CATEQUESIS DE LA ORACIÓN 9- Don y tarea Por favor no toques el ratón
La oración es una experiencia personal, común a la humanidad de todos los tiempos.
La oración es una experiencia personal, común a la humanidad de todos los tiempos.
La oración es DON El hombre puede orar porque Dios le da la posibilidad de hacerlo. Pero también es tarea, pues el don debe ser cultivado con rigor y disciplina.
Vivida como don, la oración subraya la iniciativa de Dios Como tarea, recalca la parte del hombre, su respuesta libre a quien le dirige una palabra de elección, vocación y misión.
El orante debe buscar ante todo la voluntad del Padre, como lo hiciera Jesús
para colaborar en la obra divina de acuerdo con la gracia recibida. El cumplimiento de la voluntad de Dios, exige de la persona, una entrega y apertura incondicionales, para colaborar en la obra divina de acuerdo con la gracia recibida.
Dios es cercanía y lejanía, trascendencia y presencia. El Dios «escondido» no deja de manifestarse a los hombres.
Es preciso abrazar esta paradoja en la plegaria: cercanía y lejanía, contribuyen a recalcar la originalidad del Dios peregrino.
Del Dios que camina con su pueblo Es preciso abrazar esta paradoja en la plegaria: cercanía y lejanía, contribuyen a recalcar la originalidad del Dios peregrino. Del Dios que camina con su pueblo
Dios, que sale en busca de los suyos y viaja en su compañía.
La oración se convierte en un diálogo ininterrumpido con el Dios de la promesa y de la alianza.
Diálogo que enriquece a los hombres y hace posible la comunicación del Señor con la humanidad.
Esta conversación nacerá, en ocasiones, de la admiración ante las maravillas divinas,
Pero, con mayor frecuencia de la oscuridad y desconcierto ante los tiempos y caminos del Señor
Pero, con mayor frecuencia de la oscuridad y desconcierto ante los tiempos y caminos del Señor
Textos: Hoja parroquial San León Magno, Madrid http://www.granosdemaiz.com