Lección 12 para el 17 de diciembre de 2011

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VIVIR POR EL ESPÍRITU Lección 12 para el 17 de diciembre de 2011.
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Transcripción de la presentación:

Lección 12 para el 17 de diciembre de 2011

En Gálatas 5:16-26 Pablo nos habla de “andar en el Espíritu” en contraposición de hacer las “obras de la carne”. ¿Qué quiere decir la Biblia cuando nos habla de “andar” en los caminos de Dios (Deuteronomio 13:4-5; Romanos 13:13; Colosenses 1:10)? Temer a Dios Guardar sus mandamientos Escuchar su voz Servirle Seguirle Agradarle en todo Llevar fruto de buenas obras Crecer en el conocimiento de Dios Comportarse honestamente En definitiva, “andar” implica la conducta que debe caracterizar la vida del creyente. “Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados” (Efesios 4:1)

En la Biblia, “andar” se relaciona con la observancia de la ley. En el Nuevo Testamento, esta idea adquiere nuevos matices. No solo implica la observancia de los diez mandamientos ampliados por la enseñanza de Jesús, sino que se indica que esta observancia debe ser guiada o motivada por el Espíritu. Pablo contrasta la conducta cristiana (el fruto del Espíritu) con una conducta no cristiana (las obras de la carne)

¿CUÁLES SON LA OBRAS DE LA CARNE? “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (Romanos 8:7-8) ¿CUÁLES SON LA OBRAS DE LA CARNE? Con la expresión “obras de la carne”, Pablo hace referencia a la violación de los mandamientos de Dios. Hacer las obras de la carne es dejarnos llevar por nuestra naturaleza pecaminosa en lugar de dejarnos guiar por el Espíritu. “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (Gálatas 5:19-21)

Amor Gozo Templanza Paz Mansedumbre Paciencia Bondad Benignidad

“¿Consideraremos que somos capaces de preparar nuestra vida y carácter para entrar por los portales de gloria? No podemos hacerlo. A cada momento dependemos del Espíritu de Dios que obra sobre nosotros y nuestros hijos… Vuestro compasivo Redentor está observando con amor y simpatía, listo para oír vuestras oraciones, y brindaros la ayuda que necesitáis para la obra de vuestra vida. El amor, el gozo, la paz, la longanimidad, la benignidad, la fe y la caridad son los elementos del carácter cristiano. Estas preciosas gracias son los frutos del Espíritu. Son la corona y el escudo del cristiano. Nada puede otorgar un contentamiento y una satisfacción más perfectos. A medida que recibáis el Espíritu de Cristo -el espíritu de amor desinteresado y de trabajo por otros-, iréis creciendo y dando frutos. Las gracias del Espíritu madurarán en vuestro carácter. Se aumentará vuestra fe, vuestras convicciones se profundizarán, vuestro amor se perfeccionará. Reflejaréis más y más la semejanza de Cristo en todo lo que es puro, noble y bello… Este fruto nunca puede perecer, sino que producirá una cosecha, según su género, para vida eterna” Elena G. de White, Hijos e hijas de Dios, 26 de enero

“Porque en lo íntimo de mi ser me deleito en la ley de Dios; pero me doy cuenta de que en los miembros de mi cuerpo hay otra ley, que es la ley del pecado. Esta ley lucha contra la ley de mi mente, y me tiene cautivo. ¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo mortal?” (Romanos 7:22-24; NVI) Para el creyente, la lucha entre el deseo de pecar (las obras de la carne) y el deseo de hacer la voluntad de Dios (el fruto del Espíritu) es una lucha continua que solo podemos ganar aferrados a Jesucristo. La única esperanza que tenemos de dominar la carne es hacer una decisión diaria de ponernos del lado del Espíritu contra la parte pecaminosa de nosotros.

Es interesante notar que las obras de la carne están en plural, y el fruto del espíritu en singular. Hay muchas maneras de pecar, pero una sola manera de vivir una vida que agrade a Dios. Pablo, a través de cinco formas verbales, nos enseña en Gálatas 5:16-26 cómo debe ser la vida del creyente. “Andar” (caminar, pasear), versículo 16. Vivir diariamente en armonía con la voluntad de Dios, como lo hizo Enoc. “Ser guiados” versículo 18. Permitir que el Espíritu nos guíe por donde debemos andar. “Crucificar”, versículo 24. Debemos hacer una decisión firme de hacer morir los deseos de la carne. Crucificamos la carne cuando alimentamos nuestra vida espiritual. “Vivir”, versículo 25. El creyente debe renovar diariamente la experiencia del nuevo nacimiento. “Andar” (desfilar, caminar en una dirección), versículo 25. Si hemos aceptado la conducción del Espíritu Santo, demostrémoslo en forma efectiva en nuestra vida diaria.

“El Espíritu Santo es nuestra suficiencia en la obra de edificar el carácter, de formarlo de acuerdo con la semejanza divina. Cometemos un grave error cuando pensamos que somos capaces de modelar nuestra propia vida. Nunca podemos por nosotros mismos vencer la tentación. Pero los que tienen una fe genuina en Cristo serán movidos por el Espíritu Santo. El alma en cuyo corazón habita la fe, crecerá constituyendo un bello templo para el Señor. Será dirigida por la gracia de Cristo. Crecerá en la misma proporción en que dependa de las enseñanzas del Espíritu Santo. La influencia del Espíritu Santo es la vida de Cristo en el alma” Elena G. de White, A fin de conocerle, 20 de febrero