La Reforma Católica (La Contrarreforma)
Lucha contra los protestantes La Iglesia Católica condenó las ideas de Lutero, de Calvino y de los otros reformadores protestantes y adoptó medidas para impedir su difusión: Restablecimiento de la Inquisición para luchar contra la herejía Creación de la Congregación del Índice, encargada de la publicación de un índice de libros prohibidos por ser contrarios a la doctrina católica
El concilio de Trento Se reunió entre 1545 y 1563. A él asistieron las más altas jerarquías de la Iglesia Católica. Reafirmó los principales dogmas del catolicismo: Salvación por la fe e importancia de las obras Siete sacramentos Carácter sagrado de la misa Culto a la Virgen y a los santos Reforzó la disciplina eclesiástica: Prohibición de la venta de indulgencias Creación de seminarios para la formación de los sacerdotes Obligación de que los obispos residieran en sus diócesis Mayor control de la forma de vivir de los eclesiásticos (pobreza, celibato…)
Difusión de la Contrarreforma El deseo de difundir la doctrina católica llevó a la reforma de muchas órdenes religiosas, que, con el tiempo, se habían relajado. Entre ellas figura el Carmelo, reformado por Santa Teresa de Jesús. Se crearon, además, otras órdenes, como la Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola, y que se dedicó tanto a la enseñanza, como a la predicación. Uno de sus primeros miembros, San Francisco Javier, marchó como misionero a la India y al Japón.
San Francisco Javier San Ignacio de Loyola Santa Teresa de Jesús