Lección 8: Amemos como Él nos ama 1 Juan 4.13-5.5 «Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró ama también al que ha sido engendrado por él». —1 Juan 5.1

Propósito Esta lección nos presenta a Dios como la fuente suprema del amor y a Jesucristo como la máxima expresión de ese amor. A través de este estudio se pondrá en evidencia que, en efecto, el amor de Dios es la virtud que rige y dirige todo el quehacer de la vida del y la creyente y que es imperativo moral que se impone en nuestra gestión como creyentes es que nos «amemos como Él nos ama».

Bosquejo de la lección I. Dimensiones de la permanencia en Dios (1 Jn 4.13-16). II. El amor y la confianza (vv. 17-21). III. La fe vencedora (5.1-5).

Vocabulario bíblico «FE Y CONOCIMIENTO»: El término «fe» aparece solo una vez en los escritos primarios de Juan (en Apocalipsis lo usa en cuatro ocasiones), aunque el verbo «creer» es uno de sus favoritos. En muchas ocasiones la fe y el conocimiento aparecen como queriendo significar lo mismo, pero no son iguales. Juan nunca afirma que Jesús tenga fe en el Padre, pero sí que Jesús le conoce y es conocido por él. «El conocimiento proviene de la fe; la fe conduce al conocimiento». «TEMOR»: En el griego clásico la palabra «phobos» significa huida. Posteriormente llegó a referirse a la causa de la huida, es decir el miedo. En el Nuevo Testamento «phobos» denota temor en el sentido de terror y en el sentido de reverencia a Dios.

1 Juan 4.13-15 RVR VP 13 En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu. 14 Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. 15 Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios. 13 La prueba de que nosotros vivimos en Dios y de que él vive en nosotros, es que nos ha dado su Espíritu. 14 Y nosotros mismos hemos visto y declaramos que el Padre envió́ a su Hijo para salvar al mundo. 15 Cualquiera que reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, vive en Dios y Dios en él.

1 Juan 4.16-17 RVR VP 16 Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios en él. 17 En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio, pues como él es, así somos nosotros en este mundo. 16 Así hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor, y el que vive en el amor, vive en Dios y Dios en él. 17 De esta manera se hace realidad el amor en nosotros, para que en el día del juicio tengamos confianza; porque nosotros somos en este mundo tal como es Jesucristo.

1 Juan 4.18-19 RVR VP 18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. 19 Nosotros lo amamos a él porque él nos amó primero. 18 Donde hay amor no hay miedo. Al contrario, el amor perfecto echa fuera el miedo, pues el miedo supone el castigo. Por eso, si alguien tiene miedo, es que no ha llegado a amar perfectamente. 19 Nosotros amamos porque él nos amó primero.

1 Juan 4.20-21 RVR VP 20 Si alguno dice: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es mentiroso, pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? 21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: «El que ama a Dios, ame también a su hermano.» 20 Si alguno dice: «Yo amo a Dios», y al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso. Pues si uno no ama a su hermano, a quien ve, tampoco puede amar a Dios, a quien no ve. 21 Jesucristo nos ha dado este mandamiento: que el que ama a Dios, ame también a su hermano.

1 Juan 5.1-2 RVR VP 1 Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró ama también al que ha sido engendrado por él. 2 En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios y guardamos sus mandamientos, 1 Todo el que tiene fe en que Jesús es el Mesías, es hijo de Dios; y el que ama a un padre, ama también a los hijos de ese padre. 2 Cuando amamos a Dios y hacemos lo que él manda, sabemos que amamos también a los hijos de Dios.

1 Juan 5.3-5 RVR VP 3 pues éste es el amor a Dios: que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos, 4 porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. 5 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? 3 El amar a Dios consiste en obedecer sus mandamientos; y sus mandamientos no son una carga, 4 porque todo el que es hijo de Dios vence al mundo. Y nuestra fe nos ha dado la victoria sobre el mundo. 5 El que cree que Jesús es el Hijo de Dios, vence al mundo.

Resumen - 1 El «De tal manera... » de Juan, utilizado tan a menudo para dar a conocer las dimensiones del principal atributo de Dios, deja en libertad el pensamiento de cada ser humano para involucrarse en ese acopio de bondad y misericordia divina, que resulta tan diverso como personas hay en el mundo. Jesucristo es el modelo perfecto mediante el cual podemos aproximarnos a comprender mejor el amor de Dios por nosotros. Jesucristo es el amor encarnado de Dios y todas nuestras buenas experiencias personales son una derivación de su obrar de gracia. Nadie puede dar lo que no posee. Para dar amor hay que tener amor. Para amar como Dios nos ama hay que conocer ese amor, aun cuando hemos afirmado la imposibilidad de poder tener un conocimiento pleno de ese atributo divino.

Resumen - 2 Mediante el conocimiento que tenemos de Dios en Jesucristo, nos cubrimos de su gracia, y a partir de entonces, nuestro obrar es una continuación de las obras de Dios en el mundo. Ante la sensación de que todo está perdido en el mundo, el amor de Dios sigue interpelando y confrontando nuestros actos, mediante el ejemplo de Cristo. Nadie puede pretender suplantar el lugar que le corresponde a Jesucristo, no solamente en el culto como acto litúrgico de homenaje y celebración de su presencia, sino en todo el quehacer de nuestra experiencia de vida. El milagro del amor de Dios siempre se dejará sentir en quienes en Él confían, bien sea mediante la paz y la serenidad que nos brinda en medio del turbión o a través de algún «buen samaritano» enviado por Él.

Resumen - 3 Nunca se debe inducir a alguien a una búsqueda y encuentro con Dios basado en la incertidumbre y en el miedo al futuro. Cuando nuestro caminar se siente acompañado por las obras de amor y misericordia, producto de nuestro encuentro con Dios, nuestros temores desaparecen.

Oración Señor, Dios y Padre nuestro, recibe nuestra gratitud por todas las manifestaciones de tu amor y tu bondad. Ayúdanos a todos los que en Ti hemos creído, a amar como Tú nos amas. Que podamos ser portaestandartes de tu mensaje de amor y de perdón, como único medio para sanar las heridas abiertas de nuestra sociedad. Que todos podamos ver y aceptar la obra de Cristo como máxima expresión de Tu amor por la humanidad. En Su nombre te lo pedimos. Amén.