LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA, UNA INVITACIÓN A LA CONVERSIÓN TERCER DÍA LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA, UNA INVITACIÓN A LA CONVERSIÓN Objetivo: Descubrir que en la Celebración Eucarística, Dios nos muestra el camino a la santidad para que, participando en ella de manera activa y consciente, podamos fortalecernos viviendo una conversión continua.

CONTEMPLEMOS LA PALABRA

La Eucaristía, camino de santidad Desde el día de nuestro Bautismo, todos los cristianos, de cualquier estado o condición, estamos llamados cada uno por nuestro propio camino, a la perfección de la santidad (Cfr. CEC 825). “Di a toda la comunidad de los israelitas: Sean santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo” (Lv 19,2). “Ustedes sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto” (Mt 5,48).

La santidad es la búsqueda de la perfección, es identificarnos como hijos de Dios, siendo sus instrumentos, teniendo como única ley el amor El medio más excelente para alcanzar la santidad es la vivencia de la caridad fortalecida en la Sagrada Eucaristía

Dios realizó el sagrado intercambio: asumió lo que era nuestro, para que nosotros pudiéramos recibir lo que era suyo, ser semejantes a Dios. En la Eucaristía tenemos a Jesús en su sacrificio redentor y en su resurrección, tenemos el don del Espíritu Santo, así como también la obediencia y el amor al Padre. La adoración del Santísimo Sacramento se convierte en fuente inagotable de santidad

Nuestra respuesta de fe con una participación activa y consciente El Concilio Vaticano II nos pide no asistir a este misterio de fe como extraños y mudos espectadores, sino que participemos consciente, piadosa y activamente, dejándonos instruir por la palabra de Dios y fortaleciéndonos en la mesa del Cuerpo del Señor, le demos gracias, ofreciéndonos junto con la Hostia Inmaculada y así, nos perfeccionemos día a día por Cristo en la unión con Dios y entre nosotros, para que, finalmente, Él sea todo en todos” (Cfr. SC 48).

Haremos un breve recorrido de la Celebración Eucarística Preparación al Banquete Divino Liturgia de la Palabra Ritos iniciales Liturgia de la Eucaristía Rito de conclusión

Jesús en la Eucaristía nos fortalece para una conversión continua “…El plazo se ha cumplido. El reino de Dios está llegando. Conviértanse y crean en el evangelio” (Mc 1, 15). La conversión continua podemos experimentarla con la ayuda del Espíritu Santo y la fortaleza que nos da Jesús en la Eucaristía, para que nos impulsemos a llevar el amor de Dios a la sociedad

Para que haya una fructuosa participación en la Celebración Eucarística es importante que cada uno tengamos un espíritu de conversión continua. No puede haber una participación activa cuando se asiste de manera superficial y sin examinar la propia vida (Cfr. SC 55).

CONFRONTEMOS DESDE LA FE

¿Soy consciente de que yo N.___________ estoy llamado a la santidad? ¿Reconozco que la Eucaristía en la que participamos como Iglesia es un medio para ser santo? ¿Cómo ha sido mi participación en la Santa Misa: he estado atento a lo que ahí se vive o por el contrario, asisto por obligación y con apatía? ¿Vivo permanentemente como hijo de Dios esforzándome por hacer mío el mandamiento del amor?

NOS ENCONTRAMOS CON DIOS EN LA ORACIÓN

Hombres: Te adoramos, Jesús Eucaristía, que estás presente bajo las especies del pan y del vino. Mujeres: Aunque no podamos verte, podemos escucharte y sentir el deseo de estar en tu divina presencia para dejarnos transformar por Ti. Hombres: Queremos ofrendarte nuestra vida entera a fin de que nos permitas ser uno solo Contigo para lograr nuestra santificación. Mujeres: Envía tu Santo Espíritu para que seamos capaces de participar de una manera plena, consciente y activa en cada una de las celebraciones Eucarísticas

Hombres: Infunde en nosotros el ardiente deseo de escuchar tu Palabra y alimentarnos de tu presencia Sacramental Mujeres: Fortalécenos en cada Eucaristía para vivir en una continua conversión, renunciando a nuestro egoísmo y disponiéndonos al servicio de los demás. Todos: Gracias por acompañar nuestra vida con tu presencia Eucarística, ayúdanos a descubrir nuestras propias debilidades y pecados para que con tu gracia, podamos tener una conversión continua que nos lleve a vivir la santidad. Amén.

NOS COMPROMETEMOS

Elaboremos tres compromisos que queramos asumir para ir logrando nuestra conversión de corazón, pidiendo al Espíritu Santo nos asista en cada momento.