Elegir doce meses maduros y sanos, controlar que estén libres de recuerdos tristes, amarguras, rencores, odios y envidias. Limpiarlos bien de modo que no queden despechos; retirar todo resto de mezquindad y trivialidad; es decir, preparar estos meses liberándolos del pasado, para que queden tan frescos y limpios como cuando fueran retirados oportunamente del gran depósito del Tiempo.
Cortar estos meses en 30 o 31 partes iguales. Será suficiente reserva para todo un año. No intentar cocinar todo a la vez, mucha gente arruina el material de esta forma. En cambio, ir preparándolos día a día en base a las siguientes instrucciones:
Colocar en cada día 12 partes de confianza, 11 de paciencia, 10 de ánimo, 9 de trabajo (atención, hay quien omite este ingrediente y arruina el sabor del resto), 8 de esperanza, 7 de lealtad, 6 de liberalidad, 5 de gentileza, 4 de descanso (olvidar esto es como no poner el aceite en la ensalada), 3 de plegarias, 2 de meditación, y finalmente una resolución firme que deberá ser muy bien elegida.
En la seguridad de no sentir luego remordimientos, poner una pizca de buen humor, una cucharadita de diversión, unos gramos de locura, una taza llena de alegría, y rociar a gusto con sentido lúdico. Agregar a la mezcla amor sin retaceos, y mezclar entusiastamente durante el tiempo que sea necesario.
Cocinar bien a fuego vivo; agregar algunas sonrisas y un ramito de regocijo fresco; servir entonces con un contorno de calma, generosidad, altruismo y jovialidad, y se logrará un perfecto y FELIZ AÑO NUEVO.
Bien, eso es todo. Ahí tienen un NUEVO AÑO a disposición, a disfrutarlo!