La virtud cardinal de la Fortaleza

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-La oración se dirige a Dios y no necesita de muchas palabras: Él conoce lo que nos pasa. -La oración debe ser perseverante: tener paciencia en establecer.
La palabra virtud proviene del griego areté y del latín virtus que significa viril, fuerza de carácter, capacidad, aptitud, excelencia, dinamismo, arrojo.
Transcripción de la presentación:

La virtud cardinal de la Fortaleza Las 7 magníficas Curso sobre las virtudes infusas P. Agustín De la Vega, LC

Notificación A partir del próximo fin de semana Las comunicaciones automáticas vendrán en español Es posible que tengáis que volveros a registrar para alguno de nuestros encuentros.

Aclaración en el término La palabra fortaleza puede tomarse en dos sentidos principales: En cuanto significa cierta firmeza de ánimo o energía de carácter. En este sentido no es una virtud sino más bien una condición general que acompaña toda virtud. Para designar una virtud especial que lleva ese mismo nombre.

Definición Una virtud cardinal infundida con la gracia santificante que enardece el apetito irascible y la voluntad para que no desistan de conseguir el bien arduo o difícil ni siquiera por el máximo peligro de la vida corporal.

Las dos acciones de la Fortaleza La fortaleza tiene dos actos: Atacar Resistir La vida del hombre sobre la tierra es una milicia. Y, a semejanza del soldado en la línea de combate, unas veces hay que atacar para la defensa del bien, reprimiendo o exterminando a los impugnadores, y otras hay que resistir con firmeza sus asaltos para no retroceder un paso en el camino emprendido.

El acto principal de la Fortaleza De estos dos actos el principal y más difícil es RESISTIR: Porque es más penoso y heroico resistir a un enemigo que por el hecho mismo de atacar se considera más fuerte y poderoso que nosotros, que atacar a un enemigo a quien, por lo mismo que tomamos la iniciativa contra él, consideramos más civil que nosotros. Hay todavía otras razones: El acto del martirio, que consiste en resistir o soportar la muerte antes que abandonar el bien, constituye el acto principal de la virtud de la fortaleza. La fortaleza se manifiesta principalmente en los casos repentinos e imprevistos.

Su relación con las otras cardinales El BIEN DE LA RAZÓN, es objeto de la virtud, pertenece: esencialmente a la prudencia efectivamente a la justicia conservativamente a la fortaleza y la templanza

Vicios opuestos a la Fortaleza El temor o cobardía: por el que se rehúye soportar las molestias necesarias para conseguir el bien difícil o se tiembla desordenadamente ante los peligros de muerte. La impasibilidad o indiferencia: que no teme suficientemente los peligros que podría y debería tener. La audacia o temeridad: que desprecia los dictámenes de la prudencia saliendo al encuentro del peligro.

Virtudes que integran la Fortaleza Para acometer cosas grandes: con prontitud de ánimo y confianza en el fin: MAGNANIMIDAD sin desistir a pesar de que los grandes gastos que ocasionen: MAGNIFICENCIA Para resistir las dificultades: PACIENCIA y LONGANIMIDAD: dicen relación a la tristeza por los males presentes PERSEVERANCIA y CONSTANCIA: dicen relación a la resistencia por la prolongación del sufrimiento

1. LA MAGNANIMIDAD Es una virtud que inclina emprender obras grandes, espléndidas y dignas de honor en todo género de virtudes. Empuja siempre a lo grande, a lo espléndido, a la virtud inminente; es incompatible con la mediocridad. En este sentido es la corona, ornamento y esplendor de todas las demás virtudes.

A la magnanimidad se le oponen cuatro vicios: La presunción: que inclina a cometer empresas superiores a nuestras fuerzas. La ambición: que impulsa procurar los honores indebidos a nuestro estado y merecimientos. La vanagloria: que busca fama y reconocimiento sin méritos en que apoyarla o sin ordenarla a su verdadero fin. La pusilanimidad: que es el pecado de los que por excesiva desconfianza en sí mismos o por una humildad malentendida

2. LA MAGNIFICENCIA La magnificencia: es la virtud que inclina emprender obras espléndidas y difíciles de ejecutar sin arredrarse ante la magnitud del trabajo o de los grandes gastos que sea necesario invertir. Se distingue de la MAGNANIMIDAD en que ésta tiende a lo grande en cualquier virtud o materia, mientras que la MAGNIFICENCIA se refiere únicamente a las grandes obras factibles, tales como son la construcción de templos, hospitales, universidades, monumentos. Etcétera.

A la magnificencia se oponen dos vicios: La tacañería o mezquindad: que en los gastos a realizar se queda muy por debajo de lo espléndido y magnífico, haciéndolo todo lo pequeño ya lo pobre. El derroche o despilfarro: que lleva al extremo opuesto, fuera de los límites de lo prudente y virtuoso.

Es una de las virtudes más necesarias en la vida cristiana, 3. LA PACIENCIA La paciencia: Es una de las virtudes más necesarias en la vida cristiana, es la virtud que inclina a soportar sin tristeza de espíritu ni abatimiento de corazón los padecimientos físicos o morales. Porque son innumerables los trabajos y padecimientos que inevitablemente tenemos todos que sufrir en este valle de lágrimas Necesitamos la ayuda de esta gran virtud para mantenernos firmes en el camino del bien sin dejarnos abatir por el desaliento y la tristeza.

Los principales motivos de la paciencia cristiana son los siguientes 1. La conformidad con la voluntad amorosa de Dios. 2. El recuerdo de los padecimientos de Jesús y de María y el sincero deseo de imitarles. 3. La necesidad de reparar nuestros pecados 4. la necesidad de cooperar con Cristo a la aplicación de los frutos de su redención a todas las almas aportando nuestros olores unidos a los suyos. 5. La perspectiva de la eternidad.

Grados en la práctica de la paciencia 1. La resignación sin quejas ni impaciencia ante las cruces que el señor nos envía o permite que vengan sobre nosotros. 2. La paz y serenidad ante esas mismas penas, sin ese tinte de tristeza o melancolía que parece inseparable de la mera resignación. 3. La dulce aceptación en la que empieza manifestarse la alegría interior ante las cruces que Dios envía para nuestro mayor bien. 4. El gozo completo que lleva a darle gracias a Dios, porque se digna asociados al misterio redentor de la Cruz. 5. La locura de la Cruz que prefiere el dolor al placer y pone todas sus delicias en el sufrimiento exterior e interior, que nos configura con Jesucristo

Vicios opuestos a la paciencia La impaciencia: que se manifiesta al exterior con ira, quejas, murmuraciones y otras cosas semejantes. La insensibilidad o dureza de corazón: que por falta de sentido humano social, no se inmuta ni impresiona ante ninguna calamidad propia o ajena.

4. LA LONGANIMIDAD La longanimidad: Es una virtud que nos da ánimo para atender a algo bueno que está muy distante de nosotros, o sea, cuya consecución se hará esperar mucho tiempo. es una virtud que consiste en saber aguardar. Saber aguardar a Dios, al prójimo ya nosotros mismos. ¿En qué? En el bien que de ellos esperamos. Por consiguiente, La longanimidad consiste en evitar la impaciencia que podría causarnos la demora o tardanza de este bien. Saber sufrir esta tardanza. Largo ánimo. Larga esperanza. Es la virtud de Dios, que sabe aguardarnos a todos a nuestra hora. Es la virtud de los santos, siempre sufridos, siempre pacientes con todos. Grande y admirable virtud, que el apóstol San Pablo coloca entre los 12 frutos del espíritu Santo.

5. LA PERSEVERANCIA La perseverancia: es una virtud que inclina a persistir en el ejercicio del bien a pesar de la molestia que su prolongación nos ocasión. Se distingue de la longanimidad en que está se refiere más bien al comienzo de una obra virtuosa que no se consumará del todo hasta pasado largo tiempo; mientras que la perseverancia se refiere a la continuación del camino ya emprendido, a pesar de los obstáculos y molestias que vayan surgiendo en él. Lanzarse a una empresa virtuosa de larga y difícil ejecución es propio de la longanimidad. Permanecer inquebrantable en el camino emprendido un día y otro día, sin desfallecer jamás es propio de la perseverancia. Todas las virtudes necesitan la ayuda y complemento de la perseverancia, sin la cual ninguna podría ser perfecta ni siquiera mantenerse mucho tiempo.

6. LA CONSTANCIA La constancia: es una virtud íntimamente relacionada con la perseverancia, de la que se distingue, sin embargo, por razón de la distinta dificultad que trata de superar. Lo propio de la perseverancia es dar firmeza al alma contra la dificultad que proviene de la prolongación de la vida virtuosa. A la constancia corresponde robustecer contra las demás dificultades que provienen de cualquier otro impedimento exterior: la influencia de los malos ejemplos.

Vicios opuestos a la perseverancia y a la constancia La inconstancia: Llamada también molicie o blandura, Es la inclinación a desistir fácilmente de la práctica del bien al surgir las primeras dificultades, provenientes sobre todo, de tener que abstenerse de muchas delectaciones. La pertinacia o terquedad Es el vicio del que se obstina en no ceder cuando sería razonable hacerlo.

Medios para perfeccionarse en la fortaleza y virtudes derivadas Pedirle incesantemente a Dios. Prever las dificultades que encontremos en el camino de la virtud y aceptadas de antemano. Abrazar con generosidad las pequeñas molestias de la vida diaria para fortalecer nuestro espíritu contra el dolor. Poner los ojos con frecuencia y Jesucristo crucificado. Intensificar nuestro amor a Dios.

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