“Culto eucarístico fuera de la Misa: tradición y actualidad” Curso de Formación para Adoradores D. LINO EMILIO DÍEZ VALLADARES, sss Secretariado de la C.E. de Liturgia MADRID 29/Enero/2014

Introducción La praxis de la conservación de las especies eucarísticas se remonta a los primeros tiempos de la Iglesia y en ella arraiga el desarrollo del culto eucarístico fuera de la Misa, que se manifestará en formas diversas a lo largo del tiempo en la Iglesia latina.

1. DE LA GRAN CRISIS A LA SITUACIÓN ACTUAL a. La crisis posterior al Vaticano II  Inmediatamente después del Concilio el culto eucarístico fuera de la Misa hubo de afrontar una crisis tan profunda y progresiva que, llegó a hacer pensar en su desaparición. Con el paso del tiempo, la crisis se fue atenuando y -más aún- hasta superando con renovado vigor.

b. La acción constante del Magisterio Apoyándose en la importancia esencial de la Misa, en la presencia eucarística fuera de la celebración que se sitúa en el vértice de las otras formas de presencia de Cristo, en el vínculo esencial intrínseco de la adoración con la Misa, y en otros motivos de fe, el Magisterio de la Iglesia no se ha cansado, a lo largo de la segunda mitad del pasado siglo hasta llegar a nuestros días, de inculcar la práctica del culto eucarístico con una comprensión renovada del mismo.  1965 Encíclica Mysterium fidei (Pablo VI) 1967 Instrucción Eucharisticum Mysterium (S. C. Ritos – Consilium) 1973 Ritual de la Sagrada Comunión y del culto a la Eucaristía fuera de la Misa (S.C. Culto Divino). La más autorizada y completa codificación del culto extra Misma, que -de algún modo- asciende al grado de celebración litúrgica.

1979 Instrucción Inestimabile donum (S. C. para el Culto Divino) 1980 Carta Dominicae Cenae (Juan Pablo II) 1983 Código de Derecho Canónico 1984 Ceremonial de los Obispos 1992 – 1997 Catecismo de la Iglesia Católica

2003 Carta apostólica Mane nobiscum Domine (Juan Pablo II) 2003 Encíclica Ecclesia de Eucharistia (Juan Pablo II) 2003 Carta apostólica Mane nobiscum Domine (Juan Pablo II) 2004 Instrucción Redemptionis sacramentum (S. C. para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos) 2004 Propuestas y sugerencias para el Año de la Eucaristía (S. C. para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos) 2007 Exhortación apostólica postsinodal Sacramentum caritatis (Benedicto XVI)

c. La actual recuperación del culto eucarístico Variados signos nos indican que la crisis del culto eucarístico está cediendo su lugar a una cierta recuperación que, no obstante, debemos cuidar de que se haga del modo debido.

2. EL CULTO EUCARÍSTICO FUERA DE LA MISA, HOY Se pueden individuar, en tres núcleos fundamentales, los principales elementos caracterizantes que orientan y alimentan la piedad hacia el santísimo Sacramento: Celebración, Comunión, Testimonio

Celebración,Comunión,Testimonio 2.1. La celebración de la Eucaristía, fuente del culto eucarístico.  * la centralidad de la celebración eucarística, de cuya acentuación se enriquece el mismo culto eucarístico fuera de la Misa con valores dinámicos, dando a la presencia sacramental de Cristo su verdadero significado; 2.2. La comunión, fin del culto eucarístico. * la comunión, respuesta humana al don de la Eucaristía, punto de referencia para valorar el sentido y el fin del culto eucarístico, entendida en su doble dimensión: comunión sacramental y comunión vital, solidaridad;  2.3. El testimonio, fruto del culto eucarístico. * el testimonio, con el cual, los fieles, animados por la contemplación y disponibles al compromiso de amor, expresan “en su vida lo que han recibido en la celebración eucarística por la fe y el Sacramento”.EM 13.

"La única respuesta a la Presencia permanente es una actitud de vida". 3. Conclusión La adoración eucarística no es una forma cualquiera de oración, dirigida al Señor, sino que es la actitud de oración que mejor responde a la presencia del Señor bajo las especies eucarísticas. La permanencia de esta presencia de Cristo en su Iglesia, exige de nosotros una respuesta igualmente permanente. Es evidente que no puede limitarse a ejercicios de piedad, cualesquiera que sean, ni a una mera presencia física ante el tabernáculo. "La única respuesta a la Presencia permanente es una actitud de vida".

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