LA BUENA NOTICIA DEL AMOR Y LA SEXUALIDAD Dr. Pbro. Leonardo Di Carlo

Constataciones de un hecho complejo. Visiones reduccionistas y dicotómicas. La Buena Noticia sobre la sexualidad. La dificultad de la propuesta cristiana en la cultura actual.

1. CONSTATACIONES DE UN HECHO COMPLEJO La sexualidad humana es en sí mismo fenómeno complejo; inherente a la misma observamos varias dimensiones: Biológica Psicológica Espiritual Moral

Dentro de la dimensión biológica podemos constatar una secuencia: Sexo genético - cromosómico Sexo gonadal Sexo somático La dimensión psicológica de la sexualidad humana se debe adaptar al dato biológico, para ir logrando una sexualidad integrada. Lo mismo se puede afirmar de la dimensión espiritual de la sexualidad humana.

Estas dimensiones se viven inmersas en un contexto socio-cultural determinado, lo que implica un fuerte condicionamiento. Desde aquí se debe plantear la dimensión ética.

2. VISIONES REDUCCIONISTAS Y DICOTÓMICAS En la cultura contemporánea, parece notarse un el fenómeno del sobre-dimensionamiento de la corporeidad, casi negando la dimensión trascendente del ser humano. Así se llega a una visión polarizada y materialista de la corporalidad. (materialismo) Tenemos nuevamente una dicotomía, con una acentuación casi exclusiva por la ‘materialidad’ del cuerpo lo que conduce a un menosprecio del mismo.

Por otra parte, se constata una revalorización de la dimensión lúdica, gozosa, placentera que conlleva la sexualidad humana. Sin embargo, y simultáneamente, se constata una exacerbación del placer, llegando al extremo de exclusivizarlo, y convertirlo así como el único motivo del ejercicio de la sexualidad.

Caemos en una visión utilitarista de la sexualidad humana: en esta lógica, la sexualidad es para procurar el mayor placer posible. La persona del ‘otro’, se convierte así en un medio que me da placer. Y simultáneamente el ‘yo’ se convierte en un medio para procurar el placer del otro. Por estar arraigada en la persona humana, la sexualidad (el hombre, varón-mujer), jamás puede ser utilizado como un medio, sino es un fin en sí mismo.

El relativismo moral No podemos negar la influencia de este aspecto en la vivencia de la sexualidad. Es cierto que los tiempos cambian. Pero lo nuevo no es bueno por ser nuevo, ni lo antiguo es malo por ser antiguo. Es preciso hacer un cuidadoso discernimiento de las actuales circunstancias.

3. LA BUENA NOTICIA SOBRE LA SEXUALIDAD La buena noticia de la sexualidad hay que ubicarla en la lógica de una antropología unitaria. Todo ser humano, varón y mujer, es un ser sexuado, y siempre actúa como tal.

Porque su sexualidad es una dimensión de la misma persona se pueden hacer tres afirmaciones fundamentales. La sexualidad, como el hombre, es una creación de Dios, y por lo tanto ‘muy buena’. La sexualidad, como el hombre, ha sido alcanzada por el misterio del pecado. La sexualidad, como el hombre, ha sido redimida.

Cada hombre concreto tiene la posibilidad de aceptar personalmente la tarea de dejarse redimir en su sexualidad. En otras palabras, es necesario humanizar la sexualidad humana. En terminología cristiana, es necesaria la virtud de la castidad.

¿Qué entiende la Iglesia por castidad? “ Según la visión cristiana, la castidad no significa absolutamente rechazo ni menosprecio de la sexualidad humana: significa más bien energía espiritual que sabe defender el amor de los peligros del egoísmo y de la agresividad, y sabe promoverlo hacia su realización plena. ” (Juan Pablo II, F.C. 33)

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La castidad significa la integración lograda de la sexualidad en la persona, y por ello en la unidad interior del hombre en su ser corporal y espiritual. La sexualidad, (…) se hace personal y verdaderamente humana cuando está integrada en la relación de persona a persona, en el don mutuo total y temporalmente ilimitado del hombre y de la mujer. (C.I.C. 2337)

DEUS CARITAS EST. N° 5 Ante todo, que entre el amor y lo divino existe una cierta relación: el amor promete infinidad, eternidad, una realidad más grande y completamente distinta de nuestra existencia cotidiana.

Pero, al mismo tiempo, se constata que el camino para lograr esta meta no consiste simplemente en dejarse dominar por el instinto. Hace falta una purificación y maduración, que incluyen también la renuncia. Esto no es rechazar el eros ni ‘envenenarlo’, sino sanearlo para que alcance su verdadera grandeza.

4. LA DIFICULTAD DE LA PROPUESTA CRISTIANA EN LA CULTURA ACTUAL Es innegable la constatación que el mensaje cristiano sobre la sexualidad humana se encuentra con una cultura que no ayuda a captar su riqueza (dualismo; utilitarismo; relativismo). La cultura de lo ‘inmediato’, de la ausencia de todo esfuerzo para conseguir algo, juega en contra de un proceso de madurez progresivo de la sexualidad.

Los vínculos frágiles son casi una constante. Esta característica de nuestra cultura es sumamente peligrosa, porque señala la anemia espiritual y moral de las personas. Debería ser la familia en donde se aprende a vivir los compromisos con la palabra empeñada y a hacer frente a las dificultades de la convivencia.

Habría que añadir que las políticas de salud reproductiva, donde plantean una vivencia de la sexualidad ‘ya’, donde la única preocupación es cómo evitar embarazos y enfermedades, va generando una mentalidad en la población. Hay que reconocer la herencia ‘negativa’ de ciertas predicaciones que la Iglesia ha hecho en el pasado, ocasionan no pocos prejuicios hacia su mensaje.

Sin embargo, el mensaje sobre el amor y la sexualidad que la Iglesia propone es sumamente rico y exigente. Es preciso ser realistas con un tacto educativo delicado, sabiendo que es un camino sumamente lento y difícil.

Lo peor que podemos hacer es renunciar a plantear un mensaje que es realmente humanizador. Además, el planteo ético que sin lugar a dudas es exigente, termina siendo sanitariamente ventajoso.

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