AUTOEXAMEN CON EL PODER DEL ESPÍRITU Gálatas 5:25—6:5

En este pasaje, el objetivo de Pablo es que nos “autoexaminemos y autocritiquemos, para mantener un alto nivel de conciencia ética Según Gálatas 5:25, el requisito esencial para la vida cristiana es el autoexa­men con el poder del Espíritu Santo. Pero, el problema es que los cristianos a veces pecan. ¿Qué deben hacer entonces?

I. EL PRINCIPIO: LAS POSIBILIDADES PRÁCTICAS El Espíritu Santo es la Fuente de vida del cristiano La actividad de Dios en nuestra vida no es ni mágica ni automática. Es personal y relacional.

Sin embargo, el fruto del Espíritu tampoco crece ni florece en los “jardines” de los cristianos que han sido llenos del Espíritu, pero no los cultivan. La expresión “andemos”, o “llevemos el paso”, no es un recorda­torio vago respecto a la autodisciplina que se requiere para vivir lle­nos del Espíritu

Es un hecho: El Espíritu es la Fuente de la existencia del cristiano Gálatas 5 resume la salvación. Luego, el texto trata de las implicaciones que surgen de tal salvación.

II. EL PROBLEMA: PROFESIÓN Y PRESUNCIÓN En Gálatas 5:26 Pablo nos recuerda que “no ‘andar en el Espíritu’ resulta en vana presunción Olvidamos que todo lo que somos y poseemos es regalo de Dios

¿Qué debemos hacer cuando un cristiano no vive como tal? Restauradlo con espíritu de mansedumbre”. vemos que él no considera que la trasgresión rutinaria sea la norma.

a Pablo no parece preocuparle demasiado la ofen­sa en sí, sino la posibilidad de que llegue a ser una fuente de maldad para aquellos que traten el caso

LA PRESCRIPCIÓN: PROCEDIMIENTOS Y PROPÓSITOS El procedimiento que Pablo prescribe es tratar el caso en una forma que corresponda a personas espirituales y a la condición del hermano o hermana que cayó en pecado. El pecador debe ser restau­rado, no castigado; sanado, no condenado.

La palabra “restaurar” es la misma que se utiliza en los evangelios para referirse al proceso de remendar redes rotas, para que sean útiles en la pesca otra vez. De la misma manera, la restauración de cristianos que cayeron en pecado consiste en capa­citarlos para que tengan una vida de servicio útil a Dios y al prójimo (véase Mateo 4:21; Marcos 1:19).

Al cristiano caído se le debe llevar de regreso al camino correcto en una forma que refleje la gracia de Dios. No hay pecado tan insidioso como la confianza extrema en la propia espirituali­dad. Y no hay orgullo tan destructivo como el orgullo espiritual. no es simplemente tolerarlos, sino ayudarlos activamente y socorrer­los.

Notemos que aquí Pablo no dice que los fuertes deben llevar las cargas de los débiles. Todos tenemos cargas, no importa cuán espirituales seamos

EL PUNTO PRINCIPAL: ORGULLO Y ALABANZA Para aceptarnos, debemos primero conocernos Las buenas nuevas del evangelio no son que Cristo nos liberó para que nos amáramos a nosotros mismos, sino que nos liberó de la obse­sión con nuestro yo.

“No hay nada malo en no ser ‘nada’ o ‘nadie”. “Así que, cada uno someta a prueba su propia obra y entonces tendrá, solo en sí mismo y no en otro, motivo de gloriarse” (Gálatas 6:4).

Y, no hay nada malo con la “autosuficiencia” Y, no hay nada malo con la “autosuficiencia”. Después de todo, “cada uno cargará con su propia responsabilidad” (v. 5)