial. La catequesis familiar. Carta pastoral de los Obispos de Baleares y Pitiusas