ORACIÓN DEL EDUCADOR SALESIANO Señor, soy uno de aquellos que contemplando la vida escondida de la juventud de tu Hijo, vive la alegría de acompañar a los jóvenes, y sueña con integrarlos a la tarea de construir tu Reino.
Ya sé que el sueño del joven en su pureza, es parte de tu sueño de amor. No quiero rezar por mí, sino por ellas, que, en su lucha y su búsqueda, necesitan de alguien que les indique el camino
Que las jóvenes encuentren en mí aunque no lo sepan, la alianza que he realizado con ellas-. Que sea fiel a esta alianza, como tú fuiste fiel en los altos y bajos del camino de tu pueblo y de tu misión.
Señor, tú eres para nosotros un Emmanuel: el Dios que camina a nuestro lado y se pone de nuestra parte. concédenos la gracia de percibir los clamores que brotan del corazón de nuestras niñas y jóvenes, y de ser signo de tu presencia entre ellas. Una presencia que anima y acompaña
Enséñanos a escuchar, para que sepamos discernir entre el bien y el mal; el mejor bien posible para ellas. Tú que dijiste a Moisés que estabas con él, concédenos vivir en cercanía a cada niña y joven que nos has confiado.
Como tu Hijo es camino, haz de nosotros camino abierto, comprometido y seguro, que seamos imagen de Jesús de Nazaret. Concédenos un corazón eucarístico y mariano, capaz de una donación sin límites: transforma nuestras debilidades e inseguridades.
Que tengamos un corazón de pastor que se alegra viendo crecer a la niña y al joven. Que busca a la descarriada y cuando la encuentra cura sus heridas, se compadece y se compromete en restituirle la vida.
Señor, que no huya de la urgencia de ser profeta que anuncia la verdad, denuncia con valentía la injusticia y la falsedad y se esfuerza por dar testimonio de vida Que sepa dejar crecer en mí la sabiduría que descubro en tu corazón de Padre.
Que el ministerio del acompañamiento sea para mi una oportunidad para crecer , ayudar a crecer y llevar siempre al encuentro contigo.
Derrama, Señor, tu bendición sobre todos los educadores salesianos: que su trabajo sea opción de vida, y que el joven, sea para todos, fuente de eternos desafíos.
Dame la sabiduría necesaria para animar la vida que brota de la sinceridad juvenil; que tu gracia esté siempre conmigo y sepa yo hacer tu voluntad.
¡San Juan Bosco y Santa María Mazzarello, rueguen por nosotros! AMEN