El escándalo de la Navidad
no hay Navidad sin el hombre Aunque el mundo parece haberlo olvidado, nosotros celebramos –recordamos- que no hay Navidad sin el hombre
El Hijo de Dios se hizo hijo del hombre para salvar al hombre.
La Navidad nos recuerda que somos hijos y que, como hijos, somos amados.
nos saca de los caminos trillados por la sensatez del mundo Esta locura, creída, nos saca de los caminos trillados por la sensatez del mundo y nos entrega a la sabiduría del evangelio.
El mundo tiene sus reglas, que no son las del reino de Dios.
El mundo tiene sus certezas, y no son las del evangelio.
Los poderes del mundo levantan barreras que impiden a los pobres el ejercicio de su libertad
Las certezas del mundo certifican que, acoger a los pobres no es económico ni razonable ni aceptable.
Y a Dios, además de nacer hombre, que ya es perder categoría y bajar hasta el abismo… … se le ocurre nacer pobre y desvalido, negocio desastroso, intercambio asombroso.
En su locura, Dios ha querido nacer perseguido y emigrante, evidencia de que importantes para él no son los beneficios, los réditos, las cuentas.
Importante para Dios es el hombre.
Texto: Fr. Santiago Agrelo Arzobispo de Tánger Tánger, 10 de diciembre de 2017 II Domingo de Adviento Música: Ukuthula http://www.granosdemaiz.com