Trabajo doméstico remunerado (TDR) en América Latina: deudas de igualdad Avances y desafíos para la ratificación e implementación del Convenio núm. 189 en América Latina  México, 11 al 15 diciembre 2017 Francisca Miranda Arenas Especialista de Asuntos de Género

l. Estrategia de Montevideo La Agenda Regional de Género es la guía para alcanzar el desarrollo sostenible desde la perspectiva de la igualdad de género, los derechos y la autonomía de las mujeres. La Agenda Regional de Género es la guía para alcanzar el desarrollo sostenible desde la perspectiva de la igualdad de género, los derechos y la autonomía de las mujeres. l. Estrategia de Montevideo Instrumento político-técnico para la plena implementación de la Agenda Regional de Género en sinergia con la Agenda 2030 Reconoce el liderazgo de los Mecanismos para el Adelanto de las Mujeres, compromete a toda la estructura estatal y promueve la participación de la sociedad civil

América Latina enfrenta 4 nudos para alcanzar la igualdad de género al 2030 Desigualdad socioeconómica y persistencia de la pobreza en el marco de un crecimiento excluyente Patrones culturales patriarcales, discriminatorios y violentos y predominio de la cultura del privilegio División sexual del trabajo e injusta organización social del cuidado Concentración del poder y relaciones de jerarquía en el ámbito público Nudos estructurales En últimas décadas: Avances en marcos normativos y legislaciones para la igualdad de género y la garantía de los derechos de las mujeres Implementación de procesos de transversalización de género en el Estado Puesta en marcha de sistemas de información y seguimiento de las políticas públicas No obstante, persistencia de: Brechas de implementación Índices elevados de violencia y feminicidios Barreras para la participación política y laboral Sobrecarga de trabajo de cuidados Estrategia de Montevideo (2016): “la superación de la desigualdad y la pobreza, la transformación de los patrones culturales patriarcales discriminatorios y violentos y de la cultura del privilegio, la superación de la división sexual del trabajo, y la consolidación de la democracia paritaria son cuatro carreteras sustantivas para alcanzar la igualdad de género y transitar hacia patrones de desarrollo basados en los derechos humanos y la autonomía de las mujeres” La Estrategia de Montevideo busca erosionar estos nudos estructurales, evitar retrocesos y avanzar hacia la igualdad sustantiva

Estrategia de Montevideo Ejes de implementación Marco normativo Institucionalidad Participación Construcción y fortalecimiento de capacidades Financiamiento Comunicación Tecnología Cooperación Sistemas de información Monitoreo, evaluación y rendición de cuentas Los gobiernos de América Latina y el Caribe se comprometieron a implementar 74 medidas correspondientes a diez ejes prioritarios: 1. Marco normativo, 2. Institucionalidad, 3. Participación, 4. Construcción y fortalecimiento de capacidades, 5. Financiamiento, 6. Comunicación, 7. Tecnología, 8. Cooperación, 9. Sistemas de información y 10. Monitoreo, evaluación y rendición de cuentas Las medidas requieren de la participación activa de los ministerios sectoriales, las entidades de planificación y presupuestación, los organismos descentralizados, los Parlamentos y el Poder Judicial, entre otros actores gubernamentales. Por esta razón, fue muy importante la participación de 28 ministras y autoridades de los mecanismos para el adelanto de las mujeres, más de 10 ministros y altas autoridades de Hacienda, Industria, Planificación, Comercio, Trabajo, Agricultura, Cultura, Educación y Desarrollo Social, 3 representantes de alto nivel del Poder Legislativo, y 4 parlamentarias en la XIII Conferencia Regional sobre la Mujer. Las medidas están interrelacionadas y su puesta en marcha contribuye a crear las condiciones estructurales para la implementación de políticas públicas de igualdad y garantía de derechos de las mujeres en el marco del desarrollo sostenible.

La Estrategia de Montevideo: herramienta para avanzar hacia politicas transformadoras y de igualdad para el trabajo doméstico remunerado Marco Normativo : la CEPAL insta a los Estados a ratificar o adherirse a los convenios de la OIT en materia de igualdad de género y trabajo decente para las trabajadoras y los trabajadores domésticos. Institucionalidad : Promover políticas multidimensionales e integrales de igualdad de género, asegurar procesos de transversalización de la igualdad de género en el Estado. Llama a los gobiernos a dar respuesta a las demandas de receptores y proveedores de cuidado, considerando el rol garante del Estado en la organización social del cuidado. Participación : Contribución activa del movimiento feminista y de mujeres, y de las organizaciones de las trabajadoras domésticas en los debates y compromisos asumidos a través de la Agenda Regional de Género. Construcción y fortalecimiento de capacidades : capacitación, intercambio de experiencias, transferencia de conocimientos y asistencia técnica a nivel nacional, regional e internacional en materia del TDR.

Financiamiento : compromisos estatales que abordan los derechos económicos y sociales y en particular el derecho a la seguridad social y el acceso justo de las trabajadoras domésticas a los sistemas de pensiones. Comunicación: campañas y acciones comunicativas orientadas a la difusión de la normativa, la institucionalidad, las estadísticas y la información sobre el TDR: Panorama social 2013, Panorama social 2016, próximo estudio sobre TDR de la DAG , CEPAL. Sistemas de información : Establecer y fortalecer los sistemas estadísticos nacionales con enfoque de género; asegurar la desagregación y difusión de la información por sexo de las problemáticas vinculadas al TDR. Monitoreo, evaluación y rendición de cuentas : Promover la coordinación interinstitucional de los mecanismos para el adelanto de las mujeres, las instituciones nacionales de derechos humanos y el Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará (MESECVI) y del Protocolo de San Salvador para asegurar la complementariedad y no duplicación en el monitoreo y la evaluación de las políticas de igualdad de género y derechos de las mujeres.

El perfil tradicional de las trabajadoras domésticas ha cambiado a través del tiempo Hasta hace algunas décadas, la mayoría de las trabajadoras domésticas eran jóvenes de zonas rurales que migraban a la ciudad en busca de mejores oportunidades. Provenían de hogares muy pobres y una alta proporción era analfabeta o con escolaridad muy baja. La gran mayoría se ocupaba como trabajadora puertas adentro y se retiraban de la fuerza de trabajo al constituir su propia familia (OIT, 2012). En el presente, el trabajo que se desempeña establemente para una familia y regresando a diario a su hogar -sin pernoctar en la vivienda de su empleador - ha pasado a ser la modalidad más frecuente en América Latina. Además, principalmente en ciudades de mayor tamaño, ha aumentado el número de trabajadoras que prestan funciones en diferentes hogares, por día o por hora, en ciertos casos en tareas con un mayor nivel de especialización (CEPAL, 2012) . El TDR es reflejo de las desigualdades étnico-raciales de la región, en cuanto está asociado a una importante presencia de mujeres que pertenecen a comunidades históricamente desaventajadas, como grupos pertenecientes a minorías étnicas o inmigrantes. se trata de una ocupación con presencia de mujeres adultas cercanas a los 40 años, que se desempeñan en la modalidad puertas afuera o trabajos por hora. las trabajadoras domésticas están sobrerrepresentadas entre las mujeres que conviven con menores en edad preescolar en sus hogares y con otras personas potencialmente demandantes de cuidados como los adultos mayores y las personas con discapacidad o enfermas (el 61% convive con una o más personas que requieren cuidados)

El TDR desde un enfoque de género, de inter- seccionalidad y de derechos El TDR es reflejo de las desigualdades étnico-raciales de la región. Está asociado a una importante presencia de mujeres pertenecientes a minorías étnicas o inmigrantes.: 23% de las mujeres migrantes que circulan en América Latina se insertan laboralmente en el sector del trabajo doméstico (9 países, ronda censal del 2010). Hay una sobrerrepresentación de mujeres afrodescendientes (en particular en Uruguay Brasil, Ecuador). EL TDR es reflejo de las desigualdades socio económicas de la región : En promedio, un 22.5% de las trabajadoras domésticas viven en hogares con ingresos por debajo de la línea de la pobreza, cifra superior al porcentaje de la población femenina ocupada que vive en hogares pobres (17.3%). Las trabajadoras domésticas son mayormente mujeres adultas con necesidades de cuidado : mujeres adultas cercanas a los 40 años (modalidad puertas afuera o trabajos por hora). Según CEPAL el 61% convive con una o más personas que requieren cuidados (menores en edad preescolar, personas potencialmente demandantes de cuidados como los adultos mayores y las personas con discapacidad o enfermas). El TDR es reflejo de las desigualdades étnico-raciales de la región, en cuanto está asociado a una importante presencia de mujeres que pertenecen a comunidades históricamente desaventajadas, como grupos pertenecientes a minorías étnicas o inmigrantes. se trata de una ocupación con presencia de mujeres adultas cercanas a los 40 años, que se desempeñan en la modalidad puertas afuera o trabajos por hora. las trabajadoras domésticas están sobrerrepresentadas entre las mujeres que conviven con menores en edad preescolar en sus hogares y con otras personas potencialmente demandantes de cuidados como los adultos mayores y las personas con discapacidad o enfermas (el 61% convive con una o más personas que requieren cuidados)

El TDR desde un enfoque de género, de inter- seccionalidad y de derechos Las trabajadoras domésticas son cuidadoras por partida doble : Buena parte de las trabajadoras domésticas se encuentra presionada en su dedicación al trabajo: por un lado, soporta largas jornadas laborales y de desplazamientos y, por otro lado, enfrenta continuas demandas para atender a familiares. La inclusión del empleo doméstico en la seguridad social: una deuda histórica En América Latina el 10,7% de las mujeres ocupadas lo está en el servicio doméstico : sólo el 3% de estas trabajadoras domésticas remuneradas está afiliada a un sistema previsional, lo que quiere decir que el 97% de las mismas está excluída.  [ El TDR es reflejo de las desigualdades étnico-raciales de la región, en cuanto está asociado a una importante presencia de mujeres que pertenecen a comunidades históricamente desaventajadas, como grupos pertenecientes a minorías étnicas o inmigrantes. se trata de una ocupación con presencia de mujeres adultas cercanas a los 40 años, que se desempeñan en la modalidad puertas afuera o trabajos por hora. las trabajadoras domésticas están sobrerrepresentadas entre las mujeres que conviven con menores en edad preescolar en sus hogares y con otras personas potencialmente demandantes de cuidados como los adultos mayores y las personas con discapacidad o enfermas (el 61% convive con una o más personas que requieren cuidados)

Recomendaciones para políticas Revisar normas discriminatorias para el TDR : Igualar los derechos del trabajo doméstico asalariado en los países donde aún está excluido y ratificar el Convenio 189 de la OIT. Procesos de control administrativo e inspección de las condiciones en que se desarrolla el trabajo domestico (en particular régimen puertas adentro). Desarrollar medidas especiales para garantizar el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de las trabajadoras domésticas (políticas de protección de la maternidad y de conciliación entre trabajo y familia ). Promover la organización en el sector doméstico, tanto en lo relacionado a la representación sindical como en capacidades de negociación colectiva. Trabajadoras domésticas víctimas de violencia y maltrato : prevención, provisión de servicios, reparación, estructuras de acompañamiento jurídico y psicológico. Adaptar normativas tanto internacionales como estatales a las problemáticas de las trabajadoras domésticas migrantes

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