“Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra” (Filipenses 2:9, 10).

Cristo todavía está obrando para garantizar el proceso del juicio y prepararse para el reino de Dios en nuestro corazón.

SACRIFICIO SUPREMO ¿Por qué era necesaria la muerte de Cristo? “Y diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día”(Juan 14:9). ¿Por qué era necesaria la muerte de Cristo? Después de la caída del hombre, Dios instituyó el sistema de sacrificios para que fueran un recordatorio perpetuo de su pecado y una confesión de fe en el Redentor prometido. Sin embargo estos sacrificios no eran la solución para el pecado. La solución para el problema del pecado no estaba en esos sacrificios, sino en lo que ellos señalaban, el sacrificio supremo de Cristo en la cruz para salvarnos, que fue hecho de una vez por todas (Hebreos 7:27). Nuestro Salvador tenía que morir porque era la única forma en que nuestros pecados podían ser perdonados. Si la pena por nuestros pecados no hubiera sido pagada en alguna forma, todos estaríamos condenados a la muerte eterna. Jesús, quien vivió una vida perfecta como el inmaculado Cordero de Dios, murió en lugar nuestro; de hecho, su sacrificio era lo único que podía librarnos de la pena de muerte. Jesús murió en lugar nuestro para que tuviéramos la oportunidad de vivir con él para siempre. PIENSA: ¿Qué podemos hacer, como seres humanos, ante este tipo de amor?

EL CORDERO DE DIOS " El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” (Juan 1:29). ¿Qué tan importante es que a Jesús se le considere el Cordero de Dios, para entender el plan de salvación? El sacrificio de corderos jugaba un papel muy importante en la vida religiosa judía y su sistema sacrificial. Cuando Juan el Bautista se refirió a Jesús como “El Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” (Juan 1:29), los judíos que lo oyeron pudieron haber pensado inmediatamente en cualquiera de los muchos sacrificios importantes. Habiendo celebrado hasta entonces la fiesta de la Pascua cada año, el primer pensamiento pudo haber sido el sacrificio del Cordero de la Pascua. Como ya lo vimos en la lección pasada, también el Cordero de Dios inmolado, es el título que se le da a Cristo en el Apocalipsis, donde es mencionado 32 veces, y es a través de su sangre que los fieles tienen sus vestiduras lavadas, una imagen de sus pecados perdonados y de que han alcanzado la salvación mediante su sacrificio. PIENSA: Para salvar a la humanidad, el gran Dios del universo se identificó con la víctima más vulnerable, el cordero.

NUESTRO SUMO SACERDOTE “Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos” (Hebreos 7:26). ¿Por qué se le presenta a Jesús además del Cordero, como nuestro Sumo Sacerdote? La carta a los Hebreos presenta a Jesús como nuestro Sumo Sacerdote. Los sacerdotes del antiguo Israel eran sólo la sombra de Cristo, eran imperfectos y pecadores (Hebreos 7:28). Los sacerdotes ofrecían los sacrificios, primero por sus propios pecados, después por los del pueblo (Hebreos 7:27). Con Cristo es diferente. Él no necesita un sacrificio en favor de él. En verdad, Él es el sacrificio por todos nosotros. Cristo es el verdadero sacrificio y también es el verdadero Sumo Sacerdote, y ejerce su ministerio en el "verdadero tabernáculo que el Señor ha erigido, no el hombre" (Hebreos 8:2), donde obtuvo para nosotros "eterna redención" (Hebreos 9:12). El hecho de que el sacerdocio divino, situado en el cielo, esté en manos del eterno Hijo de Dios tiene un tremendo significado. Significa que ahora tenemos acceso directo a Dios y no necesitamos ofrecer sacrificios. PIENSA: ¿Qué esperanza nos ofrece esto con respecto a lo que Cristo está haciendo por nosotros en el Santuario Celestial?

NUESTRO INTERCESOR "Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios" (Hebreos 9:24). ¿Qué dice este versículo que incluye la obra de Cristo? Otras de las funciones de Cristo en el Santuario Celestial es la de interceder por nosotros. Es interesante que, al describir a Cristo como el siervo sufriente, Isaías afirma que, además de llevar sobre sí el pecado de muchos, Cristo también intercedió por los transgresores (Isaías 53:12). Juan nos aconseja no pecar, pero "si, sin embargo, alguien pecare, tenemos Abogado junto al Padre, Jesucristo, el Justo” (1 Juan 2: 1). Pablo afirma que Cristo está a la derecha de Dios y también intercede por nosotros (Romanos 8:34). La carta a los Hebreos afirma que Cristo puede "Salvar totalmente los que por Él se llegan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos" (Hebreos 7:25). A pesar de ser salvos por Cristo, todavía luchamos contra el pecado, todavía caímos, todavía sufrimos. Pero tenemos la seguridad de que Cristo continúa intercediendo por nosotros ante el Padre. PIENSA: ¿Qué significa para ti el hecho de que Cristo no solo sea el Cordero, sino también nuestro Sumo Sacerdote e Intercesor?

EL DÍA DE LA EXPIACIÓN “Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos” (Hebreo 9:23). ¿Qué necesita ser purificado y limpiado, y por qué esto es una clara referencia al ministerio de Cristo del Día de la Expiación? Hebreos 9:23 habla de la necesidad de que "las propias cosas celestiales" fueran purificadas. Parece extraño hablar de purificación de cosas celestiales. Para entender esta cuestión, necesitamos mirar al servicio del santuario terrestre. Había un día reservado para la purificación del santuario y del pueblo. Es particularmente significativo que la profecía bíblica describa este momento especial en términos del Día de la Expiación. Así como el “Día de la Expiación” de Levítico era necesario para “todo el pueblo” (Levítico 16:33, comparar con el versículo 17), para que “todos los pecados” pudieran ser expiados (Levítico 16:34), el último Día de la Expiación es necesario para la salvación del mundo. El mensaje del Día de la Expiación es que la salvación es esencialmente un acontecimiento cósmico. La salvación no puede ocurrir a menos que haya “un cielo nuevo y una tierra nueva” (Apocalipsis 21:1) PIENSA: ¿Cómo podríamos comunicar la importante y profunda verdad del juicio a la gente de hoy?

“¡Levantemos la mirada, compañeros peregrinos “¡Levantemos la mirada, compañeros peregrinos! ¡Miremos a Cristo en el trono! Fijemos nuestra “atención en Jesús” (Hebreos 3: 1, PDT). Dejemos que él nos lleve a casa, como el pastor lleva a las ovejas perdidas (Lucas 15: 3-7). Permitamos que él lleve nuestras cargas, preocupaciones y pruebas cotidianas. “Solo Cristo puede guiarnos durante el tiempo del fin y llevarnos al cielo” (Libro Complementario: cap. 4; “Jesucristo como Rey y Sacerdote”)