Las Hermanas Misioneras de Santa Rosa de Lima, es una comunidad fundada por la Madre Magdalena Sánchez Pérez, el 07 de Agosto de 1939 en el municipio de Pradera Valle del Cauca (Colombia).

Don divino del Señor a su Iglesia La Vida Consagrada: Don divino del Señor a su Iglesia Nuestro Señor nos ha introducido en el campo de la Iglesia y aceptado como cooperadoras en la obra de la Redención, por esto ella cuenta con nuestra colaboración completa y generosa para que, como administradoras fieles de tan preciado don, sintamos con la Iglesia y actuemos siempre con ella. Art. 11

Don divino del Señor a su Iglesia La Vida Consagrada: Don divino del Señor a su Iglesia COMO TÚ ME HAS ENVIADO AL MUNDO, YO TAMBIÉN LOS HE ENVIADO AL MUNDO (Jn. 17,18) Permaneciendo en amorosa sintonía con el Corazón de Jesús, fundamentamos nuestra misión en lo que somos dentro de la Iglesia (Art. 67), con la tarea de gastarnos y desgastarnos al servicio de ella. Porque "Sólo un Amor profundo por la iglesia, puede sostener nuestro celo misionero" Art. 11

Hermanas Misioneras de Santa Rosa de Lima Fundamento de Nuestra Consagración: En Cristo crucificado encuentra su fundamento ultimo nuestra consagración y es el mismo Maestro de Nazaret quien indica explícitamente la cruz como condición para seguir sus huellas: “El que quiera venir en pos de mí, niéguese a si mismo, tome su cruz y sígame” (Mt. 8,34) Enseñanza que abrazamos en nuestra profesión pública: Me ofrezco en sacrificio de alabanza y expiación, en unión con el sacrificio que hizo Cristo para glorificar a su Padre y redimir al mundo; y lo vivimos en un servicio de entrega a los hermanos. Art. 22.

Hermanas Misioneras de Santa Rosa de Lima Recordamos continuamente la enseñanza de nuestra Fundadora: “Tenemos que llevar las cruces que Él crea conveniente para nuestra santificación y salvación; aprendamos del divino modelo a llevar, sino con sangre, al menos con paciencia nuestras cruces cotidianas que nos impone el Amor de entrega a Dios y a los hermanos. Art. 33

Hermanas Misioneras de Santa Rosa de Lima Felices * Porque han elegido la parte mejor. * Porque nadie podrá separarlas del Amor de Cristo. * Porque han consagrado su vida al único y más grande Amor. * Porque participan del gozo y el dolor, de la fatiga y la esperanza de la Iglesia * Porque nada pasa desapercibido ante el Padre que ve la intimidad y que nada dejará sin recompensa. * Porque siguiendo a María han escuchado la Palabra de Dios, la han creído y la han realizado. Pablo VI

"Porque esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación" Tenemos como ideal Llamadas a la Santidad: "Porque esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación" (1 Ts. 4,3) Y santificadas por el bautismo debemos, con la gracia de Dios, conservar y llevar a Plenitud en nuestra vida la Santidad que recibimos, Vivir como conviene a los santos (Ef. 5,3) y producir los frutos del Espíritu Santo para llegar a ser santas. Art. 6 LA SANTIDAD

SIENDO DIOS SE HACE SERVIDOR (Fil. 2,6) Con los mismos sentimientos de Cristo Como el amor misericordioso es el sello distintivo del discipulo, Nuestra Madre Fundadora nos exhorta a imprimir a nuestras actitudes, relaciones y sufrimientos El Sello del Amor Divino. Dios que nos ha creado en un acto de amor, nos redime en un acto de amor aún más grande: SIENDO DIOS SE HACE SERVIDOR (Fil. 2,6) y alcanza la plenitud de la entrega sin limites al darnos su cuerpo como comida y bebida de salvación Amor de Donación

El motor de nuestra misión es Que tiene como centro la Sagrada Eucaristía y el amor maternal de María, allí nutrimos nuestra vida común fraterna haciendo vida lo que dice la fundadora: "Estamos llamadas a ser piedras duras y firmes de este edificio de santidad donde se salvarán y se santificarán muchos hermanos nuestros". (Art. 59) LA ORACION

ES UN SIGNO DE COMUNIÓN ECLESIAL. LA VIDA COMÚN FRATERNA ES UN SIGNO DE COMUNIÓN ECLESIAL. La Vida Común Fraterna, adquiere significado especial en la vida consagrada. Es participación en la comunión trinitaria, y es manifestación palpable de la comunión que funda la Iglesia, y, al mismo tiempo, profecía de la unidad a la que tiende como a su meta última. El signo por excelencia, dejado por el Señor, es el de la fraternidad auténtica: «En esto conocerán todos que sois mis discípulos, en que os amáis los unos a los otros» . El amor de Cristo, derramado en nuestros corazones, nos impulsa a amar a los hermanos y hermanas hasta asumir sus debilidades, sus problemas, sus dificultades; en una palabra, hasta darnos a nosotros mismos. Cuanto más intenso es el amor fraterno, mayor es la credibilidad del mensaje anunciado. Las personas que siguen a Cristo en la vida consagrada, deben aspirar, ir allí donde Cristo fue y hacer lo que él hizo. En el testimonio de la Vida Fraterna es donde mejor se percibe el corazón del misterio de la Iglesia como sacramento de la unión de los hombres con Dios y de los hombres entre sí LA FRATERNIDAD ES UN DON QUE HEMOS DE ACOGER CON GRATITUD. PERO ES TAMBIÉN UNA TAREA QUE SUPONE ESFUERZO Y EMPEÑO PARA CONSTRUIRLA.

NUESTRA VIDA COMÚN FRATERNA El Espíritu nos convoca a vivir como hermanos la misma relación de la Trinidad Construimos y alimentamos la vida comunitaria en la Sagrada Eucaristía y la Palabra de Dios

La Santísima Virgen María “María como virgen llega a ser Madre del Hijo de Dios” y en ella, la virginidad y La maternidad, que son las “Dos dimensiones de la vocación femenina”, se han encontrado y unido de modo excepcional, “de manera que una no ha excluido la otra, sino que la ha complementado admirablemente”, ella nos ayuda “a vislumbrar el modo en que éstas dos dimensiones y estos dos caminos de la vocación de la mujer, como persona, se explican y se complementan mutuamente”. Art. 16 La Santísima Virgen María Concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo a la humanidad como la Luz del mundo, padeciendo con su Hijo mientras Él moría en la Cruz, cooperó en forma del todo singular, por la obediencia, la fe, la esperanza y la encendida caridad, en la restauración de la vida sobrenatural de los hombres. Por tal motivo es nuestra Madre en el orden de la gracia. Maria, Hija del Padre, Madre del Hijo y esposa del Espíritu Santo, ocupa después de Cristo, el lugar más alto y el más cercano a nosotros.

Santa Rosa, signo de Amor Misionero Santa Rosa de Lima, al igual que cada una de nosotras, no nació santa, sino que trabajó y luchó para serlo. Rosa tenía espíritu misionero y convencía a los de su orden para que fuesen a predicar la Palabra de Dios a los hombres. Nosotras hacemos nuestro su ideal misionero y acuñamos su lema “Fuera de la cruz, no hay camino por donde se pueda subir al cielo”. “No se adquiere gracia sin padecer aflicciones”. Art. 17

Todo para Dios, en Dios y por Dios M. Magdalena