MURIENDO EN NUESTRO LUGAR 7 - Viernes
Isaías 53:4-6 “Ciertamente llevó é nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados’el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”.
¿Por qué Jesús no bajó de la cruz? Porque te amó aún antes de nacer ¡Su amor fue escrito con sangre!
¡Sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecado! ¡Jesús tenía que morir!
Este perdón maravilloso que hoy recibimos, costó la vida del Hijo de Dios.
En el lugar de Barrabás Barrabás fue el único hombre que entendió plenamente lo que significa decir: “Jesús murió en mi lugar”.
¡Usted y yo debíamos morir en esa cruz! En nuestro lugar ¡Usted y yo debíamos morir en esa cruz!
Fueron nuestros pecados que clavaron a Jesús y lo mataron Fueron nuestros pecados que clavaron a Jesús y lo mataron. Pero nos amó tanto que decidió dar su vida en nuestro lugar. Era la única manera de salvarnos, la única manera de perdonarnos.
Nosotros tuvimos el coraje de clavar a Jesús en la cruz.
¿Quiénes son estos que están aquí abajo? “Estos son los miserables judíos que mataron a Jesús”
Pasó mucho tiempo hasta que entendí quién mató a Jesús. ¡Yo maté a Jesús! ¡La única manera de salvarme era muriendo!
Si no tuvieses ningún valor, Jesús ¡no habría muerto! Cuando alguien dice que usted no vale para nada, cuando se mira en el espejo y encuentra que no sirve para nada, usted tiene que mirar la cruz del Calvario. Si no tuvieses ningún valor, Jesús ¡no habría muerto!
¿Qué harás con la sangre de Jesús? ¿Será que Jesús murió en vano? ¿Qué harás con el sacrificio de Jesús? ¿Será que Jesús murió en vano?
Es el momento de abrir el corazón y decir: ¡Gracias porque diste tu vida por mí!