El Libro de Hechos de los apóstoles Capitulo 11
La aceptación de la explicación de Pedro (11:1-18) La Noticia de que Pedro entro a la casa de un gentil no tuvo buena acogida entre los cristianos judíos. Entonces Pedro comenzó a explicarles todo desde el principio, esto es, desde el momento en que tuvo la visión en Jope. Pedro explico con detalles la visión y todo lo que aconteció a partir de allí y la necesidad de cumplir con el mandato que Dios le estaba ordenando. Escuchando este testimonio los creyentes judíos comprendieron que no podían estorbar la obra de Dios que había sido confirmado con el derramamiento del Espíritu Santo.
Los gentiles creen en Antioquía (11:19-21) Aunque los apóstoles y los creyentes de Jerusalén aceptaran el hecho de que los gentiles de Cesarea fueran salvos y hubieran entrado a formar parte de la Iglesia, esto no los entusiasmaba demasiado. No tenían apuro ninguno por salir a ganar más gentiles para el Señor. Los evangelistas viajaron costa arriba por Asia Menor hasta Fenicia, donde se establecieron iglesias en Tiro y Sidón. Desde allí, algunos fueron a Chipre; otros siguieron rumbo norte hasta Antioquía. Comenzaron a hablarles a los griegos anunciándoles el evangelio del Señor Jesús.
Bernabé es enviado a Antioquía (11:22-26) La selección de Bernabé es importante. Nos muestra que toda la Iglesia de Jerusalén (y no sólo los apóstoles) estaba interesada en esta nueva asamblea de Antioquía, y enviaba su hombre más capacitado para dar ánimo con el fin de ayudarlos. Puesto que Bernabé era un hombre bueno y lleno del Espíritu Santo y de fe, una gran multitud fue agregada al Señor. No fueron simplemente su predicación y su enseñanza, sino también su vida demostró ser un testimonio de suma eficacia. Este crecimiento le hizo ver a Bernabé que necesitaba ayuda. no envió pedir nadie de Jerusalén. Dirigido por el Espíritu Santo fue a Tarso en busca de Saulo.
Agabo profetiza una gran hambre (11:27-30) Las diversas asambleas de creyentes siguieron en contacto unas con otras. cuando estaba terminando el primer año de Saulo en Antioquía, llegaron varios profetas de Jerusalén. Algunas veces, reforzaban sus exhortaciones con una predicción sobre el futuro. Esto era más la excepción que la regla Pero en esta ocasión, Agabo, uno de aquellos profetas, se puso de pie e indicó por una palabra procedente del Espíritu que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada.