A vosotros, cuando la aurora nace en vuestras vidas y en la mía se tiende la oscuridad. A vosotros.

Hoy, cuando plácidamente contemplo el final de mi camino y evoco mi pasado, a ti María y a ti Luís, os trasmito el legado que un día recibí.

-Amad al mundo, y con él amaos a vosotros mismos.

-Honrad a vuestro padre y no menospreciéis los desvelos de vuestra madre.

-Sed sinceros y amables entre vosotros. Ofreced vuestra hospitalidad al extranjero y al peregrino. Acoged al caminante.

-Sed humildes, y vuestra humildad practicarla a diario, haciendo que vuestras palabras sean gratas mientras inclináis la cabeza, vuestros ojos miran al suelo y vuestro corazón se eleva hacia lo alto.

-Dejad en vuestra modestia que cualquier hombre sea mayor que vosotros. Admirad a los sabios, y si vuestra sabiduría fuese mayor que la de ellos ocultarla con humildad.

-No humilléis al hombre, vuestro hermano, ni le envidiéis, ni le odiéis. Pero si el inicuo invade vuestra esencia arrojadlo a latigazos y no convirtáis vuestra casa en cueva de iniquidad.

-No confiéis en la flaqueza del apoyo humano, y no pongáis en el oro todas vuestras esperanzas.

-Levantaos cada mañana alegres y confiados, como el despertar jubiloso de los pájaros que cantan la grandeza del Señor.

-No os esclavice la bebida, ni os dejéis subyugar por el deseo insaciable de comer. Seréis gratos a los ojos de Dios si no ansiáis la gloria, el poder o las riquezas.

-No seáis arrogantes, sino sencillos como el polvo del camino al que todos hollamos. No seáis codiciosos, ni os ofusque la malsana ambición. No consideréis asunto baladí tener un sólo enemigo; en él irá vuestra perdición.

-Buscad un amigo fiel, y no lo perdáis. Manteneos firmes en vuestro camino, no volváis la cabeza a un lado u otro, ni miréis atrás

- No digáis falsedades y moderad vuestra fantasía. Consolad a los dolientes y sed celosos y altruistas con quién más lo necesita.

-Sed leales con los hombres. No levantéis la mano contra el prójimo. No calumniéis, ni vertáis falso testimonio contra nadie. No habléis con insolencia y no alcéis la frente rechazando el temor del Cielo.

-Venerad a los viejos y rendid vuestra admiración y amor a los niños. Quered aquello que quiere el Creador.

-No uséis el nombre de Dios, en vano.

-Y si queréis salvar vuestras vidas aplicaros el versículo que abarca toda sabiduría: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tus fuerzas.

Y ahora, a la orilla del apacible mar de mis nostalgias musito una súplica callada con encendidas palabras: ¡Señor apiádate de mi vida y de mi alma, apiádate de mi ser y mi razón! Ahora.

Carta a mis nietos. Pedro Martínez Borrego. Imágenes: Internet. Tema musical: Conquest of Paradise - Vangelis. Málaga - España: 20 agosto 2012.