INSTRUCCIONES DE LOS ESPÍRITUS
Sensibilizar a los participantes en cuanto a la responsabilidad de todos nosotros para con los huérfanos, estimulándolos a reconocerlos como hermanos con pruebas difíciles, necesitados de nuestro amparo y amor.
Los huérfanos 18. Hermanos míos, amad a los huérfanos. Si supieseis cuán triste es estar solo y abandonado, ¡sobre todo durante la infancia! Dios permite que haya huérfanos para estimularnos a que nos pongamos en el lugar de sus padres. ¡Qué divina caridad es ayudar a una pobre criatura abandonada, evitar que padezca hambre y frío, y orientar su alma para que no se pierda en el vicio! Quien tiende la mano a un niño desamparado es grato a Dios, porque comprende y practica su ley. Evaluad también que, muchas veces, el niño al que socorréis es alguien a quien quisisteis en otra encarnación. No obstante, si pudieseis recordarlo, ese socorro ya no sería caridad sino un deber. Así pues, amigos míos, cada ser que padece es vuestro hermano y tiene derecho a vuestra caridad, aunque no a esa caridad que hace daño al corazón, a esa limosna que quema la mano donde cae, porque a menudo vuestros óbolos tienen sabor amargo. ¡Cuántas veces serían rechazados, si no fuera porque la enfermedad y la indigencia los están esperando en el desván donde se guarecen!
Dad con delicadeza, sumad a lo que dais el beneficio más precioso de todos: una palabra bondadosa, una caricia, una sonrisa amigable. Evitad ese tono protector que equivale a revolver un cuchillo en el corazón que sangra, y considerad que al hacer el bien estáis trabajando por vosotros mismos y por los demás. (Un Espíritu familiar. París, 1860.)
1.- ¿Qué significa ser huérfano?
R: Huérfano es aquél que perdió el padre o la madre, o ambos, necesitando, por tanto, de protección y cuidados de los adultos, para desarrollarse. Muchas veces, entre tanto, encontramos huérfanos de padres vivos, los cuales no actúan con responsabilidad en el cuidado del hijo.
2.- ¿Por qué permite Dios que haya huérfanos?
R: Para ofrecer a aquellos que encarnan en esta condición y a los que les están vinculados, oportunidad de: • Ejercitar la fraternidad. • Rescatar débitos adquiridos en reencarnaciones anteriores. • Enfrentar pruebas, para ejercitar la humildad y otras virtudes. • Servir de auxilio en la prueba de padres impedidos de poderlos cuidar. “Dios permite que haya huérfanos para que les sirvamos de padres” “A Dios le agrada quien extiende la mano a un niño abandonado, porque comprende y practica su ley”.
3.- ¿Cómo debemos proceder para con los huérfanos?
R: Debemos ampararlos en la medida de nuestras posibilidades, visitarlos y asistirlos con amor, bienes materiales, palabras y gestos de confort, adopción, etc. “Todo sufriente es vuestro hermano y tiene derecho a vuestra caridad”. “Dad delicadamente, unid al beneficio que hicierais el más precioso de todos los beneficios: el de una buena palabra, una caricia, una sonrisa amistosa”.
4.- ¿Cuál es el papel de los huérfanos?
R: Los huérfanos existen con el objetivo de suplir la falta de los padres, en el atendimiento a las necesidades básicas de los huérfanos. Para eso, es fundamental nuestra participación, a través del apoyo material y espiritual. Ya que no somos capaces de acoger huérfanos en nuestro hogar, por lo menos auxiliemos a las instituciones que así lo hacen.
5.- ¿Pueden, muchas veces, los huérfanos estar unidos a nuestra vida?
R: Sí. Muchas veces son entes queridos de vidas pasadas que vienen a buscar nuestro apoyo para sus pruebas. “ponderar, también que muchas veces el niño que socorremos os fue querido en otra encarnación.” Si lo reconociésemos, nuestra acción perdería el mérito.
6.- ¿Cómo debe ser la forma por la cual ayudamos a los huérfanos?
Mejor lo hace quien lo hace con alegría. R: Ayudándolos con buena voluntad, porque con mala voluntad y por obligación disminuye el mérito de nuestra acción. Mejor lo hace quien lo hace con alegría.
La orfandad es una de las más difíciles pruebas por las que pasa el espíritu encarnado. Es, también, un desafío a nuestra solidaridad cristiana. Ampara al huérfano es un acto que agrada a Dios y, por tanto, eleva espiritualmente a quien lo practica.
Todos es manifestación de Dios. Dios está en todas partes: en nuestro interior y en el interior de todas las personas que viven en nuestros ambientes, buenas o malas. Todo viene de Dios. Todos es manifestación de Dios. También lo que nos parece malo o equivocado puede convertirse el día de mañana en un bien. Nuestros sufrimientos provienen del desconocimiento de esta verdad fundamental.: Dios, que está en todas las cosas, dirige todos los acontecimientos. 81