masa de higo para curar úlceras( Is 38,21) Las medicinas que aparecen en la Biblia son caseras y populares: vino para desinfectar heridas (Lc. 10,34); masa de higo para curar úlceras( Is 38,21) colirio para los ojos ( Ap. 3,18) aceite para ablandar las heridas (Is 1,6; Lc. 10, 34); baños para las enfermedades de la piel ( 2 Re. 5,10); provocar el vómito para sentir alivio en el estómago (Eclo 31,21); hierbas y raíces (Sab. 7,20; Eclo 38,4); miel (Prov. 24,130); hiel, corazón e hígado de pez (Tobías 6,5,7-9; 11,1-3); etc. Ya existía jabón para la higiene (Job. 9,30). También se usaba salitre para conseguir mayor limpieza (Jer. 2,22; Mal 3,2).
“Tiene sueño saludable aquel que come con moderación; se levanta temprano y con buena disposición" (Eclo 31,20) "Insomnio, vómitos y cólicos son el precio que se paga cuando se come sin moderación (Eclo 31,20). "Muchos murieron por intemperancia, pero el que se cuida prolonga su vida" (Eclo 37,31).
Respeta al médico, pues tienes necesidad de sus servicios, también a él lo creó el Señor. Porque en realidad del Altísimo viene la mejoría, y la capacidad del médico le viene de su soberano. Eclo 38,1s
El Señor ha creado remedios que brotan de la tierra; el hombre prudente no los desprecia Eclo 38,4.
El da a los hombres la ciencia para que lo glorifiquen por sus maravillas. El Señor sana y alivia de la enfermedad con sus remedios; el farmacéutico es el que los prepara; con eso las obras del Señor no tienen fin y se derrama por la tierra el bienestar Eclo 38,6-8.
Hijo mío, cuando estés enfermo no te amargues, sino ruega al Señor y él te sanará; apártate de tus faltas, endereza tu conducta y purifica tu corazón de todo pecado; ofrece incienso y flor de harina y según tus medios presenta ofrendas generosas; en seguida, recurre al médico, porque a él también lo creó Dios; no prescindas de él, puesto que lo necesitas; hay ocasiones en que la salud está en manos de los médicos, pues ellos también rogarán al Señor que les conceda la gracia de aliviarte y de sanarte para que recuperes la salud. Eclo 38,9-14.
Jesús les dijo: “No es la gente sana la que necesita médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan lo que significa esta palabra de Dios: Me gusta la misericordia más que las ofrendas. Pues no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.” Mt 9,12