José Viera y Clavijo

Fue un escritor, poeta, botánico e historiador español y uno de los máximos representantes de la ilustración canaria. Viera y Clavijo nació en Los Realejos (Tenerife) el 28 de diciembre de 1731. Estudió en el Convento de Santo Domingo de Guzmán en la Orotava (Puerto de la Cruz), destacando en la filosofía escolástica. Su afición a la literatura le fue temprana, componiendo versos de niño y escribiendo su primera obra importante a los 14 años. Los discursos de Benito Jerónimo Feijoo le hizo inclinarse al racionalismo de la Ilustración.

En 1750 recibe las órdenes menores en La Laguna y más tarde las mayores en Las Palmas. Chocó con el Santo Oficio como pensador rebelde sobre la tradición y los argumentos autoritarios. En 1756 se traslada con su familia a La Laguna donde ejerce como párroco (1757-1770) en la actual Catedral de la Diócesis Nivariense. Es acogido muy bien en la alta sociedad tinerfeña, especialmente por el marqués de Villanueva del Prado, quien montó una tertulia de la cual salieron 50 números de una especie de gaceta titulada Papel hebdomadario, considerado el primer periódico de Canarias. El acceso a la excepcional biblioteca del marqués le permitió leer grandes clásicos de filósofos y moralistas franceses.

En 1763 comienza a escribir Historia de Canarias, obra muy documentada que consideró la mejor entre las suyas. Se trasladó a Madrid, donde publica la primera parte de la obra en 1772. Allí un amigo le consigue el puesto de preceptor del joven marqués de Santa Cruz de Múdela (director de la Real Academia Española). En casa de este culto ilustrado aristócrata recibe un trato afectuoso y realiza algunos viajes con ellos, como a sus posesiones manchegas, donde escribe en su diario Viaje a la Mancha en 1774, que revela sus dotes en observación, humor y hostilidad. En este mismo año publica la segunda parte de su obra Historia de Canarias, la cual se cree que el marqués sufragó los gastos de impresión.

En 1777 pasó a ser socio de la Academia de Historia En 1777 pasó a ser socio de la Academia de Historia. En 1779 fallece el joven marqués sin descendencia y en 1780 acompaña a su padre en un viaje por París, Turín, Roma (donde obtuvo documentos importantes para su historia y una dispensa eclesiástica para leer libros prohibidos), Nápoles, Venecia, Viena, Alemania y Países Bajos, donde escribiría un diario de viaje. Aprovechó si estancia en París de casi un año para seguir conferencias y cursillos científicos de química y de física, donde renovó su interés por las ciencias, a las que se dedicó intensamente.

En 1784 abandona Madrid y vuelve a Las Palmas, de donde no se mueve hasta su muerte, el 21 de febrero de 1813. Sus restos fueron trasladados a La Catedral de Canarias en 1860. El Gobierno de Canarias celebró, en los Realejos, el 21 de febrero de 2006, día de su muerte, y coincidiendo con el 275 aniversario de su nacimiento, el primer Día de las Letras Canarias, con la intención de institucionalizarlo y celebrarse todos los años, y como homenaje a uno de los principales autores de la literatura canaria.

Obras Compuso poemas satíricos, didácticos típicamente ilustrados sobre las ciencias experimentales ( Las cuatro partes del día), sobre botánica y sobre meteorología. Su obra maestra como historiador la constituyen sus Noticias de la Historia General de las Islas Canarias. Pasó por el teatro con una tragedia neoclásica ( La vida de Santa Genoveva) y la narrativa (La vida del noticioso Jorge Sargo), pero no debieron de satisfacerle pues no siguió por ese camino.